Luego de co ncluir su periodo en el Instituto Nacional Electoral (INE), el ex consejero Javier Santiago Castillo propone terminar con el desorden en su presupuestación y con inercias que “tienden a la burocratización y a mantener sus pequeños espacios de confort”.
Santiago Castillo es uno de los tres consejeros que dejaron el cargo recientemente y de su paso por el INE como presidente de la Comisión Temporal de Modernización Institucional (CTMI) —que encabezó desde 2015— heredará dos insumos principales orientados a modificar resistencias.
¿Cómo se va del INE?
Me voy tranquilo; errores, seguro los cometí, pero di mi mayor esfuerzo.
¿Qué deja la CTMI para el futuro del INE?
—Transformar una institución como el INE no es sencillo, pero hay dos logros a los que darán seguimiento la Unidad Técnica de Planeación y la Dirección Ejecutiva de Administración: el plan estratégico a 10 años y un manual para elaborar el presupuesto que se podrá usar en 2018.
¿Eso podría poner fin a las observaciones de la Contraloría General sobre el ejercicio del gasto en el INE?
—Sí.
¿Es real que 100% del presupuesto del INE al final del año termina reasignado?
—Ese es el resultado de la auditoria del contralor [Gregorio Guerrero]. El manual limitará los traspasos.
¿Evitará las compras de última hora observadas por el contralor?
—No comparto que se hagan compras de último momento, pero los consejeros no tenemos injerencia en licitaciones ni en adquisiciones. Es nuestra responsabilidad aprobar normas que eviten el desorden.
¿Existe una proyección del gasto del INE para 2018?
—Hay un aspecto cualitativo: propusimos un fondo de contingencia electoral. Hubo resistencias de Hacienda, pero creo que el INE debe ejercer su autonomía presupuestal.
¿Es indispensable por si se anulan elecciones?
—O por si debe registrar independientes con algún gasto extraordinario para ello.
¿Qué riesgos hay si no se establece?
—Eso sería especular.
¿Qué resultados dará el plan estratégico de la CTMI?
—Modernizar el instituto en 10 años con el objetivo de disminuir el costo electoral.
¿Cómo podría empatar eso con las observaciones de la Contraloría sobre la plantilla laboral y salarios?
—Dentro de los pendientes está analizar y modificar el catálogo de puestos y salarios.
Hay resistencias en el INE.
—Toda institución tiene tiende a la burocratización y a mantener espacios de confort.
¿Son excesivas las críticas?
—Hay críticas justas, como en el aspecto presupuestal.