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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
En el piso 11 de la Torre de Tribunales de Guatemala, al comparecer frente a un trío de jueces que resolverá si es extraditado a México, Javier Duarte de Ochoa se identificó orgulloso como “doctor en Economía y ex funcionario público”.
En el sótano de la torre, al pasar frente a una tropa encarcelada de asesinos, mareros, pandilleros juveniles, narcotraficantes, ladrones, asaltantes, estafadores y de otros elementos de la población criminal guatemalteca, a Duarte se le calificó como “basura”.
En aquel piso en las alturas escuchó un detallado recuento de los presuntos cargos de delincuencia organizada y de operaciones con recursos de procedencia ilícita que habría cometido en su gestión como gobernador de Veracruz, de 2010 a 2016.
En la llanura oyó repetidamente a una enardecida jauría que, sin poder enfrentarle cara a cara, sólo pudo acercarse a las alambradas y barrotes para recibirle y despedirle de la torre con una andanada de ataques verbales con un coro de gritos. Allí, en los dos viajes por el sótano, al entrar y al salir de la torre, aquellos peligrosos personajes de la violencia criminal de Guatemala le catalogaron como “basura”.
Duarte cumplió una primera semana de haber finalizado una fuga que inició el 14 de octubre de 2016 y, según su relato ante el trío de jueces, con seis meses escondido en Guatemala. Pero el 19 de abril de 2017, al cumplir exactamente 43 años y siete meses de edad, el “doctor en Economía y ex funcionario” vivió una tarde para el olvido.
Tras su arresto el sábado 15 de abril, solamente hubo una aparición pública del ex gobernador de Veracruz y ocurrió el miércoles 19.
Caída. La secuencia cúspide de lo que hasta ahora ha sido la estadía de Duarte en Guatemala se registro desde que, a las 12:20, descendió de una patrulla con celda en una calle de acceso a la torre, hasta casi las 16:00, cuando cayó de espaldas—engrilletado de pies y manos a la espalda— en una lámina del piso de esa jaula móvil, al retornar al vehículo policial para regresar a Matamoros.
Antes y después de la audiencia, siempre guardó silencio. En público únicamente habló en el interrogatorio del juez César García, presidente del Tribunal Quinto de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente, a cargo del caso, como cuando respondió primero sobre su identificación, las de sus parientes, domicilio y acerca de sus cargos y estudios.
Fue cuando el ex gobernador de Veracruz, de pie por orden de García, esposado y desatado momentáneamente de los pies por disposición del juez, con un chaleco antibalas, se mostró seguro y sereno tras un atribulado recorrido —rostro serio, molesto— de la calle de acceso al piso 11, con escala en el sótano y en un elevador saturado, y dijo: “Doctor en Economía y ex funcionario público”.
En un receso de la audiencia, Duarte salió de la sala con sus abogados defensores guatemaltecos —a su abogado mexicano, Pablo Monsanto de la Mora, sólo se le autorizó ser observador, sin voz ni voto— para deliberar a puertas cerradas en una oficina del mismo recinto del tribunal. En el trayecto pasó otra vez sonriente, como cuando entró a Matamoros.
De regreso, y otra vez serio, se instaló ante García y anunció la esperada noticia sobre su extradición. Allí se topó con las opciones de allanarse e insertarse en un proceso que, según el tribunal, estaría en México en un plazo “exagerado” de 10 días, u oponerse y pelear para evitar ser extraditado, por lo que siguió en un camino intermedio a esas alternativas.
Su declaración exacta fue: “En este momento no puedo allanarme, sino hasta que llegue la solicitud formal de extradición y sea evaluada por mi defensoría. Esto no quiere decir que no lo vaya a hacer, sino que me reservo ese derecho hasta que llegue la solicitud formal de extradición y una vez siendo evaluada la defensoría que está a cargo de este caso, pueda determinar el que me pueda allanar. Por lo cual, en este momento me reservo este derecho hasta que llegue la solicitud por parte del gobierno mexicano de la solicitud de extradición”.
Aparte de ordenar mantenerle en Matamoros y ejecutar otras acciones rutinarias de procedimiento, el tribunal informó sobre los acuerdos a la Secretaría de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala, que el viernes 21, a las 14:40, comunicó de lo ocurrido a la cancillería guatemalteca.
La ruta del proceso es de embajada a Cancillería, a Secretaría y a Tribunal, que deberá ponerle fecha a los siguientes pasos.