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El yerno de Elba Esther Gordillo, Fernando González Sánchez, quien fue subsecretario de Educación Básica de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el sexenio de Felipe Calderón, afirma que la ex lideresa sindical magisterial se siente injustamente sorprendida y, en algunos casos, hasta abandonada por los suyos.

“Como persona ha sufrido golpes muy duros y vive momentos complejos y me parece que es un ancla del viejo sistema”, señala.

En entrevista con EL UNIVERSAL, opina que hay elementos fuera de la justicia en el caso que se sigue contra la maestra, aderezado de una “debilidad estructural jurídica” muy fuerte en las acusaciones.

“Me parece que sí hay por lo menos visos de tortuosidad, de manejo indebido de la justicia”.

“Hay que entender que se siente injustamente sorprendida y, en algunos casos, hasta abandonada por los suyos. Pero está en un momento de unidad familiar”, dice.

Fernando González expone que Elba Esther Gordillo está concentrada en la unidad de su familia y en el dolor personal al perder a una de sus hijas, por lo que no piensa —si quiera— en continuar influyendo en la política, a través de su círculo cercano.

De los señalamientos que formularon la semana pasada organismos como Mexicanos Primero, que lo acusa de ser parte del atraso educativo en México y de los malos resultados obtenidos en el reciente Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), en el que México quedó en los últimos lugares de la OCDE, afirma que buscar culpables son apreciaciones simplistas, parte de un discurso primario, primitivo, no propio de gente metida en la educación.

Tras el resultado de la prueba PISA, el titular de la SEP, Aurelio Nuño, y la organización Mexicanos Primero culparon al gobierno de Felipe Calderón y a la ex titular del SNTE —en prisión desde febrero de 2013— del rezago educativo.

Ante ello, Fernando González indica que más que un discurso educativo es un debate político por parte de los encargados de la educación en México y puntualiza que se debe sustraer a la SEP de aspiraciones políticas personalistas para construir un servicio profesional altamente especializado.

“Me parece que lo que no debemos hacer como sociedad es someter al sistema educativo a la tensión electoral, cualquiera que ésta sea. Me parece que tenemos que sustraer a la SEP de aspiraciones políticas personalistas y construir un servicio profesional altamente especializado que dirija la educación más allá de las agendas sexenales o personales”, asegura.

Aclara que en su administración todos los días hubo clases y no hubo crisis en los estados; además de un crecimiento importante, pues en las pruebas PISA de 2003, 2006 y 2009, México pasó del puesto 52 al 40 en lectura.

“Los niveles bajos estaban en 52, en 2003, y, en 2009, los dejamos en el 40. Y para 2012 bajamos otros tres puntos. Creo que es una falacia, sobre todo en esta época, decir que te tienes que esperar 40 años para que un proceso funcione. El presidente Calderón nos pidió mover esos porcentajes y lo hicimos porque invertimos en alumnos y profesores para comprender el modelo PISA”, detalla.

Se le pregunta qué evaluación hace de Juan Díaz, quien sustituyó a la maestra Gordillo al frente del SNTE. Dice que está en el mejor lugar, “en el peor momento”. Le desea suerte.

Con Elba, manejo indebido de justicia

¿Elba Esther Gordillo sigue siendo presa política a casi cuatro años?

—Hay indicadores que muestran que existen actores ajenos metidos en el proceso de justicia y hay una debilidad estructural jurídica fuerte en las acusaciones. He tratado de cuidar a la familia, ser como un miembro más; no voy a hacer política con las desgracias personales.

Me parece que sí hay por lo menos visos de tortuosidad, de manejo indebido de la justicia en algunos campos, eso es evidente, la gente lo sabe.

Está el personaje y está la persona, yo conozco mejor a la persona que al personaje. El personaje es público, polémico, a veces difícil de entender, porque es una mujer con ciertos valores y principios políticos que respeto, pero la persona ha sufrido golpes muy duros y vive momentos complejos y me parece que es un ancla del viejo sistema.

¿La estrategia jurídica ha fallado?

—Creo que su defensa es técnicamente impecable. Sin embargo, no me atrevo a hacer un comentario, porque la estrategia está sujeta a un comentario.

¿Ha platicado con ella, le ha dicho si está resignada a salir después de que concluya este sexenio?

—Está tranquila y consciente.

¿Consciente de que podría no salir?

—Consciente de que está en medio de una lucha jurídica compleja y que ha tenido ciertos logros y ha obtenido un trato, en algunos casos, adecuado para su situación de edad. El hecho de estar en un hospital y que le atiendan sus males, no está mal. No es suficiente, pero valora lo que se ha logrado.

¿La prisión domiciliaria se podría dar?

—Es una figura muy nueva en el país, no hay mucha experiencia. Desafortunadamente la Suprema Corte no le quiso entrar al tema, pero ellos tendrán sus motivos técnicos, políticos, sociales y son respetables.

¿La maestra aún pesa políticamente junto a su círculo cercano?

—No lo sé. No creo que sea un punto en el que ella o cualquiera de nosotros quiera opinar. Eso no lo puede decir ella en un momento tan complejo de su vida. Está enfocada en superar su dolor personal, hay que entender que perdió a una hija [la senadora Mónica Arriola] y sucedió de una manera abrupta, eso es más doloroso.

Hay que entender que se siente injustamente sorprendida y, en algunos casos, hasta abandonada por los suyos. Pero está en un momento de unidad familiar.

¿La abandonó el SNTE o fue injusto el trato que le dio el gobierno?

—Eso no lo puedo juzgar, no me compete. En esta parte habla el familiar y no el político, y no puedo hacer política con una desgracia de mi familia, pues no es sólo su apresamiento, sino todo lo que implica con el personaje.

¿Se piensa ahora en el personaje Elba Esther influyendo en la política?

—No me lo he preguntado, no sé si en otros niveles del poder o de la política se lo han preguntado o lo han discutido. Como familia, no lo he platicado.

¿Apoyaría ella a algún candidato, a Moreno Valle, o respaldaría otra vez a Margarita Zavala?

—No. Todos ellos son respetables, son gente que conocí en su momento, les tengo un cariño y respeto personal que también heredé de ella [Elba Esther] en este tema. No se piensa en eso. Ni tampoco busco intereses políticos.

¿Elba Esther le daría esa transición a un modelo educativo?

—El hecho que ella es una señora que vive una circunstancia particular, que tuvo un momento cumbre, que estuvo en un momento especial en la política, que contribuyó a ciertos procesos, acuerdos, desarrollos y que hoy está fuera de esta discusión, porque vive un momento personal —no el personaje, sino la persona— muy difícil en lo humano, en lo familiar, en lo físico.

¿Ha desmejorado su salud últimamente (de Elba Esther Gordillo)?

—No es una mujer joven, tampoco es una mujer enferma, tiene achaques normales propios de la edad: hipertensión, resistencia a la insulina, achaques propios de los 70 años, de una señora que trabajaba 20 horas diarias y viajaba 20 mil kilómetros al mes, tampoco vas a esperar que tu cuerpo resista los achaques fuertes. Afortunadamente está bajo control. La familia está muy unida, cerca de ella.

Creo que ha sido duro, pero también aleccionador, de los fracasos y también de las reclusiones se aprende.

¿A Elba Esther se le regresó inversamente todo el poder que tenía?

—En política hay ocasiones que la agenda te supera en tus intenciones. Hay personas y personalidades que prefieren perder a formar parte de algo de lo que no están convencidos o de lo que no pudieron convencerte.

Ella tiene una frase muy compleja: “En política tienes que ser muy cuidadoso de quién quiere comprarte y quién quiere hacer contigo un acuerdo político de largo o mediano plazos”; no es lo mismo que alguien te compre a que alguien te convenza y creo que eso tiene consecuencias en política.

Ella es un personaje público polémico, pero con una gran convicción sindicalista que no le permitió ver la agenda más allá del debate público y democrático, pensó que podía dar un debate público o democrático y después llegar a un acuerdo que beneficiara a sus representados.

¿Cómo cree que pasará a la historia Elba Esther Gordillo?

—Esa es una decisión de la sociedad y de la historia, pero no mía.

Primitivo, buscar culpables

México salió mal en la prueba PISA, ¿cuál es opinión como ex subsecretario de Educación Básica de la SEP?

—Creo que México está en el rango y nivel que le corresponde por la inversión que hace por alumno [poco más de 2 mil dólares por alumno] y por la dinámica de desarrollo social y económico que le pertenece. No estamos conformes con los resultados, pero creo que le hemos dado poca continuidad y nos hemos dejado llevar por la simplicidad de juicios incompletos y algunos hasta absurdos, poco profundos del fenómeno que estamos tratando.

En tema de lectura nuestro programa estuvo orientado hasta 2009, que hicimos la reforma en primaria y que articulamos la reforma preescolar y secundaria; en la lingüística estuvo enfocado hacia el dominio de la estructura del lenguaje, más que de la comunicación, y el dominio de la literatura mucho más que los textos especializados. Este énfasis en la formación docente no se continuó a partir de 2012.

¿Por qué no se continúa con este avance a partir de 2012, en la administración de Enrique Peña Nieto?

—Se ha continuado en algunos cambios, pero la agenda se ha vuelto tan pesada, tan densa políticamente, que la parte de consensos académicos se han dejado, un poco, de lado y esos análisis son sustituidos por un discurso político más que por un discurso educativo. Un discurso político de buscar quién es el responsable de lo que yo no hice, es también algo primario, primitivo, no propio de una gente metida en la educación, me parece carente de seriedad académica y análisis de fondo, porque lo que está pasando en el mundo es muy complejo.

Hay que ser primitivo para salir y decir “todo lo que yo hago lo hago bien y todo lo que hicieron los demás, lo hicieron mal”. Y más primitivo y posible rayar en la ignorancia, es decir que es la primera vez que se hace algo cuando en realidad la historia educativa del país hay esfuerzos brutales, perfectamente informados de articulación de sucesión de hechos que le van dando forma al modelo educativo.

El secretario de Educación, Aurelio Nuño, achaca a los gobiernos de Felipe Calderón, Vicente Fox, incluso a Elba Esther Gordillo como titular del SNTE, por los malos resultados en la prueba PISA, ¿eso tendría un tinte político?

—Yo creo que sí, me parece más un debate político que educativo. El debate educativo tendría que ir por lo profundo del sector.

Sobre todo, irnos al simplismo de calificar cosas tan complejas como la influencia de la globalización en la educación con frases como “no lo hicimos porque fulano de tal no quiso”.

Ningún sexenio se evaluó más que en el sexenio de Felipe Calderón, no creo que se haya logrado crear el modelo de evaluación docente, como tampoco creo que se haya logrado en este sexenio un modelo adecuado de evaluación.

La aportación de cada grupo a esta transformación, que no es nueva, que lleva décadas comenzando con el presidente Zedillo, se continuó con Fox y con Calderón, y creo que este último hizo un gran trabajo político y los indicadores deben estar ahí.

Es la primera vez que yo respondo, pero lo hago porque me han increpado personalmente, porque me han señalado de manera injusta. Que los expertos en educación en lugar de irse a las visiones simplistas se vayan a los hechos y que cuando discutan un tema sean los hechos y números los que hablen, no los políticos.

En mi gestión todos los días hubo clases, no hubo crisis en los estados, se consolidó el uso de la tecnología, instalamos el inglés como segunda lengua obligatoria, construimos modelos.

Habla de discursos vacíos y primitivos, ¿se refiere a los señalamientos de Aurelio Nuño?

—No quisiera ponerle nombres, le tengo un profundo respeto al secretario Nuño. Es un hombre inteligente, quizá esté en medio de otras motivaciones.

El secretario Nuño es un hombre formado en esta era, es joven, culto. Sin embargo, creo que luego se deja llevar por apreciaciones simplistas también y la educación tiene todo menos simplismo. Sus declaraciones me parecen que son simplistas, discursivas, pero hace falta más un discurso educativo.

Sacar a la educación de los temas electorales, ¿eso es?

—No es exitoso subirse en la plataforma social política y cultural más compleja del país y desde ahí promover una agenda político-electoral o un proceso de autoridad que te genere imagen para tratar de llegar a la elección, a cualquier tipo de elección.

Me parece que tenemos que sustraer a la SEP de aspiraciones políticas personalistas y construir un servicio profesional especializado que dirija la educación más allá de las agendas sexenales o personales. Y que en lugar de cercenar, cortar, recluir, reprimir procesos de expresión política, éstos se induzcan, se procesen y resuelvan de una manera más democrática.

El titular de la SEP también dice que los cambios de la reforma educativa se verían en 10 años, ¿sirve o no la reforma?

—Si se orientan los recursos a una dinámica educativa no se tienen por qué esperar 10 años. En nuestra gestión tuvimos un crecimiento importante. En la prueba PISA de 2003, 2006 y 2009 los pasamos del lugar 52 al 40 en lectura. Los niveles bajos estaban en 52, en 2003, y, en 2009, los dejamos en el 40. Y para 2012 bajamos otros tres puntos.

Creo que es una falacia, sobre todo en esta época, decir que te tienes que esperar 40 años para que un proceso funcione. El presidente Calderón nos pidió mover esos porcentajes y lo hicimos porque invertimos en alumnos y profesores para comprender el modelo PISA. No es mágico el proceso.

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