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carina.garcia@eluniversal.com.mx
El proyecto de construcción de la nueva sede del Instituto Nacional Electoral (INE) no es inamovible, tiene flexibilidad y se adaptará según las condiciones económicas e incluso políticas del país, asegura Luis Enrique López Cardiel, Coordinador Ejecutivo del Comité Mexicano para la Práctica Internacional de la Arquitectura de la Federación Mexicana de Arquitectos.
El especialista, quien fungió como coordinador técnico del Concurso Nacional de Ideas convocado por el INE para el diseño de su nueva sede, respondió a las críticas al proyecto, señalando que será el organismo electoral el que decida qué se construye y qué no, según sus necesidades. El diseño es un ideal, pero es adaptable a la realidad, expuso.
Como publicó EL UNIVERSAL en su edición de ayer, la propuesta de nueva sede del INE incluye espacios deportivos, ciclopista, terrazas y amplias oficinas para cada área y funcionario electoral.
El objetivo de la nueva sede es concentrar en el Conjunto Tlalpan, que ocupa el INE en el sur de la ciudad, todas las áreas hoy dispersas en nueve inmuebles y así resolver el problema de hacinamiento que enfrenta.
El proyecto completo, de 43 mil metros cuadrados de oficinas, en dos torres de 14 pisos, ayudaría a desahogar el hacinamiento que hoy tienen las oficinas del INE, verificables según un recorrido realizado por EL UNIVERSAL en los edificios C y D del instituto.
Ahí, los trabajadores laboran en oficinas reducidas, sin ventilación natural o aire acondicionado, y rodeados de cajas de cartón a manera de archiveros, con dificultades de protección civil e instalaciones sanitarias que tienen más de 20 años de vida y lucen deterioradas e insuficientes.
Según el INE, de 1994 a la fecha ha incrementado su personal en 61% y en proceso electoral la cifra aumenta 0.15 % adicional, lo que explicaría la ampliación de su sede.
López Cardiel comentó que con el Concurso Nacional de Ideas el INE se hizo de propuestas obtenidas gratuitamente, en una convocatoria que incluyó aspectos técnicos y artísticos, sin haber recurrido a amigos, primos o arquitectos famosos, e incluso sin emitir invitación restringida —como ocurrió con la Secretaría de Comunicaciones, para el caso del aeropuerto— a sólo tres arquitectos mexicanos y extranjeros.
Hubo varias propuestas, de las cuales se seleccionó una “con base en las capacidades de innovación y las alternativas que propuso (el ganador) para que el INE solucione sus necesidades a futuro”, señaló.