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La presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Gabriela Cuevas Barrón (PAN), demandó que el gobierno federal tome en cuenta a la Cámara Alta en sus decisiones de política exterior tras el escándalo por el encuentro con Donald Trump.

Afirma que la visita a México del candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, volvió más “ríspida” la relación con Estados Unidos.

Más allá de la crítica, ¿cuál es su balance?

—Si lo vemos desde el punto de vista político el saldo de la visita es muy negativo, porque nuestro gobierno, de una forma muy ineficaz, abrió nuevos frentes en la relación con Estados Unidos. Si gana Clinton ya hay un agravio; si gana Donald Trump no hubo ningún avance con él en esa relación; lleva burlándose de México una semana, pero también hay una gran derrota en lo económico, que el Presidente le haya dicho a Trump que está dispuesto a abrir una renegociación del TLCAN es una completa locura.

¿En materia de política exterior la visita dañó la relación con Estados Unidos?

—La volvió más ríspida.

¿Cómo queda la imagen de México ante el mundo al recibir a Trump?

—Somos el hazmerreír del mundo.

¿Cuál era la posición que ustedes esperaban del Ejecutivo?

—Sí era necesario establecer contactos con la candidatura republicana, pero sin exponer al Presidente, quien no tenía por qué haber recibido a Trump, eso es inadmisible, no en México y no en Los Pinos, no había por qué darle carácter oficial a la visita de un candidato que lo único que hace es distribuir racismo. Esto de reunirse en público con el Presidente en nuestro territorio y que desde nuestra casa el señor venga a hablarnos de muros es ofensivo, ridículo y puso en una situación muy incómoda a la figura presidencial.

¿Dañó la investidura presidencial?

—Sin duda. Quedó muy cuestionada la operación [política] de esa visita.

¿El Senado como revisor de la política exterior qué puede hacer para mejorar la relación?

—Este gobierno no ha entendido que la política exterior es una política de Estado y no una política del gobierno en turno, tienen que trabajar más con el Senado, con las entidades e incluso hasta con los municipios, porque hoy la política exterior pasa por las cámaras empresariales, por todos los ciudadanos que transitan las fronteras y por todos los niveles de gobierno.

“Hay cosas que es mucho más fácil trabajarlas con los estados en la frontera o con los legisladores, pero un gobierno que desprecia a otros poderes y que cree que la política exterior es exclusiva del gobierno federal está equivocado y por eso vemos estas torpezas”.

¿El Ejecutivo debe consultar al Senado en este tipo de encuentros?

—No hay un mandato que lo obligue, pero sí hay diplomacia en nuestro país y lo mínimo que se espera es hablar las cosas.

¿Cómo queda la canciller, ustedes ya pidieron su renuncia?

—Si no es una interlocutora válida para que la tome en cuenta su propio jefe, entonces hablar con ella no significa hablar con el Presidente, ¿qué opinarán en otro país? Cuando habla con la canciller es porque va a hacer un acuerdo con el gobierno de México, si ella se desprestigia de esa manera como interlocutor, me parece que el Senado no es quién para habilitarla.

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