La llegada al poder el próximo viernes de Donald Trump en Estados Unidos sumerge en la incertidumbre a miles de familias mexicanas que ven peligrar uno de los sustentos básicos de su economía, las remesas, que son la segunda fuente de ingresos del país por detrás de las exportaciones automotrices.

Si el republicano cumple las amenazas que esgrimió durante la campaña electoral, EU podría bloquear las remesas que los migrantes mexicanos envían a su país o gravarlas con impuestos para financiar el muro que pretende construir a lo largo de la frontera, en caso de que México se niegue a pagarlo, como exige Trump.

La imposición de un gravamen, la opción más probable, "es un golpe muy fuerte para la actividad y el poder adquisitivo de la población, que es la más necesitada de nuestro país", afirmó a Efe, Víctor Manuel Prudencio, profesor de Estudios Internacionales en la Universidad Iberoamericana.

México es el cuarto país a nivel mundial en cuanto a cantidad recibida por las remesas, que en su mayor parte provienen de su vecino del norte.

En los primeros once meses de 2016, la cifra acumulada ascendió a 24.626 millones de dólares, lo que supuso un 9,04 % más que el año anterior y el mayor incremento anual en una década.

"Para una gran cantidad de bajos recursos, es su forma de ingreso", destaca Prudencio.

Es más, considera que el auge de las remesas del país -cuyo monto no deja de ascender desde 2013- implica "varios problemas sociales".

Más de 1,29 millones de hogares dependen económicamente de este sustento; incluso existen municipios enteros que, acompañados por altos índices migratorios, se vertebran con este recurso.

De acuerdo con el académico, en estas zonas se está dando un "factor muy importante".

"Esos recursos que están recibiendo ahora ocasionan que muchos de ellos no trabajen y estén viviendo con las remesas que están llegando de EU", lamenta.

Una opción favorecida por la caída del peso mexicano frente al dólar, que ha hecho que muchas familias hayan visto aumentada su fuente de recursos durante los últimos meses, ya que reciben las remesas en la divisa estadounidense.

Michoacán es el estado al que más dinero llega por ese concepto (el 10,1 % del total), seguido por Guanajuato (9,1 %) y Jalisco (8,9 %), de acuerdo con el Anuario Migración y Remesas elaborado por el Consejo Nacional de Población y la Fundación Bancomer y BBVA Research México.

Si se contempla qué regiones tienen una mayor dependencia de este ingreso, Michoacán continúa a la cabeza, seguido por Guerrero y Oaxaca.

Los fondos de las remesas se utilizan, principalmente, para gastos básicos, comida y vestido. También para otros como el pago de deudas o de la vivienda, añade el estudio.

Tras la victoria de Trump en noviembre, los analistas han alertado de que en el último mes de 2016 podría verse un aumento del envío de remesas en las estadísticas.

Un incremento que según estimaciones de Prucencio será de entre un 10 y un 20 %, por el temor de muchos migrantes de ser deportados cuando se pongan en marcha las políticas del nuevo Gobierno.

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, advirtió esta semana que una de las condiciones que interpondrá el país para establecer una negociación con el próximo Gobierno estadounidense es que se "mantenga el libre flujo de remesas", dada la importancia que este recurso tiene para familias de bajos recursos.

Las medidas del republicano, si se cumplen, ocasionarían que "las familias que están recibiendo este dinero en México van a tener un descalabro en su poder adquisitivo", remata Prudencio.

ahc

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