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politica@eluniversal.com.mx
Aunque lo tachen de “conservador”, Manuel Mondragón y Kalb, titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), advirtió que la eventual regulación de la marihuana no reducirá los índices de criminalidad que hay en el país producto del narcotráfico y, por el contrario, expondrá a niños y adolescentes a esta adicción causándoles problemas neurológicos, sicológicos y lesionando el tejido social.
En entrevista con EL UNIVERSAL reconoció que el debate sobre la marihuana es mundial, por lo que el gobierno mexicano no puede quedarse fuera y debe tomar una postura producto de un análisis profundo, sin decir no o sí a priori.
Para el comisionado contra las adicciones: “Un churro de vez en cuando a nadie asusta”, pero sus efectos para el sistema de salud y para las personas puede ser muy alto.
Agregó que participará en los debates y que, incluso, en los próximos días acudirá al Senado para advertir que la atención a los adictos a la marihuana será “muy costosa” y el Estado no cuenta con recursos económicos ni personal para hacer frente a este problema.
El presidente Enrique Peña Nieto convocó a un debate sobre la marihuana, ¿cómo ve esa idea?
—Bien, a mí me parece que el Presidente siempre ha estado en pro de la apertura y del debate, y nosotros estamos participando en él representando al sector salud. Nos compete lo que tiene que ver con las adicciones, capacidad adictiva, daños, prevención y tratamiento.
He visto que ha moderado su discurso. En noviembre de 2014 dijo a EL UNIVERSAL que no quería “un país marihuanero” y en 2015 manifestó que el gobierno no está en contra de la legalización.
—No están encontradas una cosa con la otra. Cuando yo hablé de un país marihuanero, quería decir que no haya más producción y que no se abra más el consumo a nuestra niñez y a nuestra adolescencia.
El alcohol y el tabaco tienen una adicción de 20% y la marihuana puede tenerlo de 9%, pero en los niños y en los adolescentes tiene una capacidad adictiva de 16%, y lastima y lesiona el sistema neurológico, el área sicológica, lesiona socialmente el tejido familiar y social.
¿Lo decepcionó la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al otorgar un amparo a cuatro personas para el uso lúdico de la marihuana?
—Bueno, yo la respeto. Sé que estamos entrando en un momento de actualización. Si me tachan de conservador, ni modo, [pero lo que sí sería un retroceso] es darle a los niños y los adolescentes carta abierta para su uso con todos los problemas que trae.
Además, para nada y bajo ningún concepto se va a resolver la delincuencia asociada a la marihuana. ¿Usted cree que con esto se va a resolver el crimen organizado? ¿Van a desparecer los cárteles? Esto es una utopía.
Pero Uruguay ya la legalizó y Colombia discute una iniciativa para autorizarla con fines medicinales. Hay una ola internacional, ¿no cree?
—Esto es un fenómeno mundial, lo reconozco. Hay pensadores muy respetables que tienen razones muy válidas, pero también creo que hay charlatanes que no conocen el tema, que lo ven superficialmente.
No faltará quien esté manejando esto por razones económicas, no digo nombres ni personas, cada quien que se ponga el saco.
Hay muchas voces que piden al gobierno tener una postura de mucha mayor vanguardia, adelantarse a los tiempos y no esperar una jurisprudencia
—¿Por qué debe ser así? Yo creo que el gobierno debe tomar una postura producto de un análisis profundo, de apertura y no decir no, ni decir sí a priori.
¿Para qué adelantarse? La jurisprudencia no la va a dar el gobierno, la va a dar el Poder Judicial. Y cuando haya jurisprudencia, ya el gobierno señalará la línea y tendrá que adaptarse.
Pero lo que sí tengo que ver, es que va a aumentar el consumo y se deberá dar atención a los adictos, una atención muy costosa. Y no hay dinero ni personal para brindar esa atención.
Usted dijo en alguna entrevista que no hay nada de malo en que alguien se tome un tequila de vez en cuando o fume tabaco. Si la marihuana fuera legal, ¿no habría nada de malo?
—Yo soy tabáquico, fumaba dos cajetillas al día cuando estudiaba medicina. Entonces, para qué ponerles en frente la marihuana. Un churro allá de vez en cuando a nadie asusta, pero yo estoy viendo que los niños y los adolescentes cada vez utilizan más alcohol, tabaco y marihuana. Yo no quiero eso para los niños y los jóvenes de mi país. Tengo que cuidar a mi gente.
¿Alguna vez pensó que le tocaría vivir este momento?
—No, no lo pensé, no pensé que entraríamos a este movimiento [debatir si se legaliza el uso y consumo de marihuana en México] pero pues, ni modo, nos tocó y tengo el ánimo y la emoción para dar mi verdad.