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politica@eluniversal.com.mx
Olga Sánchez Cordero, quien concluirá el 30 de noviembre su periodo como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), se va satisfecha de haber decidido sobre casos paradigmáticos y que representaron un parteaguas en la historia judicial del país.
Cita entre ellos la liberación de la ciudadana francesa Florence Cassez, condenada a 60 años de cárcel por secuestro; la despenalización del aborto; el matrimonio entre personas del mismo sexo y la posibilidad de que éstas parejas puedan adoptar.
En entrevista con EL UNIVERSAL, rechaza haber recibido presiones al emitir sus fallos.
Señala que para cerrar su paso por el máximo tribunal, “es un buen caso” el amparo que se concedió a cuatro integrantes de la Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsable y Tolerante (SMART) para el uso personal de la marihuana con fines lúdicos.
¿El caso Cassez fue el más difícil, pero al mismo tiempo el más satisfactorio de su carrera?
—Es así. Los diversos casos que he tenido como la despenalización del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y a su adopción, y en especial el de Florence Cassez, han sido paradigmáticos y un parteaguas en la historia de los derechos del procesado en nuestro país. Porque le dio contenido a muchos principios y derechos fundamentales que consagran nuestra Constitución, como la presunción de inocencia, al debido proceso, el derecho a la puesta y disposición inmediata o a la asistencia consular, que han servido a muchísimos mexicanos y extranjeros que se encuentran en nuestro país para decretar libertades inmediatas.
Usted siempre dijo que no se pronunció por la inocencia o por la culpabilidad de Cassez, sino por el respeto al debido proceso. Pero, ¿esto se entendió socialmente?
—Hubo un rechazo de la sociedad porque estaba manipulada por los medios a través del montaje y de una escenificación ajena a la realidad. ¿Cómo puedes sostener ante un gobierno extranjero o ante tu propio país que a través de un montaje se condene a una persona a 60 años de prisión? ¿Cómo se puede sostener eso? Es absolutamente inaceptable e insostenible en cualquier Estado de derecho.
Así que cualquiera que haya sido el sentido de la opinión pública, qué bueno que hoy no tenemos esos montajes. Y aunque han tratado de hacer otras escenificaciones, ya no son tan obvias, y cuando han tratado de desvirtuar la realidad, lo han hecho con más cautela y a sabiendas de las consecuencias.
¿Recibió en la calle ese rechazo a su decisión?
—Alguna vez estaba yo con mis tres pequeños nietos haciendo una fila para entrar a un avión y una persona me dijo en forma, si no agresiva, cuando menos en un sentido de reclamo: “Por qué liberó a Florance Cassez”. Fuera de ese detalle, prácticamente no tuve. Pero sí fue bastante significativo para mí.
Con la despenalización del aborto, ¿hubo este tipo de reclamos?
—Sí, incluso de algunos sectores de mi familia un tanto conservadores. Yo les dije en una forma muy sencilla: “¿tú quieres que las mujeres vayan a la cárcel? Yo no y de eso se trata la despenalización del aborto, que las mujeres no vayan a la cárcel ni sean sujetas a un proceso penal que las condene”.
En el tema del desafuero de Andrés Manuel López Obrador, ¿hubo presiones?
—En este caso tengo una gran satisfacción personal porque la sola admisión de la controversia constitucional de la Asamblea Legislativa (del DF) contra la Cámara de Diputados fue de verdad una resolución muy atinada, según mi punto de vista.
En primer lugar porque la Asamblea me estaba preguntado a mí, Suprema Corte, si podía equipararse a un Congreso local en materia del trámite del desafuero de su gobernante. Esa era la pregunta, un tema constitucional.
¿Pero hubo presiones políticas?
—Más que presiones los veo como litigios estratégicos, es decir, vienen y te dan los argumentos. Puedes estar de acuerdo o no con las explicaciones que te dan desde el Presidente de la República, los gobernadores, la Asamblea Legislativa, la Cámara de Diputados, la Cámara de Senadores, y puedes o no darles la razón.
¿Cree que su salida y la del ministro Juan Silva Meza vayan a significar un retroceso si no se elige a las personas adecuadas?
—La historia de la humanidad no tiene un proceso lineal. ¿Puede haber regresiones? Puede, ojalá no las haya, ojalá se siga construyendo en materia de derechos que es un camino inacabado, que nunca termina. Si la Corte va a seguir construyendo en esa línea de protección de derechos, maravilloso. Si no va a aceptar nuestras tesis y precedentes, si va a resolver de alguna otra forma diferente, pues es una Corte que no tendrá esta evolución lineal.
¿Es satisfactorio que el debate de la marihuana haya sido uno de sus temas de cierre?
—Sí, y me encantó ser partícipe y construir esta sentencia de la despenalización en el caso de la marihuana.
Sí se hiciera legal, ¿la probaría?
—No, y menos a mi edad. No me gusta decir mi edad, pero tengo 68 años. Creo que estoy más allá del bien y del mal y algunos me contestan: “No, mejor del mal”.