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Larry Rubin es un hombre hecho del esfuerzo, quien tiene dos nacionalidades: mexicana y estadounidense. Empezó a vender, puerta por puerta productos de Amway para auxiliar la economía del hogar, a sus 14 años.

“Me metí con mucha enjundia a vender y hacer redes de mercadeo”, cuenta. A sus 18 años tenía una red de mil personas en todo el país. Ahora es el representante del Partido Republicano en México y a quien le tocará “vender a la República” a Donald Trump en la próxima convención de ese grupo, en Cleveland.

“Se lo vendería como un gran aliado y socio en muchos aspectos y que la integración en ambas naciones es evidente e inminente, hay una simbiosis y siempre es mejor tener una buena relación con tu vecino, de amistad”, dice.

Será el único mexicano que no sea representante de medios de comunicación y que lleve la bandera tricolor para plantear lo necesario a fin de tener una relación bilateral sana. También le tocará promover el voto en México para las elecciones de noviembre del candidato de su partido. “Es al que han elegido”. No obstante, reconoce que después de este cónclave, si es que se concreta la unción de Trump, y haya coincidencias en sus posturas, decidirá si vota por el empresario e impulsa su respaldo. Tiene claro que a Hillary Clinton jamás le daría su apoyo.

El mexicoestadounidense estará en Cleveland frente al millonario y su equipo para darle argumentos objetivos al TLCAN, que ha beneficiado a México, pero también a Estados Unidos. “Tenemos la confianza que entenderá la problemática y la relación bilateral que existe”.

Reconoce que al virtual candidato a la Casa Blanca se le odia o se le ama, no hay medias tintas para quien quiere renegociar el Tratado de Libre Comercio con América del Norte.

Larry, nacido en 1974 en la capital del país, viene de una familia en la que el padre siempre ha sido republicano, pero su hermana —Jackie— es demócrata.

Afirma que hasta ahora él no ama a Donald Trump, pero tampoco lo odia y menos aún justifica sus argumentos, de manera especial porque no alcanza a entender algunas de sus ideas. Será después de la convención cuando se pueda ver, sin prejuicios, los valores que impulsará el aspirante. Las raíces de Larry lo hacen entender perfecto a México.

La familia del hombre se ubicó en Tlalpan y el padre quiso que sus hijos conocieran de manera natural las dos culturas. Envió a sus hijos al Colegio Americano . “En verano íbamos a pasar semanas con la familia estadounidense en Cleveland”, rememora.

Rubin empezó a trabajar en British Airways a los 18 años. La empresa lo contrató para ser documentador de maletas de US Airways (hoy American Air Lines). A los 24 años era director general de la aerolínea en México. Sin la licenciatura, ese puesto lo obligó a involucrarse en la Cámara Americana de Comercio con sus contrapartes que le doblaban la edad. Debió estudiar por las noches en la Universidad Anáhuac. Ahí escogió administración.

En la cámara le dieron varios nombramientos en diferentes grupos luego de siete años y, una vez pasado el 11 de septiembre, le ofrecieron ser el director general de la organización. En 2004, en la primera reelección del presidente George W. Bush, le pidieron ser el presidente honorario del Partido Republicano en México, cargo que tiene desde entonces.

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