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La muerte de un líder obrero puede ser la resurrección de otro. Desde 1988, cuando perdió la elección de senador por el DF, Joaquín Gamboa Pascoe se mantuvo en las sombras, peleando con la prensa y alentando el mito de que era un hombre carcanísimo al entonces dirigente de la CTM, Fidel Velázquez Sánchez.
Hombre que gustaba de los casimires finos y de los autos de lujo, los resultados de la elección del 88 lo dejaron fuera del escenario político, frente a Porfirio Muñoz Ledo, quien ganó los comicios.
Por esos días, una reportera soltó metralla contra Gamboa Pascoe, líder de la Federación de Trabajadores del DF (FTDF): ¿No considera un insulto que un líder obrero llegue a la CTM en autos de lujo?
¡Qué le pasa! encaró el dirigente ¿Qué, porque los trabajadores están jodidos, yo también debo estarlo?
No volvió a dar una entrevista de prensa. Ni el propio don Fidel lo convenció de que limara asperezas con los periodistas, que también le dieron la espalda.
“A mí nunca me verán con huaraches”, acuñó entonces.
Los momentos de gloria del licenciado en Derecho se remontan al sexenio de Luis Echeverría, que lo presentó con un dirigente de trabajadores textiles. Metido en ese mundo, conoció a Jesús Yurén Aguilar, líder de la FTDF.
Algunas versiones periodísticas lo ubicaron como el hombre que cargaba el portafolios de Yurén Aguilar, que al morir dejó su lugar a Gamboa Pascoe. Todopoderoso entre los trabajadores del DF, dejaba correr los mitos de su cercanía con don Fidel. “Es su yerno”, solían decir en los pasillos del edificio de Vallarta 8.
Al concluir el sexenio de Echeverría, el líder obrero llegó a la presidencia de la Gran Comisión de la Cámara de Senadores en 1976, un órgano legislativo monopartidista al servicio del nuevo José López Portillo.
Siempre acostumbrado a la buena vida, Gamboa Pascoe solía tener comidas en sus oficinas del Senado, pero con una pequeña manía: mandaba por sus platillos al restaurante L'Heritage, ubicado en 5 de Mayo.
El Día del Trabajo buscaba un lugar cercano a don Fidel y al mandatario, para contarle chistes y hablarle al oído, como lo hizo con el líder del PRI, Roberto Madrazo, en la ceremonia de cuerpo presente al líder cetemista, Leonardo Rodríguez Alcaine.
La buena estrella de Gamboa Pascoe, el dirigente obrero con casa en el Pedregal de San Ángel, terminó en 1988, con la derrota en las urnas y señalamientos en la prensa de enriquecimiento desmedido en la construcción y distribución de viviendas de interés social. Durante 14 años había promovido la construcción de 50 mil casas del Infonavit.
Asumió el liderazgo de la CTM desde el 9 de agosto de 2005.
afcl/ml