A Gerardo Villegas Martínez su discapacidad le permite ser independiente; tiene 28 años y es licenciado en Derecho, egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM, y desde hace unos días, empleado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Forma parte de los 10 aplicantes que resultaron seleccionados en el concurso de plazas exclusivas en el marco de la implementación de sus nuevas políticas incluyentes.

Antes trabajó como asistente de profesor en la Facultad de Derecho de la UNAM.

Fue diagnosticado con arteogriposis múltiple, que provoca que las articulaciones no se desarrollen en las extremidades, lo que hace que no se tenga la movilidad necesaria para realizar cualquier actividad.

Desde niño supo que quería ser abogado y ahora espera cubrir las expectativas propias y de quienes lo seleccionaron para estar en la Corte, donde labora desde el 1 de diciembre. Para llegar a las 9:00 de la mañana toma un camión desde la delegación Magdalena Contreras hasta el metro Miguel Ángel de Quevedo, de ahí se va a Hidalgo, donde transborda para llegar al Zócalo; su jornada termina cerca de las 18:45 horas.

En el kínder su mamá lo intentó inscribir en una institución especial, pero fue rechazado por no tener “suficiente discapacidad”. En otra escuela le dijeron que debía estar en una institución especial, pero lo regresaron al kínder regular.

La directora lo aceptó al considerar que no se le podía negar el acceso a la educación por tener mucha o poca discapacidad. Para él la inclusión no es sólo un trabajo del gobierno, sino de las personas quienes, dice, debemos tomar consciencia y evitar ser agentes discriminadores.

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