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Después de hacer un análisis sobre lo que ocurre en Venezuela y la petición del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) para suspender a esa nación sus derechos dentro del organismo, el gobierno de México determinó que América Latina está polarizada sobre el tema, por lo que se opone a que la República Bolivariana sea suspendida.

La suspensión, argumentó, debe ser el último recurso, cuando se agotaron los canales diplomáticos.

México hace un llamado para que el gobierno de Venezuela y la oposición retomen el diálogo a través de la mesa de negociación que se instaló en 2016 y que fue liderada por algunos ex presidentes y la Santa Sede.

“La región se ha visto polarizada por este tema, pero no cabe duda que todos los miembros de la OEA queremos un hemisferio próspero y en paz, y para ello es necesario apoyar una solución para Venezuela y entre los venezolanos”, consideró el gobierno mexicano.

El pasado 14 de marzo el secretario general de la OEA, Luis Almagro, presentó un informe actualizado sobre la situación que se vive en Venezuela y en el que señaló que el presidente Nicolás Maduro viola todas y cada una de las disposiciones de la Carta Democrática Interamericana, por lo que recomendó suspender a este país sus derechos como integrante de esta asociación regional, si es que en un periodo de 30 días no se convoca a elecciones democráticas.

Tras la petición de Almagro, el gobierno de México mandó llamar a consultas a su embajadora en Venezuela, Eréndira Paz, y a su representante ante le OEA, Luis Alfonso de Alba, para hacer un análisis de la situación.

De acuerdo con fuentes diplomáticas, tras revisar lo que ocurre en Venezuela y sobre todo los apoyos en la región, México determinó que su posición es oponerse la petición de Almagro y en lugar de ello convocar a que se renueve el diálogo.

“Para los miembros de la OEA y en particular para México”, expuso la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), “la suspensión de un Estado de su participación en la organización [de Estados Americanos] es una medida de último recurso, que sólo puede aplicarse cuando se han agotado todos los medios diplomáticos.

“Numerosos países han manifestado su preocupación por la forma en que el secretario general de la OEA aborda la situación en Venezuela, pero también consideran que el proceso de diálogo nacional en ese país se encuentra estancado y que es necesario que las partes regresen a la mesa de negociación, liderada por ex presidentes y acompañada por la Santa Sede, y busquen resolver sus diferencias de manera directa”, señaló la SRE.

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