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El estado de Oaxaca está enfermo y la próxima elección es la oportunidad para sacarlo de esa situación, afirma Alejandro Murat Hinojosa, aspirante del PRI a la candidatura por la gubernatura de Oaxaca.

En entrevista con EL UNIVERSAL, sostiene que es tiempo de terminar con los “experimentos” en esa entidad, de las alianzas PRD-PAN que llevaron al actual gobernador Gabino Cué al poder y que no se descartan para la siguiente elección; sostiene que no funcionan porque sólo buscan “el poder por el poder”.

Confía en que su partido, presidido por Manlio Fabio Beltrones, logrará un proceso interno con el fin de mantener la unidad necesaria y recuperar electoralmente el estado.

A la pregunta de si su padre, el ex gobernador de Oaxaca José Murat, intervendrá en su administración en caso de ser elegido abanderado y a la postre gobernador, niega ese escenario y asegura que él se ha forjado su propio destino. “Yo represento resultados... no vamos a cargar con fantasmas”, dice, y pide ver hacia adelante y dejar atrás las rencillas entre priístas que han gobernado esa entidad.

Niega que tenga un problema legal por cumplir con la residencia en Oaxaca y adelanta que seguirá la política educativa de generar un nuevo diálogo con los maestros de la CNTE, el gran activo del estado y del país.

¿Para qué ser candidato a la gubernatura de Oaxaca?

—De lo que se trata es de dejar atrás un estado que está sumido en la ingobernabliidad, en altos niveles de pobreza. Convertirlo en un estado con grandes recursos naturales en realidad, en darles oportunidad a los oaxaqueños. Estoy convencido de que sí se puede.

Los momentos de crisis son la gran oportunidad, porque hoy Oaxaca está enfermo, de transmitir el entusiasmo y aprovechar la riqueza del estado, su gente, su historia. Hoy hay que traer esa historia y hacerla realidad.

¿Cuáles son los problemas más importantes de Oaxaca que deben atacarse?

—Primero, gobernabilidad. Hoy la definición de competitividad es generar un entorno propicio para hacer negocios, y yo agregaría: generar calidad de vida. Si podemos construir este entorno, entonces por supuesto se da el primer paso para generar inversión y desarrollo.

El tercer problema es la educación. Tenemos que ir de la mano en la parte educativa, para que todos los jóvenes tengan esta alternativa.

¿Cuál sería la fórmula para ello?

—Primero, ejecución. De nada sirve estar sobrediagnosticado. No sirve tener un plan, de lo que se trata es de dar resultados; lo más importante es ejecutar esos planes que ya todos conocemos. Construir unidad, trabajar en equipo y hacer un manejo transparente y eficiente de los recursos públicos, que son escasos y que por eso deben ser correctamente aplicados.

¿Qué opina de que PAN y PRD busquen una alianza en Oaxaca contra el PRI?

—El poder por el poder no sirve. De lo que se trata es de encontrar en el gobierno el facilitador para la gente. Ahí está el error.

¿No más experimentos con Oaxaca?

—Ya fue suficiente. De lo que se trata es preguntarnos si queremos seguir siendo testigos de ese pasado o tomar las riendas y construir ese Oaxaca que nos merecemos.

¿Cómo ve la elección interna?

—Me entusiasma. Sabemos que en democracia hay que competir para salir más fortalecidos. Al final, el que decide es el gran elector, que es la ciudadanía. Será un proceso dinámico e intenso y mi partido saldrá fortalecido.

¿Podría venir alguna ruptura en el PRI ante tantos aspirantes?

—Por supuesto que no. Mi partido ha demostrado que tiene en sus mujeres y hombres a personas profesionales que saben competir pero que también saben construir. Estoy claro de que estos proceso democráticos de competencia interna sólo permiten salir más fortalecidos.

¿La alternancia democrática no fue la ruta para acabar con la desigualdad en Oaxaca? ¿Cómo califica la gestión de Gabino Cué?

—La falacia electoral señala que no por ganar una elección se traduce en mejores índices de calidad de vida. Eso sucedió no sólo en Oaxaca, sino en otras alianzas. Hoy Oaxaca cayó en una falacia electoral.

¿Usted es parte del nuevo PRI?

—Por supuesto que soy parte de una nueva generación que ha permitido cambiar a México.

¿Qué le dice a la gente que piensa que su padre volverá a gobernar a través suyo?

—Que los hombres no nos inventamos todos los días. Me acompañan mi experiencia, mis recursos académicos y, por supuesto, mi integridad para entender que los que asumimos la responsabilidad somos los que encabezamos los proyectos. No vamos a cargar con fantasmas ni seremos cómplices de ninguna otra índole.

Habrá quien use el dato para pegarle...

—Alejandro Murat representa resultados. Así lo he hecho durante estos 12 años en todos los cargos públicos. Los éxitos y fracasos los asume uno. El papel que ha jugado José Murat en cualquiera de estas definiciones ha sido ninguno. Y la que jugará en Oaxaca ha sido ninguno.

Entonces les dice que no gobernará otra vez su padre a través de usted...

—Por supuesto que les digo que no. Esa es la grandeza de la democracia.

¿Las rencillas políticas de su padre las asumirá?

—Está aquí Alejandro Murat, quien entiende que la política es el mejor instrumento para generar acuerdos. Representamos el presente y el futuro. No tendremos lastres ni fantasmas.

¿El PRI puede recuperar Oaxaca?

—Sin duda.

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