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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
En una de las mejores vistas de la Sierra Madre Occidental, entre montañas y una cascada, el gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, tiene una cabaña en la zona que se declaró como natural protegida en 1981.
Pese a la existencia de un decreto de Parque Nacional Cascada de Basaseachi, en el municipio de Ocampo, y de la oposición de la comunidad indígena tarahumara, el gobernador compró ese predio. En su declaración 3de3, Corral Jurado dijo en mayo de 2016 que tiene sólo 300 metros cuadrados; sin embargo, los pobladores aseguran que el terreno del mandatario es de 700 metros cuadrados.
Enoé Carrasco Jordán, secretario de organización y desarrollo del Consejo Supremo de la Sierra Tarahumara, afirma que han protestado desde hace años para que el ahora gobernador de Chihuahua regrese ese predio.
“La casa de Javier Corral Jurado está en área protegida, su terreno es de 700 metros cuadrados, se la compró a Víctor Rodríguez Guajardo. Le he reclamado, pero tiene actitudes feas y ahora como gobernador se siente intocable, es una persona caprichuda y terca”, considera el representante de la región tarahumara.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Carrasco Jordán dice que la adquisición de esa cabaña fue una “ilegalidad”, “fue un despojo” porque se encuentra en una zona que formaba parte de un centro ceremonial.
“Sabemos que no vamos a poder con él, habrá cacería de brujas, mientras en la sierra hay hambre y falta medicamento. Esa cabaña es su área de descanso a sabiendas que es una ilegalidad. Mientras tanto, no se da cuenta de lo que pasa en su administración, en seguridad pública, con las comunidades indígenas, la falta de alimento, en el sector salud, el educativo”, señala.
Adelanta que en la semana estarán en el Congreso de Chihuahua para manifestarse en busca de mejores condiciones en sus comunidades, además que el 13 de abril recibirán a un grupo de representantes zapatistas que llegarán para refrendar su apoyo.
“Queremos que se salga, que entregue el terreno a los que nos pertenece, que se les indemnice y que deje el área protegida. A nombre de las comunidades indígenas queremos que nos atienda, que sea transparente y que sea un nuevo amanecer verdadero para todas las comunidades. Queremos que se acerque con nosotros”, comenta.
El lugar de la cabaña se encuentra a tres horas de la ciudad de Chihuahua, a unos 250 kilómetros de distancia, y es una de las zonas más privilegiadas en la Sierra Tarahurama que ofrece una de la mejores vistas. Se trata de un lugar turístico por excelencia.
Según los registros, en 1997 un señor de nombre Víctor Rodríguez Guajardo compró unos terrenos donde construyó un centro turístico con cabañas. Los indígenas tarahumaras denunciaron que eran predios irregulares en zonas protegidas. En 2002, cuando Corral Jurado era senador, compró parte del terreno a Rodríguez Guajardo.
Su valor, según la escritura declarada en la plataforma 3de3, es de 450 mil pesos y la utiliza para descanso o para reunirse con sus colaboradores.
Una de esas reuniones con carne asada, vino y karaoke se realizó en diciembre de 2013 con su equipo de trabajo, cuando Corral Jurado era aún senador por el PAN.
En un video difundido por el propio grupo del entonces senador y que dura 38 minutos, se observa al ahora gobernador comentar que todos los años se reúne con los que forman parte de su equipo en esa cabaña para analizar lo que se cumplió, lo que no y lo que sigue en su agenda legislativa, atención ciudadana y gestoría.
Luego andar por el camino rocoso, Corral Jurado dirige a su equipo de trabajo por un puente para llegar por último a la cascada de Basaseachi. Entre risas se toman la foto del recuerdo y su perro inseparable a un lado.
Javier Corral realiza sus reuniones al calor de la fogata de la leña extraída de la misma zona. En ese video se observa al ahora gobernador catalogar el sitio como un lugar “donde confluyen las mejores vibras”.
En ese encuentro presume los alrededores de su cabaña para que observen la naturaleza que lo rodea, es zona rarámuri. La cabaña luce libros, fotografías en las que sale Corral Jurado y algunos cuadros.
En las imágenes del encuentro con su equipo, en diciembre de 2013, se da cuenta de las actividades del día, coronado por una cena en donde el anfitrión, Corral Jurado, sirve carne asada mientras en la mesa se observa brindar con cerveza y vino para el festejo.
Después, en un espacio diferente, al calor de la chimenea, entrega algunos regalos a su equipo de trabajo y más tarde continúa la velada con música y karaoke.
En la visita que EL UNIVERSAL hizo a la zona, la bienvenida es la de una mujer que dice: “¡Pásele! Hasta el fondo del predio, la última casa es la del gobernador Javier Corral”. Se trata del complejo El Rincón, muy cerca de la cascada.
Al llegar a la última cabaña, en la ventana se aprecia una estampa con la leyenda: “Para todos Javier Corral gobernador”. En el exterior hay unas celdas solares y una banca. La cabaña se encuentra en buen estado.
Los indígenas de la Sierra Tarahumara han asegurado que la casa de Corral Jurado es un predio irregular e invade una zona que está catalogada como protegida: “Es invaluable la importancia ambiental, puesto que contribuye a controlar y mantener el equilibrio ecológico en la región”.
Aunque en la región rarámuri no todo es paraíso, han ocurrido homicidios de defensores de derechos humanos, de líderes ambientalistas que han luchado para e proteger sus tierras, hechos que no han sido esclarecidos.
El 15 de enero pasado, en Guadalupe y Calvo, fue asesinado el defensor de los derechos del pueblo rarámuri, Isidro Baldenegro López, acto que fue condenado por la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y otras organizaciones defensoras de las garantías.
El día 1 de febrero, Juan Ontiveros Ramos fue encontrado sin vida después de que él y su hermano Isidro fueran atacados un día antes por sujetos armados.
Era defensor del territorio ancestral en la zona indígena de Choréachi.
Además de la cabaña, en el Registro Público de la Propiedad del Estado también aparece otro terreno a su nombre en la ciudad de Chihuahua, en el ejido Nombre de Dios, es de una superficie de 150 mil metros cuadrados.
El gobernador de Chihuahua pagó 4 millones de pesos por ese predio en 2009, cuando era diputado federal, pero en mayo de 2016 un juez ordenó el remate del predio por un adeudo que tenía Corral Jurado con una televisora; sin embargo, en el Registro Público de aparece aún a nombre de Javier Corral.