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El gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez (PRI), afirma que deja un estado mejor que como lo recibió.

“Hoy Chihuahua está de pie”, dice y ve en el combate a la inseguridad uno de sus mayores resultados.

En entrevista con EL UNIVERSAL, a menos de dos meses de dejar el cargo a Javier Corral (PAN), afirma que ello se logró sin miedos y depurando las cárceles. “Si a mí me pregunta cuál es el mayor de mis privilegios, es haber cerrado cárceles y haber abierto escuelas”, responde.

Considera que el reto de la siguiente administración será mantener así al estado. “Por ahí han expresado, algo que me causa risa, que la seguridad en Chihuahua ‘está colgada de alfileres’; deben estar muy buenos los alfileres, porque ya tienen cinco años. Yo sólo pregunto, si van a ser capaces de sostenerlo”, expresa.

Duarte Jáquez acepta que deja pendientes, como el transporte público.

Asegura que no incrementó la deuda del estado, y si acaso subió mil millones ese rubro.

Rechaza las acusaciones de ser accionista de un banco, como lo acusaron.

No se siente culpable por la derrota del PRI en el estado, y aunque no fue una gestión perfecta, no deja a la entidad “en cenizas”.

Duarte Jáquez se dice víctima de una campaña permanente de desprestigio y descalificaciones.

Como ciudadano afirma que podrá caminar tranquilo por las calles de Chihuahua, aunque no detalla cuándo podrá hacerlo.

Policías infiltradas de escándalo

¿A escasos dos meses de dejar la gubernatura, cómo se siente?

—La función pública es una actividad permanente de retos, especialmente en una sociedad como la nuestra, que está evolucionando de manera permanente y un mundo competitivo y a la vez convulsionado.

En ese escenario, creo que el balance en Chihuahua es muy positivo. Sin duda, siempre habrá más que hacer; la sociedad legítimamente debe exigir mejores resultados y estándares de vida; pero a mí me parece que lo fundamental es que logramos enfrentar los retos mayores que teníamos, que ya pocos recuerdan.

Hace seis años en Chihuahua era difícil hasta hacer una campaña política, estaban canceladas las exhibiciones de películas en la noche, no había vida nocturna, la economía estaba paralizada en muy buena parte.

La actividad delincuencial galopaba por el territorio estatal. La impunidad era el sesgo que mantenía a una sociedad con temor y enlutada; recordemos los feminicidios, recordemos los secuestros, recordemos la migración masiva de la población chihuahuense hacia Estados Unidos o a otras regiones del territorio nacional.

Ese era el Chihuahua que teníamos, con un decrecimiento económico de nueve puntos, con un desempleo galopante y con la impunidad y la actividad delictiva cooptando a los jóvenes y, sobre todo, expulsando a la actividad económica.

Ese es el estado que encontramos, un déficit financiero espantoso, más de 10 mil millones de pesos en caja de déficit y una actividad económica paralizada prácticamente.

Hoy Chihuahua está de pie, tiene la mayor tasa de empleo de la República y la mayor tasa de empleo formal de todo el país.

¿Cómo logró revertir la tendencia del crimen?

—Con decisión, sin tener miedo, transformando las instituciones de procuración y administración de justicia; depurando los cuerpos policiacos; fortaleciendo nuestros sistemas de inteligencia y contra inteligencia; creando el mejor grupo antisecuestros y también el delito de extorsión, que era muy agudo y tenía paralizada prácticamente la economía de Ciudad de Juárez.

Hay un punto excepcional: las cárceles. Nosotros logramos —ustedes han sido testigos, incluso han hecho investigaciones periodísticas muy interesantes— quitar a las bandas el control de las cárceles y evitar el autogobierno.

El penal que visitó el Papa este año, recuerdo, en 2010 hubo 300 homicidios en su interior; este año, cero, y en los últimos cinco años no hemos tenido ni motines, ni fugas, ni muertos en las cárceles de Chihuahua.

Si a mí me pregunta cuál es el mayor de mis privilegios, es haber cerrado cárceles y haber abierto escuelas.

¿A qué nivel estaba la infiltración del crimen en las policías?

—De escándalo. Había señalamientos de coalición del crimen organizado con el gobierno, con las policías, con los mandos policiacos, con los instrumentos de control.

Grupos delincuenciales gobernaban las cárceles, operaban el secuestro, el tráfico y trasiego de drogas, de armas, de personas. Teníamos un problema agudísimo de desaparecidos en Ciudad Juárez.

Esto lo combatimos metiendo a la cárcel a los secuestradores, haciendo leyes que nos permitieran, con herramientas jurídicas —respetando los derechos humanos y el debido proceso—, con la más alta capacidad de combate a la impunidad y ahí está el resultado.

Eso es lo que nos ha permitido realmente lograrlo, pero además con una estrategia distinta a la tradicional.

En 2011 le pedí al entonces presidente Felipe Calderón el retiro de 10 mil elementos del Ejército y 5 mil de la Policía Federal de Ciudad Juárez. Y con 15 mil elementos federales menos en el estado logramos avances contundentes ante la transformación de nuestras propias instituciones.

Tiene razón el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, lo acaba de declarar, cuando dice que los estados debemos asumir nuestras propias responsabilidades. Puedo decirlo categóricamente, Chihuahua asumió con entereza la responsabilidad de combatir la impunidad.

¿Hoy la gente puede salir en Ciudad Juárez, caminar en paz?

—Absolutamente. Hoy Ciudad Juárez tiene una vida nocturna plena, los espacios de la comunidad en las ciudades del estado se vive, son espacios de libertad.

Hace seis años, yo mismo en campaña, fui víctima de amenazas y de riesgos, incluso de atentados. Ya no hablemos de la gente que tuvo que irse, hubo más de 100 mil chihuahuenses que abandonaron el estado y paralizaron la economía.

En ese sentido, insisto, lo que se logró en materia de seguridad no es para siempre. La seguridad todos los días se tiene que construir y día a día se tiene que consolidar, y las instituciones cada vez tienen que ser más eficaces, porque el fenómeno de la inseguridad es la capacidad que tienen los grupos delincuenciales de transformarse y evolucionar, porque buscan también ser competitivos y redituables.

¿Le reconoce apoyo al gobierno de Felipe Calderón?

—Por supuesto. Yo, siendo priísta, nunca tuve ninguna dificultad de relación con el gobierno del presidente Calderón, con sus funcionarios; la gestión es la que hizo fuerte a mi estado, para permitirnos dejar atrás este reto enorme de inseguridad.

La transformación de las instituciones tenía que ser con el respaldo del gobierno de la República, pero jamás regateamos, de ninguna manera, ni ninguneamos, ni anduvimos culpando a otras instancias de que fueran los responsables de la inseguridad en Chihuahua.

Asumimos lo propio y nuestro entorno, y lo logramos. Y así ha sido, afortunadamente con un mayor respaldo del presidente Enrique Peña Nieto.

Los feminicidios, también otro tema. ¿En qué nivel se encuentra este fenómeno, sin duda negativo?

—Las estadísticas que traemos no son las mismas, recordemos que a Chihuahua se le conocía por las muertas de Juárez y por los homicidios.

Hoy no es el caso, hoy no aparecemos en el ranking de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, cuando era el número uno y el top se lo llevaba Ciudad Juárez.

Hoy no aparecemos en los estados más peligrosos del país, cuando fuimos el número uno. Le estoy diciendo, si se habla del estado de Guerrero, donde hay mil homicidios, y Chihuahua, con 6 mil, ni siquiera existe un punto de comparación.

Lo que pasa es que la memoria es corta, y ahí quiero hacer un llamado de atención. Esa memoria corta lo único a lo que nos puede llevar es a repetir, desgraciadamente, un fenómeno como el que ya vivimos.

En materia de deuda pública. ¿Cómo recibió el estado y cómo lo está entregando?

—Yo recibí en registros 12 mil millones de deuda, más 10 mil 400 millones de deuda en la caja del estado.

Yo estoy entregando 23 mil 899 millones de pesos en deuda y 18 mil millones de pesos en una colocación bursátil, que es el aprovechamiento de una concesión carretera que nos otorgó el presidente Enrique Peña Nieto; esa no es deuda, no la van a pagar los chihuahuenses, no va en contra de las participaciones ni de los impuestos propios.

¿La deuda la recibe de 12 mil y la termina en 23 mil? ¿No considera que es mucho?

—No. 12 mil, más 10 mil 400 que me dejaron de déficit en la caja, ahí mismo, sin formalizar la deuda; es decir, 22 mil millones de pesos recibí de deuda, estoy dejando 23 mil 899.

¿Es apenas un porcentaje...?

—Muy mínimo.

Sin rechazados escolares

En materia educativa, ¿qué corte de caja hace?

—Podemos presumir que los avances son contundentes, 15 nuevas universidades tecnológicas en las distintas regiones para arraigar a los jóvenes; 200 bachilleratos, colegios de media superior y superior. Y que esto nos ha permitido, por 12 semestres consecutivos, no rechazar a un solo joven de las escuelas.

Creo que en materia educativa es una hazaña, pero la hicimos. Es la madre de las virtudes, decía mi padre, ésta la logramos hacer para contener la manera tan agresiva en que la delincuencia estaba cooptando a los jóvenes de la entidad; fue la única forma realmente de quitarle la materia prima al crimen organizado, mandándolos a espacios educativos.

¿En salud cómo entrega?

—De los mejores calificados. De acuerdo con la encuesta de atención a la salud pública, Chihuahua tiene el más alto reconocimiento de la población en el suministro de medicina, de atención, de información y en espacios; es decir, en cada población, en cada municipio hay clínicas y en la mayor parte son instalaciones nuevas.

Hospitales reconstruidos, modernizados o nuevos. Estamos dejando dos hospitales en Ciudad Juárez, donde sólo falta el equipamiento de cancerología, y el hospital de especialidades, que hacía mucha falta en esa frontera; el hospital infantil de Chihuahua lo construimos, lo concluimos, lo equipamos, modernizamos en general.

Hospitales en Delicias se está construyendo; en Cuauhtémoc lo terminamos; en Parral lo modernizamos; en fin, en todas las regiones de Chihuahua el tema de salud es hoy uno de los asuntos que mayor fortaleza le dan hoy a la sociedad.

¿En qué situación deja el crecimiento económico?

—En su crecimiento sostenido, hoy le puede dar una fortaleza, sin duda, a que ese PIB le genere la riqueza, pero la riqueza de un crecimiento sostenido, insisto; pero aquí lo más importante es que con el respaldo de la educación, el detonante en el crecimiento a futuro del PIB, va a ser espectacular.

Solamente en ingenieros y en técnicos vamos a tener una producción los próximos cinco años, de 250 mil ingenieros y técnicos adicionales, a lo que producía el sistema educativo.

¿5.5% de crecimiento promedio anual?

—6% es el último año. Trajimos los primeros años de 4.8% y llegamos a 6%, y hasta 6 y fracción, pero es arriba de 5% anual sostenido en lo que va de mi administración.

¿Qué pendientes deja?

—Me hubiera gustado concluir algunas obras, que el tiempo no nos da y desgraciadamente ha habido algunos retrasos que nos han buscado dinamitar la salida del gobierno; han buscado trastocar la dinámica que llevaba el gobierno, el equipamiento a los hospitales de Juárez, por ejemplo.

Concluir proyectos, obras y, en general, seguir apostándole, sin duda, a la investigación.

La derrota. No todo fue perfecto

Con estos resultados que externa, es difícil creer que el PRI, su partido, perdió el gobierno; suena ilógico, ¿qué pasó?

—No vivimos tiempos de normalidad, no vivimos tiempos de sinergias o de costumbres; vivimos tiempos en los cuales hoy la rentabilidad de un discurso de descalificación, sembrando y alimentando el ánimo colectivo en el que se pueden capitalizar errores.

No asumo que todo haya sido perfecto en mi gobierno, también lo quiero aceptar. Hay temas como el transporte público que requieren todavía de mayores esfuerzos, pero creo que también en el pecado estará la penitencia, porque quien se dedica sólo a señalar, mañana seguramente será señalado.

¿Se refiere a Javier Corral?

—Me refiero a quienes tengan la tentación de tocar ese discurso.

El PRI perdió, ¿se siente culpable?

—¿Por qué?, si yo estuviera entregando un estado hecho cenizas, seguramente me sentiría responsable.

Pero, ¿no es así?

—Por supuesto que no.

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