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alberto.morales@eluniversal.com.mx
Tras señalar que no hubo trampa en el proceso de elección del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), integrantes de la Comisión de Selección reconocieron que el método para designar a consejeros será sometido a revisión para hacerlo “perfectible”.
Edna Jaime, coordinadora de la Comisión de Selección; María Elena Morera y Sergio López Ayllón, expresaron que el objetivo es mejorar el proceso, sobre todo porque está en puerta el relevo de la consejera Jacqueline Peschard, quien en 2018 termina su periodo.
El acuerdo fue tomado el pasado 2 de mayo por la comisión y fue una decisión adoptada como parte de un mecanismo de autoevaluación, con el objetivo de revisar los mecanismos de postulación de candidaturas futuras, así como los esquemas de revisión interna de las cédulas de evaluación y el formato de deliberación y auscultación de futuros perfiles.
EL UNIVERSAL documentó que la Comisión incurrió en “trampa” en la designación de los cinco integrantes, de acuerdo con cédulas de evaluación y participantes, y que se privilegiaron “cuotas y cuates” en la elección.
En esos documentos —de los cuales este diario tiene una copia— se expone que la comisionada Mariclaire Acosta Urquidi obtuvo 207 puntos en su evaluación, mientras que otro de los aspirantes, como Gerardo Lozano Dubernard, recibió una calificación de 233 puntos y no fue seleccionado.
La calificación de Acosta Urquidi contrasta con los resultados de sus compañeros, por ejemplo, Peschard Mariscal fue la mejor evaluada, con 247 puntos, seguida por Alfonso Hernández Valdés, con 240 puntos.
López Ayllón negó que haya habido “trampa” pero aceptó que la elección de Acosta fue por criterio de cuota de género. Las cédulas de evaluación sólo fueron un criterio en la segunda etapa y las calificaciones de las entrevistas de ninguna manera fueron determinantes para elegir a los integrantes, dijo.
“Se tomaron en cuenta otros elementos como las diversidades de género, geográfica y de experiencias profesionales, entre otros elementos”, dijo.
Señaló que en la comisión están abiertos a la crítica y a los comentarios, pero “no se puede afirmar que se hizo trampa, incluso le entregamos las cédulas a Lozano Dubernard porque no tenemos nada qué ocultar. Se puede discrepar, pero de ahí a decir que hubo un sesgo, es un gran paso”.
Edna Jaime, de México Evalúa, indicó que los aspirantes sabían que las cédulas sólo eran una referencia en el proceso, porque estaba integrada en las reglas para la selección.
Morera Mitre expresó que el contador Lozano Dubernard se quejó por incluir un perfil experto en derechos humanos, cuando para los integrantes de la comisión estas garantías están completamente vinculadas al tema de impunidad y de corrupción.
Los perfiles de la segunda etapa eran idóneos, pero se tomaron en cuenta otros criterios, insistieron.