El coordinador del PAN en el Senado, Fernando Herrera, afirmó que los debates probarán dónde están las ideas y propuestas viables, y van contra las ocurrencias de los demagogos y las mentiras de “los mesías sexenales”.
Al respaldar la iniciativa del presidente nacional, Ricardo Anaya, para establecer en ley la obligatoriedad de debatir entre los aspirantes presidenciales, Herrera Ávila recordó que la sociedad mexicana, cada vez más informada y crítica, tiene baja estima por la clase política porque no le ve altura para enfrentar la crisis.
“Para ganarnos el respeto de la sociedad, los políticos tenemos que demostrar, mediante el debate, que sabemos a dónde debe ir el país. De lo contrario, la clase política seguirá bajando en la escala de confianza del público”, advirtió.
Explicó que los debates y su difusión masiva constituyen los instrumentos más eficientes para garantizar a los ciudadanos el derecho a la información, y favorecen el voto libre, informado y razonado.
La propuesta de llevar a cabo un debate, por lo menos una vez al mes, entre los presidentes de los partidos políticos, y por lo menos dos veces al mes, entre los candidatos a la Presidencia, explicó, les permitirá enfrentar el escrutinio público tan necesario para la toma de decisiones en las urnas.
Herrera Ávila dijo que la iniciativa panista es un paso a favor de poner el piso parejo para los candidatos presidenciales, porque al organizar los debates el Instituto Nacional Electoral (INE) hará las gestiones a fin de propiciar su transmisión en el mayor número posible de estaciones y canales de radio y televisión, respetando el principio de equidad.
Mencionó que ha habido un alud de artimañas para evitar los debates entre candidatos “pues es evidente quienes sí tienen capacidad para presentar propuestas de manera directa y transparente a la sociedad y quienes sólo son producto de la mercadotecnia”.
Señaló que es impostergable avanzar y concretar los debates. La ciudadanía así lo exige y obliga por igual a legisladores, dirigentes de partidos y candidatos a no poner oídos sordos a su demanda, “salvo que tengan algo que ocultar”.