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El próximo avión presidencial, un Boeing 787 Dreamliner que llevará el nombre de José María Morelos y Pavón, no será vendido, se entregará al Estado Mayor Presidencial durante las próximas semanas tras concluir las pruebas a que es sometido en el aeropuerto Dallas Love Field, de Texas.

La Presidencia de la República detalló que la entrega de la aeronave —adquirida por la anterior administración— está condicionada a la realización de las últimas pruebas y a la certificación del equipamiento interior por parte de la Federal Aviation Administration de los Estados Unidos (FAA).

El actual avión que lleva el nombre de Presidente Juárez, se mantendrá como parte de la flota aérea del Estado Mayor Presidencial y será aeronave de respaldo cuando el avión José María Morelos y Pavón se encuentre en mantenimiento.

El próximo avión presidencial, como lo adelantó EL UNIVERSAL, podrá transportar hasta 80 pasajeros, 20 más de los que hoy se transportan, cuenta con equipos en telecomunicaciones satelitales e internet, y tiene una vida útil de 25 años, por lo que concluirá su servicio en 2040.

Sus características tecnológicas permitirán que el Presidente de la República reciba y transmita información permanentemente desde cualquier parte del mundo, lo que facilitará el desahogo de su agenda de trabajo incluso en vuelos de larga distancia, de acuerdo con la información oficial.

El nuevo avión operará dos semanas después de su arribo a México, “tiempo en el que concluirá el entrenamiento de las tripulaciones y personal de tierra”, detalló la Presidencia.

Recordó que tras la muerte del secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, en el sexenio pasado en un accidente aéreo, los diputados exhortaron al Ejecutivo a realizar adecuaciones presupuestarias para renovar las aeronaves asignadas a la Presidencia para garantizar la seguridad del Presidente y secretarios de Estado.

En noviembre de 2012, Banobras concretó la compra de una aeronave Boeing 787-8, cuyo costo total, incluyendo ingeniería, instalación de sistemas, adecuaciones de estructura, equipamiento de cabina, certificaciones y un paquete de refacciones, fue de 218.7 millones de dólares, que se pagaron a 13.5 pesos por dólar, dado que también se adquirió una cobertura del tipo de cambio.

El costo real, pagado en pesos por la totalidad de la aeronave con su equipamiento, fue de 2 mil 952.4 millones de pesos.

Seguridad nacional. “Los presidentes de la nación requieren de un equipo de transportación seguro, confiable y eficiente, para el desempeño de sus funciones, de sus equipos de trabajo y de los representantes de medios de comunicación que cubren sus actividades. En promedio, 60% de los pasajeros en cada vuelo del avión presidencial, son periodistas”, argumenta la Presidencia de la República.

La Presidencia confirmó la información de EL UNIVERSAL del 3 de diciembre, sobre el actual TP-01 que está impedido a aterrizar en varias ciudades del mundo por los niveles de contaminación sonora que emite.

Confirmó que se contrató a Ascend Flightglobal Consultancy, empresa internacional especializada en valuación y asesoramiento para la compra y venta de aeronaves, que dijo que de vender la aeronave a una aerolínea comercial, habría una pérdida de más de 58% del costo (128.2 millones de dólares).

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