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Con 22% de las actas computadas, 85 años después de la dominación priísta en Durango, y hasta las 03:00 horas de hoy, el candidato de la alianza PAN-PRD, José Rosas Aispuro, aventajaba con 45.7% de los sufragios, por lo que se proclamó ganador de la contienda, mientras que el candidato del PRI, Partido Verde y Panal, Esteban Villegas, con 41.2%, guardó silencio. La diferencia entre ambos aspirantes era de casi 11 mil votos.
Rosas Aispuro realizó una marcha de la victoria por las calles del Centro Histórico de Durango hasta la Plaza IV Centenario, donde, frente a una multitud que se congregó para festejar su triunfo y adelantó que no le temblará la mano para dirigir la entidad.
A unos 10 kilómetros de distancia del lugar, en las oficinas del Comité Directivo Estatal del PRI, todo era silencio.
En el corazón de Durango las calles se llenaron de autos con banderas albiazules, mientras los sonidos de las bocinas parecían sintonizarse en armonía con el grito de “fuera el PRI”.
El candidato tricolor, Esteban Villegas, había dado una rueda de prensa apenas cerrando la jornada electoral, en la que aseguró que la victoria estaba de su lado y que tenía ocho puntos de ventaja. Pero su semblante y expresión eran los de una persona que da un pésame y no una buena noticia.
Se justificó al decir que no era una persona triunfalista, que había que guardar prudencia y que había que esperar los tiempos. Apagaron la música de banda que estaba preparada y cerraron las puertas. Para las 11 de la noche, el claustro reflejó la derrota.
Triunfo vaticinado. José Rosas Aispuro caminó la avenida 20 de Noviembre, la más importante del Centro. Saludó a la gente, dio las gracias, azuzó a los duranguenses en sus coches.
Los taxistas, esos que tienen el termómetro de lo que pasa en la ciudad, pronosticaban desde la tarde la victoria, por primera vez, de un partido diferente al Revolucionario Institucional: “Ya toca un partido diferente”, comentó uno; “Ya estamos hasta el copete”, se quejó otro. Los choferes le gritaban: “¡Sí se pudo!”, y él respondía con el puño cerrado. Las familias que se congregaron le gritaban “gobernador” y él contestaba con la misma frase.
En el estrado, Rosas Aispuro estuvo acompañado por el senador Ernesto Cordero y el delegado del PAN en Durango, Marcelo Torres Cofiño.
Cordero advirtió a los duranguenses: “De ustedes depende este gobierno. Cuídenlo. Sí se pudo”.
Rosas Aispuro declaró que más que un cambio de partido, lo que debe haber es un cambio de actitud. “No los voy a defraudar”, dijo a la gente. “Pero esto requiere de unidad y de darle una oportunidad al estado. Esta victoria es de ustedes los duranguenses”.
“Fuera el PRI, fuera el PRI”, gritaba la gente. José Rosas, más ecuánime, dijo que será respetuoso de los órganos electorales, pero “hoy ganamos”.
“Hago un llamado a que nos unamos y trabajemos en armonía. Hay que entender que los tiempos de ellos [el PRI] ya se acabaron”, expresó. Agregó que el cambio y la alternancia es un bien para los duranguenses.
El candidato adelantó que iniciará el diálogo con todos los sectores para enderezar el camino de Durango. “Antes que político soy un ser humano con gran corazón y voy a tenderle la mano a todas las personas”, prometió mientras la gente no paraba de llamarlo “gobernador”. Él respondió: “Tendré la determinación de aplicar la ley sin que me tiemble la mano”.
Al final, Rosas Aispuro podría convertirse en el primer gobernador de Durango emanado de un partido distinto al PRI. Hace seis años perdió por menos de 2% y aseguró le habían robado la elección. En las calles la gente le recordó ese episodio: “Ahora defendimos el voto”, y “ahora sí ganó el que más votos recibió”, le gritaban.
En el PRI guardaron silencio. No hubo declaraciones de aceptación de la derrota ni una postura de paciencia. Nada. En el Centro Histórico, a la medianoche, la gente festejaba el triunfo con banderas y las bocinas de automóviles. Festejaban que José Rosas Aispuro, un ex priísta enfundado en la camisa del PAN y PRD, había derrocado por fin a un partido que sumaba 85 años al frente del estado.
Durango para el PAN. El municipio de Durango, la capital de la entidad, será sumada a las victorias del PAN y PRD en la figura de José Ramón Enríquez, mientras que Gómez Palacio, en La Laguna, la segunda ciudad en importancia económica y política, será gobernada por la priísta Leticia Herrera.
Lerdo, Mezquital y Nazas, son otros municipios en los que tenía ventaja el PRI. De los 15 distritos en juego para renovar el Congreso de Durango, el PRI aventajaba en el siete, nueve, diez, 11 y 12, principalmente. El 15 y el tres eran los más peleados y el resto serán para la alianza del PAN y PRD.