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Pachuca.— Por tercer año consecutivo Hidalgo es el estado más pacífico de México, afirma el gobernador Francisco Olvera Ruiz. A casi un mes de concluir su mandato, destaca que este logro es resultado de la continuidad de un proceso transexenal en el que la clave del éxito es “no ser omisos ante toda advertencia de riesgos a la seguridad pública”.
Al hacer un balance de su gestión, dice que la coordinación con los municipios y autoridades federales ha permitido responder de inmediato a las denuncias ciudadanas. No obstante, reconoce que los hechos delictivos no han sido abatidos por completo. Esto se debe, explica, a que de los estados vecinos (de México y Veracruz) arriban bandas para cometer actos ilícitos.
Entrevistado en su despacho del Palacio de Gobierno, Olvera, quien hoy presenta su sexto y último informe de gobierno, confiesa que antes de llegar al cargo tenía la idea de que el gobernador es “el jefe máximo”, pero ahora, con la experiencia vivida, destaca que la responsabilidad “es una carga más pesada de lo que se ve desde fuera”.
Admirador de Juárez, Cárdenas y Colosio, Olvera Ruiz se considera un político de vocación y con intuición para este oficio. Prepara su regreso a la actividad privada como corredor público y advierte: “Quienes aspiran a un cargo de gobernador están afuera y quieren entrar, no saben lo que significa llevar una gran responsabilidad, sobre todo cuando hay problemas”.
Señala que en su mandato la deuda pública disminuyó y queda en cuatro mil 200 millones de pesos, como resultado de disciplina y una ingeniería financiera que capitalizó las partidas federales al estado.
Reconoce la solidaridad del SNTE, tanto en la extensión de la cobertura educativa como en la tarea de mejorar la enseñanza. Sostiene que la educación es el pilar de la administración que está por concluir y que corona con la realización de la Ciudad del Conocimiento y la Cultura, “una de las dos grandes obras de este periodo”.
Avances en seguridad
En seguridad pública, ¿cuál es su corte de caja?
—Hemos mantenido a Hidalgo como uno de los estados más pacíficos y seguros con esfuerzo coordinado a nivel local y apoyo del gobierno federal. Andamos no más allá del tercer lugar de los estados con menos incidencia delictiva y cuando sumamos delincuencia organizada, en el cuarto lugar.
Organizaciones como el Instituto Nacional de Competitividad (Inco) o la Organización Internacional para la Paz y la Justicia, con sede en Estados Unidos, por tercer año consecutivo nos ponen como el estado más pacífico. La vecindad con Veracruz, Puebla y Estado de México nos acarrea problemas: mucha gente viene a cometer delitos.
Al momento en que recibe la responsabilidad, ¿cómo estaba la entidad en la materia?
—No era distinto. Afortunadamente Hidalgo se ha mantenido así durante muchos años. Fui secretario de Gobierno en el sexenio de Miguel Ángel Osorio Chong. Veníamos trabajando con ritmo y continuidad en la materia. Lo que hicimos fue dar continuidad a un proceso que nos permitió llevar la tarea hacia adelante y mantenerla.
¿La continuidad del trabajo permitió dar este resultado?
—Dos cosas: la continuidad y la coordinación con las autoridades federales y municipales. La verdadera clave ha sido no ser omisos. Cualquier incidencia la atendemos, la atacamos. Todos los eventos son públicos y la gente puede acercarse y decir lo que necesita.
¿La cercanía con la gente permite advertir problemas?
—Sí. En la calle la gente te dice “aguas” con esto, con lo que está pasando allá. Así se entera uno que la delincuencia crece en una comunidad, que una banda asalta caminos, entonces mandamos un operativo.
Si se lo dicen a uno con preocupación, más vale no ser omiso, más vale que sea una falsa alarma y no que suceda un incidente mayor por no haber atendido algo en que se tuvo oportunidad de resolver, pero no se hizo nada. La participación social organizada en todos los temas ayuda mucho.
Aprovechar programas federales
¿Cuál fue el estado en que recibió la hacienda pública y cómo la va a entregar a su sucesor?
—La recibimos más o menos en los números en que la voy a entregar. Entramos con una deuda de 5 mil 500 millones de pesos y la dejaremos en 4 mil 200 millones de pesos. Hemos pagado parte de los servicios de la deuda.
Por un huracán y una tormenta tropical tuvimos que acudir al Fondo Nacional de Reconstrucción, vía Banobras, y ello, en libros, incluye una deuda de alrededor de mil 500 millones de pesos. Eso nos obliga a tener una deuda más o menos como la recibimos en los números absolutos. En libros queda en 5 mil 600 millones de pesos.
Pero, tenemos un pequeño detalle. Pemex absorbe la deuda de la pasada administración, por la compra de terrenos para ubicar una posible refinería. Por su situación financiera, Petróleos Mexicanos no la descarga de nuestro registro, pero mes a mes aporta el pago de servicios de esa deuda. O sea que a los 5 mil 600 en libros le quitamos mil 400 de la deuda de terrenos. Es decir, Hidalgo baja su deuda, en números reales, a 4 mil 200 millones de pesos.
¿Cómo hizo para no ceder a la tentación del endeudamiento?
—Con disciplina financiera. Sólo un año incrementamos salarios en el gobierno del estado, sin crecimiento de la nómina. No hubo gastos extraordinarios ni obras suntuosas.
Pero, ¿no lució el gobernador?
—Los avances de este gobierno se componen por las miles de obras que hicimos en barrios, colonias y comunidades y que demandan los servicios fundamentales: agua luz, drenaje, luego educación, salud, auditorio y mejorar su centro comunitario.
La clave ha sido aprovechar cabalmente los programas federales. Las dos contingencias meteorológicas marcaron la necesidad de inversiones por 2 mil millones de pesos, mitad federales y la mitad estatal. Eso significó muchas obras. Para las obras de relevancia hemos contado con apoyo federal.
Cuando hacemos la suma de todo esto podemos ver que los municipios están atendidos. En las colonias y comunidades debemos tener 5 mil 300 y en cada una hubo entre una y cinco obras que se concretaron.
Sí, acudimos a los servicios de deuda, pero bajo el esquema de una contingencia, no para obras de relumbrón. Vamos a entregar una administración saneada, con una deuda manejable.
¿Cuáles son las obras que le dejan más satisfacción?
—La Ciudad del Conocimiento y la Cultura, que busca dar una nueva vocación a la zona metropolitana de Pachuca. Hay prácticamente 22 instituciones invirtiendo o tienen terreno o proyecto de inversión. Es un terreno de 178 hectáreas que va a ser una nueva ciudad dedicada a la investigación y al desarrollo de tecnologías.
Ésta se enlaza a otro proyecto, un desarrollo industrial: la Plataforma Logística del Valle de Tizayuca (Platah), con una conectividad increíble. Ya tiene su primera empresa en operación y se crearán cuatro parques industriales con una visión de recambio de mercancías para la distribución al Valle de México y la comunicación con el Pacífico y Golfo de México.
Aportaciones a la educación
En el rubro de educación, ¿cómo entrega el estado?
—Ya venía una tendencia al alza. Encontré la educación básica por arriba de la media nacional, que es 94%, y nosotros estamos en 97%. En Media Superior, andábamos en el lugar 22 , ahora debemos estar por el lugar 12 en bachillerato. Hemos incrementado 35 nuevos bachilleratos.
El estado de Hidalgo fue pionero en el proyecto de Telebachillerato comunitario, parecido a Telesecundaria, para comunidades alejadas. En el curso pasado teníamos en total 110 planteles y 15 más se incorporan en el siguiente ciclo. Este será el tercer año que tenemos este servicio.
¿Por qué fue Hidalgo el pionero?
—Porque aquí se nos ocurrió. La gente de Seguridad Pública lo ideó, se lo propone a la SEP y ésta decidió pilotearlo aquí. Funcionó y hoy es un proyecto nacional, una aportación del estado de Hidalgo al sistema educativo.
En educación superior recibimos una universidad en cada región, pero aquí sentíamos la demanda y creamos seis nuevas; de algunas pusimos campus en otras poblaciones. Creamos ocho extensiones de universidades ya existentes. Son 14 nuevos servicios de educación superior en la entidad.
Contamos con una gran solidaridad del SNTE, ellos son receptivos a métodos y proyectos, a trabajar con cosas adicionales como los valores. Con el apoyo del magisterio elevamos la calidad en la educación. El proceso tiene su máxima expresión con la Ciudad del Conocimiento y la Cultura, con él se redondea el proyecto educativo.
En el rubro de la salud, ¿cómo van los resultados obtenidos?
—El Seguro Popular permite que las personas no derechohabientes del Seguro Social o del ISSSTE tengan seguro médico gratuito. Nos ha permitido garantizar el abasto de medicamentos, contratar médicos para centros de salud y hospitales, garantizar el equipamiento y modernización de nuestra infraestructura y crecerla.
Hemos puesto énfasis en fortalecer los centros de salud. Cuando llegamos eran 430 centros de salud ahora tenemos 480 y hemos modernizado 200 para dar mejor servicio a un mayor número de habitantes. Tenemos caravanas de salud con tres tráileres: un quirófano con sala de recuperación, consultorios médicos y laboratorio. Salen a comunidades donde encontramos casos de cólera, dengue, se atienden personas mayores con cataratas.
Hemos aumentado la infraestructura hospitalaria. Pusimos en operación el nuevo hospital de Tulancingo, con 90 camas; se ha ampliado el Hospital General de Pachuca. Están en proceso otras obras pero ninguna se entregará sin concluir. El término quedará para la próxima administración.
¿Cuánto contribuye hoy Hidalgo con el PIB?
—Hoy es 2 mil 700 millones de pesos lo que contribuye Hidalgo con el PIB nacional; es decir, 1.6%. Tenemos una inversión nueva de 45 mil millones de pesos, que en los últimos años ha creado 40 mil empleos nuevos. Esto debió haber incrementado el PIB.
¿Cuál era su idea de ser gobernador antes de empezar?
—Lo vi como una gran responsabilidad. Nunca lo pensé como un espacio de ambición. Cuando uno se forma desde abajo, en los estratos más sencillos de la política, porque fui presidente del Comité Municipal del partido, delegado del partido en muchos lados y diputado suplente, ve la figura del gobernador como algo muy importante, como el que tiene la capacidad de resolver y mantener vigente la unidad de las instituciones. Uno lo visualiza como jefe máximo en la entidad.
¿Qué opina hoy Francisco Olvera de su experiencia?
—Ha sido un gran privilegio tener la oportunidad de tomar decisiones, muchas que se verán en el tiempo, en la historia. Tengo la esperanza de que sirvan para beneficio de la gente. Es un gran compromiso, porque del gobierno depende el equilibrio, la paz social, la seguridad, el desarrollo y el progreso. Creo que la carga es más pesada de lo que uno ve desde fuera.
Quienes están afuera y quieren entrar no saben lo que significa llevar una gran responsabilidad, sobre todo cuando hay problemas, porque frecuentemente los hay con personas, con líderes, autoridades, grupos sociales. Otros derivan de la naturaleza. Se requiere estar preparado.
¿Cuál es su futuro inmediato?
—Mi esposa y yo decidimos trasladarnos un tiempo a la Ciudad de México. Se los debo a mis hijos [de 12 y 9 años]. Soy abogado, obtuve la licencia de corredor público, tal vez mi primera idea sea reactivar el despacho.
No tengo una idea concreta, una persona que ha dedicado 35 años a la política no puede pensar en dejarla de un día para otro. Buscaremos qué oportunidades hay.