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En las regiones marginadas de Oaxaca hoy los niños viven en las condiciones que sufrieron Benito Juárez y Porfirio Díaz, en el siglo XIX, y para combatir esa desigualdad ancestral se requiere un programa y un gobierno estatal que acompañe a las comunidades, señala el aspirante a la candidatura del PRI por el gobierno del estado, Samuel Gurrión Matías, quien define su perfil político como “ganador y en condiciones de despolarizar la confrontación de grupos priístas locales”.
Gurrión Matías, nacido en Juchitán, en 1968, señala que el estado requiere un gobernador que conozca todo Oaxaca para aterrizar las grandes reformas del presidente Enrique Peña Nieto, desde la educativa, hasta las oportunidades que significa la Zona Económica Especial del Istmo de Tehuantepec, con el conocimiento de la realidad, no sólo por estadísticas; se necesita un gobernante que haya sufrido la pobreza y las necesidades del pueblo, dice.
Del presidente del partido Manlio Fabio Beltrones, quien fue su coordinador parlamentario en la 62 Legislatura, dice que “sabrá conducir el proceso interno”.
Hace tres años y medio, Samuel Gurrión Matías entró en la vida política, ganó la diputación federal por el distrito electoral federal con cabecera en Juchitán, Oaxaca, y resultó ser el único legislador priísta oaxaqueño que llegó a San Lázaro, en septiembre de 2012. Emprendió una ruta de gestión social que, dice, en entrevista en un hotel de la ciudad de México, le ha permitido brindar atención a un millón y medio de oaxaqueños. Ahora, señala, tiene la aceptación necesaria para que el PRI recupere Oaxaca.
¿Cómo ve el proceso interno de su partido para Oaxaca?
—El PRI quiere recuperar Oaxaca, para ello necesita tener un candidato ganador de las elecciones, no sólo un recomendado o que pertenezca de manera activa a un grupo político o de otro tipo. Mi partido quiere ganar y eso me da a mí tranquilidad.
¿Tiene apoyos en los grupos locales?
—No lo digo con soberbia: yo traigo en todas las encuestas serias las preferencias de los oaxaqueños. Esto sucede porque me he dedicado a atender a la gente, ir con ellos de la mano. Todos buscan que su candidato pueda despolarizar a los grupos políticos que están en pugna. Yo no pertenezco a ninguno de esos grupos políticos que siempre han estado en pleitos; un candidato debe de cohesionarlos.
¿Considera que cuenta con el perfil necesario para gobernar Oaxaca?
—Hay algo muy importante: el presidente Enrique Peña Nieto ha sido reformador. El estado de Oaxaca necesita que aterricen las reformas que él promovió y que yo voté como diputado federal. Quiero decir que se necesita un gobernador que pueda dar certeza, seguridad para que con esos cambios el estado salga del estancamiento en que se encuentra.
¿Qué debe aterrizarse?
—El presidente anunció la Zona Económica Estratégica del Istmo de Tehuantepec, que ha sido bandera de campaña de muchos políticos, pero ninguno ha regresado a cumplir. El presidente Enrique Peña Nieto está regresando a cumplir con la zona y con Oaxaca, atrayendo inversiones. La reforma educativa aún no aterriza en su totalidad y se necesita un gobernador que garantice que con este nuevo horizonte podamos vivir mejor.
¿El método de unidad de Manlio Fabio Beltrones, cómo lo considera usted?
—Manlio Fabio Beltrones es mi amigo. Yo lo quiero mucho porque fue mi coordinador en la 62 Legislatura; también fue mi maestro cuando llegué a la Cámara de Diputados, el primer político con el que en verdad tuve relación de amistad. Yo lo conozco. No se equivoca.
¿Cómo es Beltrones?
—Manlio Fabio Beltrones es un hombre muy práctico. Siempre busca ganar y no quiere perder. Él y quienes deban tomar las decisiones por el candidato que asegure el triunfo del priísmo, que despolarice a cada uno de los grupos internos lo harán correctamente.
¿Con qué animo participa usted en este proceso interno?
—Yo estoy tranquilo, esperando que la decisión sea la correcta para que podamos juntos recuperar Oaxaca y cambiar la historia y la vida de mis paisanos, de mi gente, porque yo sí nací en Oaxaca, yo ahí he vivido y he sufrido.
Se propone como un político cercano a la gente, ¿qué tan cercano es en verdad?
—No se puede gobernar conociendo Oaxaca por estadísticas. No. Eso ha sido el problema de esta entidad: que ha sido gobernada por administradores que no viven allá, que no conocen la necesidad ni tampoco la pobreza, no han palpado el dolor de los oaxaqueños. Cuando no lo has vivido en carne propia, te vuelves un gobernante frívolo.
¿Tener arraigo es fundamental?
—Para hacer un cambio verdadero, sí. ¿Cómo vas a dar un discurso sobre cambiar Oaxaca, decir que te duele Oaxaca, si no vives ahí, si vives en el Pedregal, en Las Lomas, o en Boston o en Londres? ¿Cómo puedes decir que quieres y amas a Oaxaca, que quieres un cambio, si no eres parte de ahí?
¿De qué empresas es usted dueño?
—Del Grupo Corporativo Gurrión. Es familiar.
¿Cómo saltó de empresario a político?
—En Juchitán gobernó la izquierda 30 años. Mi hermano Daniel, que es cirujano dentista, derrotó a la Coalición Campesina Obrero Estudiantil del Istmo; cuando terminó su gestión, la misma gente me lo propuso.
¿Cómo adopta su forma de contacto directo y de gestión?
—Mis padres, como misioneros evangelistas nos llevaban a mis hermanos y a mí a los pueblos donde ayudaban a los más necesitados. Eso aprendí y como diputado llevé apoyos a un millón y medio de oaxaqueños.