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politica@eluniversal.com.mx
La Huerta, Jal.— “Una escuela de calidad lo que necesita son techos de concreto para que ningún huracán nos deje sin clases y sin todo el material que habíamos comprado y obtenido con tanto trabajo”, afirma la maestra Gullermina Solís.
Junto con sus compañeras Claudia Aguilar y Rocío Mayte del kínder Miguel Hidalgo que se localiza en el poblado del mismo nombre en el municipio de La Huerta, Jalisco, la maestra Guille realiza una evaluación de los daños que encontró en la escuela de apenas tres salones, uno por cada grado de preescolar.
Los golpes de cinceles y sierras que cortan metal retorcido son ahora los únicos ruidos que se escuchan. En el cuarto que antes era la Dirección, efectivos del Ejército Mexicano han comenzado el retiro de los escombros.
El techo construido con vigas, láminas y tejaván está completamente destruido, dejando a 71 niños sin escuela. Este kínder es uno de los 42 planteles escolares que no regresaron a clases el día de ayer.
La supervisora de zona, Bertha Moreno Branvilla, considera que reparar la escuela tomará de uno a dos meses, por lo que busca el apoyo de las autoridades municipales para encontrar un lugar que les sirva de manera temporal.
La maestra Guille advierte que no se trata sólo de montar salones temporales, sino de recuperar todo el material didáctico y mobiliario que habían logrado obtener mediante noches de desvelo para inscribirse en el programa Escuela de Calidad.
“La estufa, el refrigerador, los juegos, el brincolín y todo el material que perdimos con la lluvia y la caída del techo no lo entregó la Secretaría de Educación Pública de manera directa, todo fue a través de proyectos que fuimos ganando durante el trabajo extramuros de fines de semana y noches de desvelo. Nada fue gratis, todo tuvo un costo y ahora no sabemos quién lo va a reponer”, lamentó.
Muchos padres de familia que han sido solidarios con las necesidades de la escuela ahora enfrentan la urgencia en sus propias casas. La maestra Guillermina sabe que al menos 15 de sus niños perdieron sus casas por causa de Patricia.
“Muchos se quedaron sin casa, se les volaron los techos o se les cayeron los muros, entonces no tienen ni ropa para mandar a sus hijos a la escuela, mucho menos van a poder comprar material para sus hijos”, comentó la profesora.
Como atiende el turno matutino en el kínder Miguel Hidalgo y el vespertino en la escuela Bicentenario de la Independencia, localizada en el poblado Emiliano Zapata, también en territorio de La Huerta, señala que también hace falta reconstruir dicho plantel. “Ojalá también fuera el Ejército a ayudarnos, porque sufrió muchos daños”, asegura.
Entre tejavanes quebrados que se mezclan con dibujos infantiles con lodo pasea Martín Ubay, un niño de nueve años que estudia cuarto de primaria. Como no tuvo clases fue a ver su antiguo kínder y ayuda a los soldados a recoger escombros y cuenta que en su casa hubo daños.
“Se nos cayó el baño y el árbol de mango; ya estuve ayudando en mi casa, estuve limpiando y macheteando el ramerío. Me da tristeza ver mi escuela así, este era mi salón”, explica, mientras señala un cuarto sin techo, lleno de libros y cuadernos casi disueltos por el agua de lluvia.