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Un cubículo con una mesa y varias sillas le sirvió al político Javier Duarte de Ochoa para recibir a dos guatemaltecos y a un amigo o familiar mexicano que le visitaron, por separado, el jueves y el sábado anterior en Matamoros, el recinto penal insertado en un reducto de una fortificación militar en la capital guatemalteca, donde espera a que avance el proceso judicial en el que se decidirá si se le extradita o no a México.

Luego de que el ex gobernador de Veracruz rechazó por el momento, en la tarde del pasado miércoles en el Tribunal Quinto de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente, la opción de aceptar ser extraditado, la Dirección General del Sistema Penitenciario de Guatemala tiene registradas dos visitas al ex prófugo político mexicano en Matamoros.

Acusado en México de presunta delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita que habría cometido como gobernador de Veracruz, de 2010 a 2016, Duarte confesó en el tribunal que permaneció en Guatemala durante sus seis meses en fuga. El gobierno guatemalteco confirmó a este diario que despliega una intensa investigación criminal y de inteligencia civil, para identificar, ubicar y procesar a la red local que habría vendido respaldo logístico y “humano” al ahora ex prófugo y determinar su responsabilidad penal.

Mientras, el trámite para extraditar a Duarte está bajo proceso en el gobierno de México, que el viernes anterior fue oficialmente notificado por la cancillería guatemalteca de que dispone de 60 días naturales o hábiles para presentar la solicitud formal.

Después de que Duarte compareció ante la instancia judicial capitalina a la que se le remitió su caso, luego de ser detenido, en la noche del sábado 15 de abril anterior, en un apartamento de un hotel del suroccidente de Guatemala, la dirección está notificada de dos visitas de tres personas previamente acreditadas y autorizadas para reunirse con el político en Matamoros, informó el guatemalteco Rudy Esquivel, portavoz del sistema.

El vocero explicó a EL UNIVERSAL, sin dar detalles, que la primera fue el jueves cuando los abogados guatemaltecos Óscar Bazán (inicialmente se le identificó como Hassán) y Amarilis Navas, que en la tarde del martes anterior se registraron ante el tribunal como defensores de Duarte, llegaron a dialogar con su cliente, en una área separada de las celdas y “adecuada precisamente para visitas”.

“Eso fue una ‘vista jurídica’ y puede ocurrir entre lunes y domingo, como se hace con las otras 26 personas presas en Matamoros. Por ser pequeño, en ese aposento se van organizando las citas, porque pueden necesitarse varias en un mismo día para diferentes presos”, precisó Esquivel.

Pero el sábado pasado se produjo lo que el portavoz definió como “un visitante que ingresó con carácter de visita de amistad o familiar”.

Al preguntársele sobre la identidad y la nacionalidad del visitante y si se trató del mexicano Pablo Monsanto de Mora, un abogado al que Bazán describió en el tribunal como defensor de Duarte en México y al que ese órgano sólo le autorizó a ser observador del proceso en esa instancia y sin voz ni voto, Esquivel se limitó a relatar: “Fue una visita personal. Un masculino y en la mañana del sábado. Tiene permiso para volverlo a visitar el próximo sábado. No puedo revelar la duración”.

Procedimiento. De forma previa, ese visitante debió registrase en la Dirección General del Sistema, requisito que se establece también para abogados defensores, puntualizó, al informar que si otra amistad o pariente quiere visitarle, tiene que cumplir con los trámites. El día de visita puede variar.

“Cuando una o varias personas que dicen ser amigas o familiares de un preso piden permiso para visitarlo, hacemos un estudio sobre las relaciones y vínculos, una pericia previa de prevención para determinar si están diciendo la verdad o están tratando de engañar. Lo que se hace en ese estudio es para garantizar la seguridad de todos, de los sindicados, de los visitantes y de los custodios”, subrayó.

Sobre la duración de las visitas, aclaró que sin importar si es Duarte u otro prisionero, con los abogados defensores son sin límite de tiempo por apego al debido proceso. Algunas veces son rápidas y sólo para que el defendido firme un documento o atienda “inquietudes específicas”, aunque en ocasiones se pueden prolongar por una o más horas, puntualizó.

Los parientes o amistades están sujetos, entre otros aspectos, a la disponibilidad del cubículo y a si otros prisioneros también tienen programadas actividades similares.

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