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“Joaquín Archivaldo Guzmán Loera presenta en este momento signos físicos y síntomas que demuestran que fue y está siendo sometido a malos tratos durante su estancia carcelaria”, concluye un peritaje médico realizado a finales de agosto pasado.
El documento de 11 páginas, al cual tuvo acceso EL UNIVERSAL, señala que el líder del Cártel de Sinaloa padece “un trastorno de ansiedad generalizada y un trastorno neurocognitivo leve”, así como alucinaciones auditivas, desorientación, pérdida de memoria a corto plazo y dolores de cabeza.
El médico siquiatra que realizó el examen, Julio César Ayuzo González, agrega: “Dichos trastornos se han controlado de forma parcial con la administración de Triazolam [Benzodiacepina con efecto ansiolítico]; sin embargo, no se recomienda su uso prolongado, además de que se sugiere que sea atendido por el servicio de sicología y siquiatría para el control de los trastornos que padece”.
Denuncia tortura sicológica. El informe titulado Dictamen en materia de medicina con fundamento en el Protocolo de Estambul cita palabras de El Chapo: “Desde mi detención en Almoloya todo se volvió un infierno, cada cuatro horas me despertaban para ponerme frente a la cámara para pasar lista. Estoy siempre vigilado, no me dejan dormir, en la celda estaba siempre la luz prendida. Para ir al baño igual siempre tenía un custodio atrás de mí, nunca he padecido de estreñimiento pero con esto me empezó a dar, igual para bañarme siempre hay alguien conmigo vigilándome”.
El informe médico añade que Guzmán Loera aseguró: “No me han golpeado, pero prefiero eso a que no me dejen dormir, o que me hagan esta tortura sicológica, el dolor de los golpes se va, pero esto me está poniendo cada vez más mal”.
El sinaloense también asegura que tiene problemas de memoria. “A veces escucho como si hubiera un custodio fuera de la celda, pero cuando me asomo, no hay nadie. Me dolía la espalda y la cabeza (…) Desde Almoloya me dieron Triazolam para poder dormir, con eso me he sentido mejor”.
Sobre el Triazolam, los abogados aseguraron esta semana que las autoridades del Cefereso 9 le han reducido la dosis a un cuarto de pastilla.
“Guzmán Loera se siente mal, le están quitando el medicamento, parece que el gobierno federal lo quiere matar antes que extraditar”, dijo Andrés Granados, abogado defensor del Chapo.
Granados asegura que su cliente le hizo saber que podría no sobrevivir hasta diciembre de este año.
“Queremos que tengan bien claro que él [Guzmán Loera] no se va a suicidar, el daño que pudiera sufrir es por la tortura y el aislamiento que le está provocando el gobierno federal”, dijo.
El examen médico de dos horas incluye observaciones del médico: “Al examen mental encuentro al evaluado masculino con edad aparente mayor a la cronológica, íntegro, bien conformado, con aliño e higiene adecuados Se encontraba orientado en lugar y circunstancia, no así en fecha; se encontraba sentado en una silla, no pudo mantener la misma posición durante la entrevista, mantuvo escaso contacto visual con el entrevistador. Habla con velocidad, volumen y cantidad disminuidos. Incongruente con afecto descrito como 'estoy mal'. Negó la presencia de ideas de muerte, suicidas y delirantes”.
El Chapo, quien fuera el líder del Cártel de Sinaloa, se describe como un agricultor nacido el 4 de abril de 1957, en La Tuna, Sinaloa, y con segundo año de primaria terminado. Asegura ser católico y haber vivido con su madre previo a su detención. Dice haber bebido alcohol desde los 18 años, haber probado la marihuana a los 20 y nunca haber usado otra sustancia sicoactiva.
Asegura que recibe visita de su esposa una o dos veces por mes, y sale al patio a hacer ejercicio una vez por semana, sin tener contacto con otros reclusos.
En otra evaluación realizada por el maestro en sicología Eric Chargoy, se detalla que la privación sensorial a la que está sometido El Chapo es una técnica de tortura sicológica creada en la década de los 50 por la CIA y consiste en privar a una persona de la luz, sonido, olfato y tacto.
Este documento describe a Guzmán como un hombre de coeficiente intelectual promedio y tiene las mismas conclusiones que la evaluación más reciente.
El médico califica con un 27 de 30 puntos la salud mental de Guzmán Loera, y detalla: “Indica la presencia de un deterioro cognitivo leve. Los errores se detectaron en memoria inmediata y atención”.
La extradición. Las declaraciones de la defensa legal de Guzmán Loera se dan a unos días de que la Procuraduría General de la República (PGR) diera luz verde a su extradición hacia Estados Unidos. A partir de ayer, la defensa tiene 10 días hábiles para presentar el caso a un tribunal colegiado.
Sin embargo, Silvia Delgado, miembro del equipo defensor de El Chapo, dijo que este documento no pretende detener la extradición de su cliente, sino acreditar que está siendo sujeto a tratos inhumanos.
“Buscamos que la Justicia de la Nación lo ampare, por estar recibiendo tratos inhumanos y tortura. No tiene nada que ver con los procesos de extradición, no ayuda ni perjudica”, explicó Delgado a este diario.
Delgado asegura que la finalidad de estos exámenes es defender sus derechos humanos.
“La única finalidad es que le respeten estas garantías, que no tienen nada que ver con sus procesos ni sus causas penales”, dijo.
Apenas el mes pasado, el titular de la Comisión Nacional de Seguridad, Renato Sales, aseguró que la extradición de Guzmán Loera se concretará en enero o febrero de 2017, una vez que el Poder Judicial resuelva todas las impugnaciones por parte de la defensa.
Ayer, la esposa de Joaquín Guzmán Loera, Emma Coronel, acudió a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para interponer una denuncia por tortura y malos tratos en contra de su marido y solicitar medidas cautelares.
“Las afectaciones físicas, síquicas y morales le están ocasionando daños irreparables que incluso derivaron en un mensaje angustioso de que si el tratamiento que le dan sigue así, no va a lograr terminar con vida el mes de diciembre, y tal vez se vuelva loco antes de esa fecha”, anota Coronel en la queja.