politica@eluniversal.com.mx
El año pasado EL UNIVERSAL se acercó a la diputada Paola Félix Díaz (PVEM), quien dijo que cantar en La Academia, el programa de TV Azteca, le trajo comentarios con sorna al competir políticamente. Pero no le importa, en su cabeza aún resuena “ya no me cantes cigarra, que acabe tu sonsonete, que tu canto aquí en el alma como un puñal se me mete, sabiendo que cuando cantas pregonando vas tu muerte (…)”, la canción que le permitió entrar a la versión bicentenario de ese reality show.
“Tenía 21 años, y más que cantar fui a aullar. Aullé y aullé. La verdad es que no me arrepiento”, narra en su oficina ubicada en el tercer piso del Edificio H de la Cámara de Diputados.
La legisladora que ganó la curul I-300 a través del voto ciudadano (mayoría relativa), resalta que fue uno de los momentos más divertidos de su vida, aunque, durante su campaña, esta etapa fue utilizada por sus adversarios para atacarla políticamente.
La descendiente del ex presidente Porfirio Díaz y del general Félix Díaz, expresa que en la semana que estuvo en el reality cantó como un coyote, y todo surgió después de que un amigo de la universidad la animó a entrar a las audiciones, toda vez que ella participaba en el coro de su alma mater y en el de la iglesia los domingos.
Argumenta que jamás imaginó cantar en un auditorio con alrededor de 15 mil personas, y mucho menos formar parte de uno de los programas más visto por los mexicanos, ya que considera que dichos seriales hablan de alcanzar un sueño, que es lo por lo que todos los seres humanos se levantan cada día.
La también presidenta de la Fundación 1 a 1 UNAM, encargada de trabajar en la lucha contra la trata de personas, recuerda con EL UNIVERSAL cuando quedó en el lugar 11 de 47 en la etapa final de La Academia.
“Recuerdo que le hablé a mi mamá y le dije: ‘Estoy aquí frente de las cámaras voy a entrar a La Academia”. Ella respondió: ‘Ay muchachita déjate de pendejadas y regrésate a la casa’, y yo ya no regresé a la casa, colgué la llamada. Estuve siete días, una semana”, rememora.
¿Cómo llega a La Academia?
—Un día estaba en la universidad y un amigo me dice: ‘Paola tú que cantas en el coro, estoy en TV Azteca y va a estar lo de La Academia, métete, participa. Yo respondí: ‘Cómo crees, yo no canto’, me reviró: ‘Sí cantas, además con ese dinero podrás ayudar a una asociación’. Porque todos estos programas ayudan, sabemos que todos los mexicanos los ven, así como las novelas, que no mientan. Ahorita estoy viendo la que se llama La candidata, llevo viendo un capítulo.
Los mexicanos vemos programas y eso es algo que discuto mucho, porque hay programas de mala calidad o nada beneficiosos, como las narcoseries, pero hay programas que sí impulsan la cultura, el arte, esta parte de poder competir, de buscar un sueño, yo creo que esas cosas no son malas.
Entonces me fui al casting, aullé como coyote, y de repente me vuelven a llamar y me dicen: ‘Paola vas a quedar en la final, encantaste, suenas como muy fresita’, entonces fue al siguiente casting y me dicen que ya estaba dentro de La Academia.
Yo andaba sola, mi mamá no sabía, se supone que estaba en la escuela. Después de llamar a mi mamá, me recluyeron en un cuarto y nos empezaron a escoger, yo sabía que no estaría más de una semana, primero por la universidad, segundo porque mi general iba a ir por mí [mi mamá], pero fue una gran experiencia.
Conocí a personas maravillosas, pude convivir, como con Carmelita, una amiga mía de Tlaxcala, es una niña que le tocó hasta empeñar su casa para tener dinero para los transportes, para todo. Conocí tantas historias, personas que me regañaron como Lolita Cortés; Arturo Gavito, que es un amigo desde antes de entrar, y que cuando me vio ahí me dijo: ‘Tú no cantas, ¿qué haces aquí?’, pero al final fue un sueño.
Yo soñé con estar ahí y cantar, al final siempre he buscado espacios donde pueda tener liderazgo, que no surge al imponerse a las personas sino que las personas te siguen. A mí me gusta mucho tener espacios donde pueda lucirme, en el buen sentido de la palabra. Fue la edición del bicentenario, y estuve siete días, una semana.
¿Cuántos años después llega a la Cámara de Diputados?
—Fue en 2010, siete años después, entré como diputada federal a los 27 y lo de La Academia tenía 21.
¿Volvería a cantar, a participar?
—Bueno, yo sigo cantando cuando voy a eventos a mi Distrito, en las posadas, muchos vecinos saben que estuve ahí y me piden cantar. No me arrepiento, en la campaña lo usaron mis adversarios para golpearme, y la verdad subí más el rating, porque lo usé y me funcionó, es válido. Todo mundo pasa por la adolescencia, era una chavita de 21 años y que te digan: ‘¿Quieres participar en La Academia?’, está padre.
El espectáculo de la política
¿Qué prefiere, los espectáculos o la política?
—Yo prefiero la organización civil, y puedo decir que tengo el privilegio de ser diputada federal por la organización civil, yo estuve aquí haciendo fila para que un diputado me abriera la puerta para trabajar la Ley de Trata de Personas, y saber qué se iba a hacer.
Encontré diputados valiosos del PRI, PAN y PRD que me abrieron las puertas, que me escucharon lo que estaba haciendo en trata de personas, era mucho más fácil cuando decías que venías de una fundación respaldada por la ONU, te dan más rápido el acceso que ahora de diputada.
Me acuerdo que un día dije que estaría en la Cámara de Diputados levantando la voz por todas las víctimas, niñas y mujeres que sufren esclavitud estando en el siglo XXI, donde ya no debería existir. Porque es un delito que se mezcla con el tráfico de órganos, la pornografía infantil y con la delincuencia organizada.
¿Por qué involucrarse en el tema de la trata de personas?
—Este tema me apasiona y por eso lo traigo, por él estoy aquí. Me ha tocado conocer el México real al trabajar y tratar con víctimas y no la burbuja en la que muchos políticos están, que no hacen política de corazón sino de intereses.
A los padres de familia les interesa, y ese es mi trabajo, decirles que como diputada federal puedo hacer leyes en contra de la trata de personas. Conocí jóvenes que sacan de las drogas a sus amigos a través del break dance y por ellos trabajo. Sé que suena trillado, pero los jóvenes son el futuro de nuestro país, pero muchos de los que limpian parabrisas están adentro de la trata de personas, están puestos ahí por bandas.
¿Qué detiene la aprobación de la Ley General de Trata de Personas?
—Estamos hablando que hay mucha corrupción. Yo te quiero decir que me han amenazado, tocar el tema de la trata de personas en el Congreso ha sido muy complicado. Si bien, está la Comisión Especial no es nada, porque no dictamina, es aire, es como si hubiese alguien que no quiere o deja avanzar el tema. No sé si es complicidad, si hay ceguera, pero lo que sí te quiero decir es que en otros países han agarrado a gobernadores, presidentes municipales que tienen que ver con el tema de la trata de personas.
La ley se detuvo por problemas de redacción, porque hay una laguna jurídica que permitiría que salieran de la cárcel quienes cometieron trata y eso no es posible, se tienen que hacer cambios al artículo 10 de la ley, las penas son muy bajas. Pero si no sale en el próximo periodo entonces sí habrá que preocuparse, porque entonces habría que hacerse la pregunta: ¿Quién o quiénes la están bloqueando desde el Congreso? Por eso no podemos dejar de quitarle los ojos a esta ley, hay muchos intereses y dinero de por medio.
ahc