El secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, llegará a Colombia a finales de este mes y se topará con dos fenómenos clave en los vínculos de su país con Washington: el acelerado incremento de los cultivos ilícitos de hoja de coca, con cifras sin precedentes, y el aumento de la producción de cocaína que será traficada de América del Sur por Centroamérica y México hacia los gigantescos mercados de consumo que hay en Estados Unidos.

El gobierno de Colombia confirmó que la cocaína que será contrabandeada de América del Sur a México y EU en 2017 será de más de 2 mil 400 toneladas, mientras que en la actualidad hay un récord histórico de más de 200 mil hectáreas de plantaciones de coca sólo en Colombia, sin sumar las de otros países sudamericanos.

Videgaray Caso estará el 29 y 30 de marzo próximos en visita oficial en Colombia, un país con el que México desarrolla una “relación estratégica” en sus lazos bilaterales y multilaterales.

La visita se liga a otro aspecto crucial del nexo de México con Bogotá: la participación mexicana en el Mecanismo de Monitoreo y Verificación de la Organización de Naciones Unidas del acuerdo de paz suscrito en noviembre de 2016 por la guerrilla de las FARC y el gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos, que acabó con más de 52 años de guerra.

La presencia del canciller será luego de que el gobierno de Colombia advirtió el pasado 13 de marzo que el proceso de paz será insostenible mientras existan cerca de 200 mil hectáreas sembradas de coca.

La penetración de los cárteles mexicanos en EU es uno de los factores más sensibles en los vínculos de México con el presidente Donald Trump. Desde hace más de 15 años, las narcomafias mexicanas desplazaron a las colombianas en el control mayoritario, regional e internacional del negocio de transporte, almacenaje y distribución de cocaína por Centroamérica, aunque la producción masiva permanece en Colombia.

El gobierno de Santos confirmó la semana pasada que la producción de cocaína aumentará unas 700 toneladas este año, por lo que pasará de mil 200 en 2015 y mil 700 en 2016 a unas 2 mil 400 en 2017.

El incremento en la oferta se apoya en la extensión de los cultivos de hoja de coca en Colombia, que pasó de unas 180 mil hectáreas en 2000, a 40 mil en 2010, pero a partir de 2014 concluyeron las fumigaciones aéreas de plantíos ilegales como parte de las negociaciones de paz con las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que se desarrollaron desde 2012 en Cuba.

El total de 2016 ascendió a 200 mil hectáreas, según datos oficiales. El gobierno colombiano planea erradicar 100 mil en 2017, con 50 mil en forma voluntaria de los campesinos y 50 mil en labores militares.

El narcotráfico es una pieza crucial del acuerdo de paz. Las FARC, catalogadas en 2003 por el Departamento del Tesoro de EU como organización narcotraficante, se comprometieron en el pacto a romper todo vínculo con el contrabando de drogas. La cúpula de las FARC está en la lista del Tesoro de narcos extranjeros importantes.

Pese a que la mayor parte de la cocaína sale de Colombia, donde están las principales bases para producirla y las más grandes plantaciones de hoja de coca, la mercancía también es enviada a Estados Unidos y México por Centroamérica desde Venezuela y Ecuador, que disponen de laboratorios y unidades de acopio de la sustancia procesada en Colombia.

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