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Los fiscales estadounidenses del caso contra Joaquín El Chapo Guzmán Loera, líder del Cártel de Sinaloa, aseguran en un documento judicial al que tuvo acceso EL UNIVERSAL, que el narcotraficante no está en condiciones tan malas como asegura su defensa, puesto que cada día recibe visita de alguno de sus abogados que, en los encuentros, incluso le estarían enseñando inglés.

El documento de 42 páginas es una respuesta a la petición de la defensa de relajar las condiciones carcelarias que denunciaron hace unas semanas, en las que se quejaban de la situación de aislamiento de Guzmán Loera y de la incomunicación que sufre, lo que le habría provocado dolores de cabeza y alucinaciones sonoras.

El gobierno de Estados Unidos continúa defendiendo la excepcionalidad de las medidas de seguridad que se aplican a El Chapo, recordando el historial criminal y de escapadas, y el “sustancial riesgo” que facilitándole la comunicación con el exterior pueda ponerse en contacto con socios del Cártel de Sinaloa.

“Podría resultar en la muerte o heridas serias a personas, incluidos [los riesgos para] potenciales testimonios en este caso”, justifica la fiscalía.

La acusación federal considera que con el permiso que El Chapo Guzmán Loera tiene para el acceso y comunicación con sus letrados, le permite organizar su defensa, lo que evitaría la violación de algunas enmiendas de la Constitución.

Sobre la petición de garantizar el acceso al penal de alta seguridad metropolitano de Nueva York de Emma Coronel, la esposa de Guzmán Loera, el personal de la cárcel lo ha desestimado por “serios temas de seguridad”.

Coronel es la única familiar que ha solicitado visitar al líder del Cártel de Sinaloa. Sobre las especificaciones de la celda en la que pasa 23 horas al día, la fiscalía refuta muchas de las críticas de la defensa.

Según el informe, la celda de El Chapo es la más grande de la unidad en la que está recluido y tiene una ventana por la que pasa luz natural. Guzmán Loera tiene una radio y acceso al gimnasio, beneficios con los que no cuentan todos los reclusos.

Sobre las alucinaciones sonoras, el gobierno estadounidense asegura que no son tales y que, en todo caso, es el sonido de la radio de los guardianes del penal.

“Mientras la defensa se queja de las condiciones carcelarias, una de sus abogadas mexicanas, Silvia Delgado, dijo a la prensa que el trato al defendido [Joaquín Guzmán Loera] es mucho mejor que el que tenía en México, hasta el punto que la salud de su defendido está mejorando”, destacan las autoridades estadounidenses.

Michelle Gelernt, una de las abogadas de El Chapo Guzmán, explicó a EL UNIVERSAL que “tenemos hasta el próximo 29 de marzo para rebatir el informe de la fiscalía”.

Confirmó que la defensa tiene previsto “proveer un comentario en ese plazo”. La próxima audiencia del caso sigue programada para el 5 de mayo en la Corte del Distrito Este de Nueva York, en Brooklyn.

Cuando El Chapo Guzmán Loera estuvo preso en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 1, El Altiplano, se quejó de que no podía dormir porque en el día el pase de lista era cada hora, y en la noche cada dos, además que había un perro que ladraba mucho. También denunció que estaba incomunicado y que no recibía visitas.

Luego de ser trasladado al Cefereso 9, en Ciudad Juárez, Chihuahua, se quejó de situaciones similares.

El abogado José Refugio aseguró que su cliente era tratado de manera denigrante y humillante, lo que le ocasionó algunos problemas de salud y trastornos emocionales. Dijo que no lo dejaban dormir porque tenía la luz encendida, además de ser obligado a responder al pase de lista, y el encierro le había ocasionado trastornos emocionales, estrés y angustia.

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