Amén de que no le cuadran las cifras de sus ingresos con sus gastos anuales, calculados en 4.5 millones de pesos, el dirigente del PAN, Ricardo Anaya, no ha dado un sólo dato duro, con documentos en mano, de cuánto le cuesta mantener sus residencias en México y Estados Unidos.

No ha dicho, con documentos, cuánto gasta en boletos de avión México-Atlanta, donde viven su esposa e hijos. Tampoco recuerda cuántas veces ha viajado a EU para pasar los fines de semana con su familia.

No ha informado, con recibos, cuánto paga por la renta de la casa en el fraccionamiento Bishop Lake Road.

No ha dado a conocer, con las facturas, cuánto paga por las colegiaturas de sus tres hijos en una de las escuelas más caras de Atlanta.

Tampoco ha comentado las razones de por qué prefiere tener a su familia fuera de México. ¿No le gusta el país donde él es dirigente de un partido?

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