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abida.ventura@eluniversal.com.mx
A lo largo de 2 mil 600 metros cuadrados, la exposición Constitución mexicana 1917-2017. Imágenes y voces despliega algunas de las más valiosas joyas históricas del país: el Acta de la Independencia, los Sentimientos de la Nación y el ejemplar original de la Constitución Mexicana de 1917.
Exhibidos en vitrinas y cápsulas diseñadas ex profeso, estos documentos fundacionales que desde ayer se pueden ver en la Galería del Palacio Nacional conviven con fotografías, videos, óleos, esculturas, obras literarias e instalaciones artísticas que dan cuenta de “la dimensión humana” y “el fenómeno cultural” en torno a la Carta Magna, el documento jurídico promulgado hace 100 años y que sigue rigiendo la vida social y política del país.
Según el etnólogo Sergio Raúl Arroyo, uno de los curadores, entre los objetivos principales de esta muestra —conformada por 700 piezas y que tuvo un costo de 20 millones de pesos— está mostrar que el desarrollo y creación de esta norma jurídica promulgada en 1917 fue “una aventura totalmente humana”. Así lo demuestran, por ejemplo, las listas de asistencia del Congreso Constituyente o las bitácoras de alimentación que permiten ver qué comían o dónde dormían los diputados encargados de redactar la Carta Magna en Querétaro.
Se trata de piezas que —explicaron los curadores y museógrafos ayer en un recorrido a la prensa— pretenden quitarle la dimensión “acartonada” con la que se puede llegar a calificar un evento conmemorativo como éste.
“Un tema como la Constitución podría parecernos aburridísimo, si no es que solemne, tedioso. Tuvimos que pensar en una estrategia de comunicación cuyo objetivo fuera interpelar al público... Fue una apuesta por contar el concepto del derecho constitucional, el concepto de la Constitución y sus principales artículos, pero a partir de los imaginarios culturales que produce”, explicó José Luis Barrios, otro de los curadores.
“La Constitución es un fenómeno cultural que se expresa en el arte, en la conducta cotidiana, es algo que está en el imaginario de la gente”, añadió Sergio Raúl Arroyo.
Así, además de las listas de asistencia, bitácoras, correspondencias y documentos históricos que explican cómo se creó la Constitución y algunos de sus principales artículos, en las paredes y vitrinas se pueden apreciar óleos y esculturas de artistas mexicanos que hacen referencia a los derechos sociales o a la construcción del México moderno, retratos de los protagonistas de la Carta Magna, fragmentos de películas como Viva Zapata, de Elia Kazan, y Río Escondido, de Emilio El Indio Fernández, con María Félix como protagonista; fragmentos de una cinta que reconstruye el asesinato de Francisco Villa, imágenes de los famosos fotógrafos de la Revolución, como Hugo Brehme o los hermanos Casasola, hasta una instalación concebida por la artista inglesa Melanie Smith. Esta última pieza, titulada “Corporis et legis”, se activará los sábados y domingos con la participación de dos restauradores, quienes pintarán y borrarán simultáneamente fragmentos de los murales que Diego Rivera pintó en Palacio Nacional.
Distribuido en seis núcleos temáticos, la muestra también da cuenta de los antecedentes que dieron origen a la Carta Magna y los otros proyectos constitucionales.
Estos documentos históricos, así como el Acta de la Independencia, el original de la Constitución de 1917 y los Sentimientos de la Nación, se exhiben bajo un estricto protocolo de conservación, comentó la conservadora de Palacio Nacional, Lilia Rivero Weber. “El Acta de la Independencia y los Sentimientos de la Nación tenían una cápsula específica de conservación, se renovó y se actualizó. Ahora tienen una cantidad de sensores que regulan y aseguran su conservación. Además, todas las salas tienen control de humedad relativa y temperatura, todo está diseñado de manera que el público lo pueda disfrutar, pero que a la vez la obra esté conservada”.