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El ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación José Ramón Cossío Díaz advirtió que la transición al sistema de juicios orales “es una migración complicada y gigantesca”, en la que es preocupante que los actores —jueces, abogados, ministerios públicos y peritos— carezcan de la habilidad para desenvolverse en un caso sin los procedimientos escritos.

Ponente magistral en el Octavo Taller Avanzado de Oratoria y Debate de EL UNIVERSAL, en el Senado, Cossío dijo que “son de gran importancia las prácticas a las que convoca EL UNIVERSAL y que promueve la familia Ealy”, dirigidas a la construcción de las habilidades del habla.

“Antes de la oralidad en los juicios, la enseñanza del Derecho ha destinado la asignatura de argumentación jurídica y en la actualidad se tendrían que integrar prácticas oratorias”, consideró.

Dijo que si bien los juicios orales se basarán en la sustentación con hechos sin artificios de expresión, se deberá contar con la habilidad para hablar, respirar, saber a quién se dirige uno en la exposición y sostener discusiones con estrategia. “Hay confrontaciones muy duras y se requiere de talante, postura, energía y no sólo echar cohetes chinos y cosas estrambóticas”, dijo.

Consideró que los abogados tendrán que echar mano de recursos oratorios en los nuevos juicios orales y previno que en México no habrá jurado, de manera que “imaginen las grandes posibilidades discursivas que se van a dar entre las dos partes en una audiencia, frente a un juez... traten de convencerlo de una verdad jurídica”.

Insistió en que la falta de entrenamiento en México sobre juicios orales es preocupante y comparó esta carencia con un piloto acostumbrado a tripular naves pequeñas al que le piden dirigir un avión grande sin adiestramiento previo en simuladores de vuelo.

Afirmó que “se ha hecho una reforma gigante de derechos humanos que tenemos que garantizar”, y mencionó los riesgos de “generar impunidades”, por ejemplo, por errores en procedimientos.

“El reto es increíblemente complejo y se verá pronto en la profesión de la abogacía”, aseguró el ministro. Añadió que los jueces requerirán “hechos para sustentar los casos”, aunque “habrán abogados que soltarán cuentos buenísimos, de sobra, porque no habrá jurado al cual hacer llorar”.

Explicó que los abogados deberán pulir su expresión porque “hay quienes se pierden en su argumentación y en los juicios podrían incurrir en planteamientos interminables y una mala defensa”.

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