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Una “operación caballo de Troya” sorprendió a todos. Maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación Guerrero (CETEG) “reventaron” por una hora el examen de desempeño que se realizaba en el Fórum Mundo Imperial. En silencio y ordenados entraron más de 2 mil maestros a la prueba.
La sala del Fórum, con capacidad para 10 mil personas, estaba preparada: coffee break, una sala aledaña donde había tres tiempos de comidas para los maestros que habían descansado en hoteles de lujo, 2 mil 880 computadoras Hewlett Packard rentadas para la ocasión y un dispositivo de seguridad interior de 300 efectivos entre gendarmes, policías estatales y de seguridad privada.
Los profesores que se alojaron en hoteles de la Zona Diamante llegaron a la sede antes de las 8:00 horas; a la par, sus colegas de la CETEG que se oponen a ser evaluados iniciaron sus marchas.
Por dos frentes, uno que salió de la glorieta de Puerto Marqués y otro por Boulevard de las Naciones, marcharon hasta toparse con la valla metálica que instaló la Policía Federal en el kilómetro 13, para que no llegaran a impedir la evaluación de los 2 mil 537 profesores que se presentaron.
Entre estos miles de trabajadores de la educación estaba un grupo de docentes que tenían como misión -—según las autoridades— sabotear el desarrollo del proceso.
El megasalón estaba listo con la garantía de que todos alcanzarían una computadora para aplicar su evaluación. Dos horas y media después se vivió la tensión, luego que alrededor de 50 o 70 profesores comenzaron a gritar que querían que se les asignara una máquina para responder su examen.
Una de las maestras relató que profesores que ya habían esperado dos horas comenzaron a gritar desesperados, que les asignaran un lugar; al no tener respuesta comenzaron a desconectar los equipos de cómputo de sus compañeros.
“¡O todos o nadie!, ¡Queremos computadoras!”, repetían y chiflaban, según los testimonios.
Eran casi las 10 de la mañana y varios docentes ya habían completado varios reactivos de la prueba.
Todo se salió de control. Entraron a la sala los que ya tenían la consigna de sabotear el examen y gritaban a los participantes que o todos o ninguno. “Todos nos paramos por el ambiente que se vivía, las máquinas comenzaron a apagarse”, comentó una de las profesoras al salir del Fórum Mundo Imperial.
De los gritos pasaron a los empujones con guardias de seguridad privada; uno que otro golpe y una docente desmayada fue el saldo.
“Comenzamos a llorar por la tensión que se sentía; nos empezamos a salir y nos dijeron las autoridades que se reprogramará la evaluación”, explicó la maestra.
Otra relató que “un grupo de docentes comenzó a encender el ánimo. Gritaron que no tenían computadoras y en apoyo varios se levantaron de sus lugares”.
Poco más de mil profesores decidieron salir, argumentaron que para un examen de esa naturaleza ya no se sentían concentrados para poder seguir con su evaluación, por lo que serán reprogramados para hoy y la próxima semana. Mil 960 decidieron continuar con su evaluación, la mayoría de zonas alejadas.
“Mejor ahorita voy a mi casa, me relajo y esperaré la nueva fecha porque para presentar un examen de esa naturaleza uno tiene que estar bien y ahorita me siento muy alterada y no puedo demostrar lo que sé”, mencionó una profesora desanimada.
Una más dijo que, al ver que unos de sus compañeros protestaban por no tener un lugar para comenzar su examen, algunos en apoyo decidieron levantarse. “La mayoría suspendió su prueba en apoyo. Dijimos o todos o ninguno, íbamos en buena forma a presentar el examen, pero hay una desorganización y decidimos retirarnos; desde las 4:30 horas nos levantaron para asistir y ya eran las 10 y no había suficientes computadoras.
“Empezamos a gritar: ‘¡Fuera los antimotines!, ¡fuera los antimotines!’, luego se replegaron los maestros que estaban protestando y se salieron porque los presionaron”.
Alrededor de las 16:00 horas, los que protestaban en la calle derribaron parte de la contención metálica que instaló la Policía Federal para impedir que llegaran al Fórum Mundo Imperial. Sin necesidad de utilizar gases lacrimógenos las fuerzas armadas lograron que la disidencia magisterial se retirara.