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“¿Me veo en la cárcel? No”, responde el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa (PRI). El mandatario estatal dejará el cargo el próximo 30 de noviembre y hoy cruza fuertes acusaciones con quien tomará su lugar, el panista Miguel Ángel Yunes Linares.
El gobernador ha perdido peso. De entrada, rechaza señalamientos de enriquecimiento ilícito, actos de corrupción, lavado de dinero, mal gobierno y prestanombres en su contra. “Tengo las manos limpias, me voy con la frente en alto”, dice cuando se tocan esos temas.
Revira: “Yunes Linares —nombre que lo hace exasperar— es el que debe ir a la cárcel”. Es, dice, “un hampón, un gángster”, y lo que diga es como si hablara el narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán.
Se le menciona que es referente de corrupción, pero él no se siente el enemigo público número uno; al contrario, dice que encarna al gobernador más joven en la historia de Veracruz y “he hecho un gran trabajo”.
Hoy es tiempo de defenderse, explica, porque se calló durante las campañas ante las acusaciones en su contra. Se considera parte de una nueva generación de políticos y asegura que la historia le dará su lugar.
A poco más de tres meses de entregar el cargo, dice que su gestión es positiva, sobre todo en educación y salud. Niega haber contratado deuda y argumenta que tuvo poco margen financiero.
Duarte de Ochoa asume la parte que le toca de la derrota del PRI y tras aclarar que él no estuvo en la boleta, dice que es “errónea” la estrategia de su partido de deslindarse de él y criticarlo.
Niega sentirse abandonado por el PRI o el presidente Enrique Peña Nieto, a quien destaca su papel de transformador por las reformas estructurales y su trabajo en favor de México.
Del saldo de periodistas asesinados y agredidos en su administración, se deslinda. Señala que en su estado hay más de mil medios que ejercen y que la mayoría de los afectados cubrían la fuente policiaca, no la política.
Sobre el caso del fotoperiodista Rubén Espinosa, dice, es lamentable, pero nada tuvo que ver; autoridades de la CDMX deberán dar resultados.
De su futuro político, aún no sabe. Eso sí, se queda a vivir en México, “ese es el plan” y confía en que podrá caminar tranquilo por Veracruz.
“El mago Yunes”
¿Usted se ve en la cárcel?
—Una vez concluida la elección del año pasado, en la que arrasamos y el PRI obtuvo la mayoría en 16 de los 21 Distritos Federales Electorales, mis adversarios iniciaron una estrategia clara de denostación, de ataques sin fundamento, de ataques inclusive ridículos, basados en dimes y diretes.
Particularmente, uno de ellos vino de quien hoy se denomina presunto gobernador electo del estado de Veracruz [Miguel Ángel Yunes Linares].
¿Me veo en la cárcel? No, por una simple y sencilla razón. Hay una conseja popular y siempre la conseja popular es muy sabia y dice lo siguiente: “El que nada debe, nada teme”. En este sentido, yo no debo nada. Me he dedicado a trabajar, a contribuir al desarrollo y beneficio de un estado como el nuestro, por ello es que te contesto de manera clara y categórica. No.
¿Usted no teme que para limpiar la imagen del PRI o del gobierno federal ante las acusaciones, actúen en su contra para poder meterlo a la cárcel?
—Creo en las instituciones y en el Estado de derecho. Por supuesto que no me veo en una situación como la que estás describiendo. No tengo presas en ranchos, propiedades en el extranjero, prestanombres ni he blanqueado dinero a través de empresas familiares como en otros casos se ha hecho.
Tengo lo que he venido trabajando y ganado con mi salario; he sido servidor público toda mi vida.
Miguel Ángel Yunes asegura tener pruebas suficientes para meterlo a la cárcel. ¿Cumplirá su promesa?
—Es un mentiroso, un hampón, un delincuente, un gángster. Es el primero que debería estar en la cárcel.
El UNIVERSAL informó de una denuncia presentada por los maestros del SNTE, en la que lo acusan y señalan con documentos probatorios de enriquecimiento ilícito y de lavado de dinero. Ése sí es un delincuente. Lo que señala en mi contra lo dice sin pruebas, ridículas acusaciones, acusando a personas que ni siquiera conozco.
Es como aquel mago que está tratando de desviar la atención haciendo malabares con una mano mientras hace la trampa con la otra. Lo que hace y ha hecho toda su vida es desviar la atención de todas sus triquiñuelas.
Y a la inversa, usted presentó una denuncia contra él. ¿Si hay elementos, deben meterlo a la cárcel?
—Lo que he aportado en las denuncias ante la fiscalía general del estado y ante la PGR, y te lo digo viéndote a los ojos, son pruebas irrefutables de su inmensa fortuna, de su desproporcionado patrimonio que no corresponde con el de una persona que siempre ha sido funcionario público.
En esta guerra de acusaciones, ¿no están llevándose al estado de Veracruz en medio?
—Me llama mucho la atención, no es la primera vez que lo hacen, que me lo comentan hasta el día de hoy.
Yo he guardado silencio mucho tiempo, he dejado que este señor presunto gobernador electo, me atacara sin pruebas, en aras precisamente de no interferir en el proceso electoral y no generar un enfrentamiento que pusiera a Veracruz en una palestra en la que fuera afectado. He guardado silencio, pero también hay una conseja popular que dice: “El que calla otorga”.
Ahora que salgo a defenderme, dicen que “por qué ya mejor no le bajamos”, y por qué no mejor ya nos ponemos de acuerdo y que ya no nos peleemos porque perjudicamos a Veracruz. Son cosas que nadie dijo cuando se la pasaba denostándome sin pruebas. ¿Qué estoy haciendo? Estoy simple y llanamente, aclarando lo que en justicia se vale, que es decir la verdad. La verdad nos hará libres y lo que estoy diciendo es la pura y auténtica verdad.
¿Qué gana el pueblo de Veracruz en este pleito?
—Lo principal, conocer quién va a ser su gobernador, en caso de que los tribunales estatales y federales lo confirmen. El pueblo de Veracruz merece saber quién es este individuo.
Veracruz ya votó por él.
—Sí, pero merece saber quién es.
¿Por qué el PRI perdió Veracruz? Muchos señalan a Javier Duarte como factor...
—Si eso fuera cierto, yo te preguntaría por qué se perdió Querétaro cuando José Calzada fue considerado el mejor gobernador del país.
Creo que intervinieron muchos factores, entre ellos el candidato, la estrategia y evidentemente, este plan bien estructurado de mis adversarios y de la oposición, una campaña mediática constante en contra de mi persona en medios nacionales y locales. Se hizo y hay que reconocerlo, fue muy bien llevada y estructurada. Al final del día el resultado allí está.
¿No tuvo la culpa de la derrota?
—Bueno, tampoco puedo desligarme y deslindarme de esa responsabilidad. No soy responsable del resultado electoral porque mi función como gobernador no es ganar elecciones, pero sí, políticamente tengo que asumir la parte de responsabilidad que me corresponde como gobernador priísta.
El candidato del PRI (Héctor Yunes) ¿era el idóneo?
—Yo creo que el partido no se equivocó, era el candidato que debía ser. Creo que su estrategia de atacarme fue errónea, porque confirmaba lo que mis adversarios estaban diciendo.
Perdió la joya de la corona. Los votos de Veracruz le garantizaban al PRI, aunque no sortear con gran ventaja 2018, sí un buen número de votos para buscar la Presidencia.
—Pero hay que analizar bien la votación, fue de tercios. Es cierto, se pierde la elección de gobernador; sin embargo, la cantidad de votos que gana la oposición no es tan abultada como para echar las campanas al vuelo.
Se pierde el control del estado. Con un gobernador del PAN, habrá menos votos para el PRI.
—Sí y no, porque ahora le va a tocar la responsabilidad de gobernar y no es lo mismo ser borracho que cantinero. Ahora vamos a ver de qué madera está hecho este señor [Yunes Linares] y si todo lo que dijo lo va a poder hacer.
¿Siente frustración por pasar a la historia como el gobernador que entrega Veracruz?
—No, yo gané la elección y se la gané al mismo.
Al mismo que le entrega al PAN el estado...
—Sí, pero yo no iba en la boleta.
Pero su administración sin duda era un reflejo.
—Mi administración no iba en la boleta tampoco.
Aliado del presidente Peña Nieto
Cuando Manlio Fabio Beltrones renunció a la presidencia nacional del PRI, criticó gobernadores y actos de corrupción. Analistas voltearon a ver a Javier Duarte.
—No lo veo así, repito: Tengo las manos limpias, no tengo por qué lamentarme o estar preocupado.
¿El PRI lo deja solo? Enrique Ochoa llegó a la presidencia nacional con un discurso anticorrupción, sean gobernadores o funcionarios.
—Y estoy de acuerdo con él. Creo que estamos viviendo nuevos tiempos y el PRI debe renovarse, tiene que entrar en esa dinámica. Lo exige la sociedad y estoy totalmente de acuerdo.
¿Se siente hecho a un lado por el presidente Enrique Peña Nieto?
—En lo absoluto. Tampoco. Por supuesto que no.
¿Tienen una buena relación?
—Extraordinaria.
Con este panorama, ¿cree que el PRI ganará la Presidencia?
—Más que en ganar elecciones, el Presidente está pensando en las próximas generaciones. Es un hombre de Estado, hay que reconocer su valentía porque aunque sabía que las reformas nos iban a costar políticamente muchos ataques, él ha venido impulsando estos cambios que a la larga van a cambiar el rostro de este país.
Es un tema plausible. Como amigo y aliado que soy del Presidente, lo aplaudo, lo apoyo y lo respaldo.
En su 3de3 que le rechaza el IMCO, es difícil creer que tenga sólo dos propiedades que suman 1.7 millones de pesos y tres vehículos que llegan al millón de pesos.
—Es lo que tengo. Ese es mi patrimonio. Ahora sí que es lo que he ganado con mi trabajo.
Insisto, de todo lo que se ha mencionado, parece poco creíble que usted tenga ese patrimonio.
—Ahora sí que crean lo que cada quien quiera creer. Ese es mi patrimonio. Si tengo más propiedades, mal, y si no tengo propiedades, también mal. No tengo propiedades en el extranjero ni tampoco préstamos.
¿Las manos limpias entonces?
—Totalmente.
No le saldrán después sorpresas acabando su sexenio.
—No.
Hablando de propiedades, Arturo Bermúdez pone en duda su probidad y que la seguridad haya estado todos estos años con una persona que puede estar sujeto a proceso.
—Tan es así que él mismo me solicitó su renuncia para poder demostrar la licitud del origen de los recursos con los que adquirió sus propiedades.
Si se le comprueba algo, pone en duda a Duarte...
—Estaré atento para que las instancias de procuración de justicia actúen y se llegue a las últimas consecuencias.
¿Qué balance hace Javier Duarte de su gestión?
—Hemos venido transformando Veracruz. Hoy es otro. Todo aquel que va a Veracruz y que no había ido en tiempo atrás, cuando llega se sorprende de la modernidad, de los cambios que ha habido, las inversiones.
Estamos hablando de una fuerte presencia del narcotráfico.
—Estamos hablando de una fuerte presencia en muchas regiones del país. En Veracruz, por las condiciones geográficas, estamos a una entidad de la frontera sur y a otra entidad de la frontera norte; todo transita, esto nos lleva a un gran frente y lucha frontal. Combatimos de todos colores y siglas.
¿Se va satisfecho?
Más que satisfecho, me voy con el ánimo del deber cumplido.
Con la frente en alto.
—Con la frente muy en alto.
¿Cómo quiere pasar a la historia?
—Como un gobernador que cumplió con su deber.
La gente lo ve como enemigo común, la corrupción se vincula a su gobierno. ¿Qué opina?
—Permíteme estar en desacuerdo. No me siento el enemigo público número uno, soy el gobernador más joven en la historia de Veracruz, he hecho un gran trabajo y un esfuerzo en momentos verdaderamente complejos.
Muchos apostaban que no iba a acabar mi gobierno y aquí estoy dando la lucha, la batalla y dando resultados. Creo que la historia ha de poner a cada quien en su lugar... y en ese mismo sentido la historia me va a calificar.