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A fin de que los terrenos forestales no sean afectados por la agricultura, no se otorgarán incentivos económicos a los productores que pretendan cambiar el uso de suelo para el desarrollo de cultivos agrícolas, afirmó Rafael Pacchiano Alamán, secretario de Medio ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Al suscribir un acuerdo entre la Semarnat y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Pacchiano Alamán calificó este convenio como “histórico”, al poner fin al conflicto que existía entre los subsidios que se otorgaban para la conservación de los bosques y aquellos para incrementar la producción agrícola, por lo que con este instrumento se cambiarán las reglas de operación de los programas, a efecto de que cualquier subsidio que otorgue la Sagarpa sea validado por la Comisión Nacional Forestal (Conafor), para garantizar que el predio donde se cultivará no tenga vocación forestal.

Señaló que actualmente los incentivos otorgados por la Sagarpa para actividades agrícolas superan hasta 15 veces los pagos por servicios ambientales que otorga la Conafor, lo que dificulta el cuidado de las zonas forestales. Indicó que uno de los propósitos de esta administración es detonar la industria forestal en México para que se convierta en una potencia mundial en la materia.

“A partir de la coordinación entre ambas dependencias, estaremos en condiciones de poder cumplir el compromiso que México adquirió en el Acuerdo de París, de lograr una tasa cero de deforestación”, dijo.

Destacó que con el apoyo de la Sagarpa, suscrito en este convenio, se podrá alcanzar la meta, puesto que la Conafor podrá operar los mecanismos de apoyo con los que cuenta para que las personas que viven en zonas forestales desarrollen actividades agrícolas sin descuidar la protección de los bosques.

José Calzada Rovirosa, titular de la Sagarpa, precisó que esta iniciativa permitirá desarrollar un plan de trabajo conjunto para que ambas dependencias y sus organismos desconcentrados coordinen trabajos para evitar que zonas forestales se conviertan en espacios de agricultura o ganadería, con un eje rector que impulse la productividad agropecuaria sin afectar los bosques y la biodiversidad. “Ésta es un respuesta del Estado mexicano a la conservación y preservación, y un mensaje de que sí queremos producir más alimentos, pero no a costa de la biodiversidad del país; asimismo, es una referencia a otras naciones, para hacer compatible el desarrollo económico de nuestra gente en las actividades agropecuarias, con la preservación del medio ambiente”.

Puntualizó que entre las líneas de acción está la identificación de productores y agroempresas que hayan ampliado sus superficies agrícolas o ganaderas con la afectación de zonas forestales, a fin de negarles la inscripción en los programas de incentivos y apoyos productivos, así como la incorporación a los esquemas de comercialización o la certificación para la exportación de sus productos.

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