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juan.arvizu@eluniversal.com.mx
La Constitución no es el problema, sino su incumplimiento, afirmó Luis Carlos Ugalde, ex presidente del extinto Instituto Federal Electoral (IFE), quien rechazó que se trate de una cuestión de educación. “Se viola la ley por falta de castigo”, dijo.
El director general de Integralia, firma de análisis legislativos y políticos, aseguró que a 100 años de la promulgación de la Constitución, resulta más relevante que sea funcional el texto que la cuantía de reformas que se han decretado.
Sobre las 699 reformas que hasta la fecha se han hecho a la Carta Magna, el consultor dijo que “para muchos significa que el Congreso se adapta para que la Constitución sea funcional a la nueva realidad del país; para otros puede ser símbolo de oportunismo político, porque cada seis años se adapta al deseo del presidente”.
Sostuvo que “el tema relevante de la Constitución no es cuántos cambios se le hagan, sino qué tan funcionales han sido para lograr los fines que persigue”, porque el asunto es su cumplimiento “y ese es el gran problema de México. El Estado de derecho no funciona porque no se cumple y no se sanciona su incumplimiento”.
Rechazó la visión de que se debe reconstruir la Constitución, porque “habría que ver como ejemplo la de la Ciudad de México, para entender que un intento en ese sentido sería una gran irresponsabilidad”.
Sobre la necesidad de plantear el respeto a la ley en la educación, Ugalde dijo que en ello no reside la causa de que en muchos casos no se cumpla.
“No es de educación; es una cuestión de impunidad. No hay castigo a quien incumple, empezando por los gobernantes. La falta de castigo hace que la gente viole las normas y la Constitución. Desde funcionarios públicos y empresarios, hasta ciudadanos”, explicó.
De la tarea de modificación constitucional, Ugalde expuso que los mecanismos para la reforma son correctos y, en efecto, así son en la mayor parte del mundo. Dijo que se consiguen con una mayoría calificada de las cámaras y con la aprobación de las Legislaturas estatales.
“El problema en México es la lógica de deliberación del Congreso y su bajo profesionalismo. Las cámaras de Diputados y Senadores generalmente no evalúan correctamente, lo hacen de manera superficial y predomina la disciplina. Eso impide que haya un buen legislador”, afirmó Ugalde.