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Diría el clásico: Esta es la crónica de dos elecciones anunciadas de ministros de la Suprema Corte, y cuando algo más de dos terceras partes de los votos se habían emitido a favor de Norma Lucía Piña Hernández y de Javier Laynez Potisek, ambos están allí, para sorpresa general, y de inmediato rinden protesta al cargo.

Las reglas de la elección establecían que los nuevos ministros podrían ser investidos en una sesión posterior, y a las 19:25 horas, sin embargo, cuando las papeletas de las votaciones por cédula todavía están acumuladas en la mesa directiva, Piña y Laynez levantan el brazo.

“¡Sí, protesto!”, exclaman. La ministra Piña Hernández está nerviosa, su mano derecha tiembla. Laynez se mantiene inmóvil con la mano tendida a la altura de su cabeza, rodeados ambos por senadores priístas y panistas, entre ellos Fernando Yunes e Ivonne Álvarez.

Hay aplausos dispersos. A los votos a favor del ministro Laynez, aunque secretos por ser emitidos en cédula depositada en una urna, se conoce que se ha sumado el perredista Sofío Ramírez.

Atrás de los nuevos ministros, un grupo parlamentario mancha el momento. El presidente del Senado, Roberto Gil (PAN), ha dispuesto que los miembros de la asamblea se pongan de pie, en actitud de respeto al acto de rendición de protesta de los dos ministros, hecho que legalmente los inviste como miembros del tribunal constitucional.

La bancada del PRD se queda sentada. Así transcurre el “Sí, protesto” de Piña y Laynez, y además se han retirado de la Mesa Directiva el vicepresidente perredista, Luis Sánchez, y el secretario Humberto Fernández Fuentes. En la comisión de cortesía para acompañar a los ministros no hay ningún integrante de la bancada que coordina Miguel Barbosa.

Así protestan por la conducción del debate que ha llevado a cabo el panista Roberto Gil Zuarth, quien niega el uso de la palabra a Zoé Robledo Aburto, y motiva una fila de quejosos; los más enérgicos, Isidro Pedraza y Marco Antonio Blásquez.

Casi cinco horas y media antes, al abrirse la discusión de la terna femenina, el petista Manuel Bartlett se mofa y dice al pleno el resultado de las elecciones de ministra y ministro; pronuncia los nombres de los que serán electos. En su estilo irónico, Layda Sansores, también del PT, parece que hace una alegoría: “Ya les prueban la toga”; llaman al proceso “una completa farsa”.

Luis Humberto Fernández Fuentes (PRD) descalifica a las tres candidatas a ministra y de lo dicho se genera una discusión sobre igualdad de género, con un contrapunto en el que Angélica de la Peña, su compañera de grupo, pide que se vote la terna de mujeres.

Una mayoría PRI-PAN forma mancuerna en defensa de la idoneidad de las candidatas y candidatos, y reman hacia el buen éxito del proceso Ivonne Álvarez, Angélica de la Peña (para el caso de mujeres), Diva Gastélum. Se trata de un duelo de razones en el que es imposible el consenso. Dicen que hay que cambiar el método para elegir ministros de la Suprema Corte.

Piña es electa de panzazo, con 79 votos, cinco más que el mínimo, y Laynez recibe 81, siete arriba del límite menor. Pero de pronto la atención se concentra en los reproches a Gil Zuarth. La izquierda revienta las votaciones de temas que siguen y se salen del pleno para precipitar falta de quórum. Es como un motín.

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