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juan.arvizu@eluniversal.com.mx
El toque de silencio que ejecuta el corneta de la banda de guerra en el Zócalo, palpa la sensible herida en el alma que dejó la devastación en la ciudad de México, hace 30 años; el redoble marcial de los tambores acompaña el mensaje de duelo que esta generación envía a los miles que murieron en el mayor desastre natural del país.
El presidente Enrique Peña Nieto ha izado la Bandera nacional en el asta monumental de 50 metros, en el emblemático ritual de duelo, y es en esos 55 segundos de corneta lastimera y escala de tambores y baquetas, en que viene el recuerdo de lo que había y se derrumbó.
Las 7:19 es una numeración significativa. Igual 8.1, que son los grados Richter del sismógrafo del 19 de septiembre de 1985. Esta vez, debido al cambio de horario de esta época, amaneció hace 26 minutos, nublado y sin viento, es cuando el presidente Peña Nieto activa el dispositivo que eleva la Bandera. Un minuto en la maniobra de ascenso, otro tanto en el descenso a la mitad del mástil.
Se oyen a lo lejos sirenas de ambulancias. Con su ulular saludan a la eternidad de los que se fueron, mueven la memoria de horas y jornadas de dolor y heroísmo social, cuando aquí no había perros de búsqueda y rescate y ahora ahí están quietas las camadas mexicanas, ya no de otros países, con un espacio en el rectángulo en torno de la Bandera y el Presidente de la República, formado con recursos disponibles por si la escala de Richter mide terremoto.
Hay de todo: tráileres con quirófanos, con cocinas-comedor; megavehículos que son centros de operaciones itinerantes cargados de equipos de comunicación de la fuerza pública; hay lanchas, unidades militares todoterreno, drones, tiendas de mando logístico, pero falta algo, los Topos. Nacidos cuando aún se movía la tierra y los edificios se desplomaban, y que rescataron a cientos de personas atrapadas en escombros, hoy necesitan invitación para pasar al rito de duelo nacional.
En 10 minutos, el jefe de Estado lleva a cabo la ceremonia de izamiento de la Bandera nacional. El clarín de órdenes indica que el Presidente sale de Palacio Nacional por la puerta central. Va con Miguel Ángel Osorio Chong (Gobernación), Salvador Cienfuegos Zepeda (Defensa Nacional), Francisco Vidal Soberón Sanz (Marina), Roberto Miranda Moreno (Estado Mayor Presidencial).
Integran también el núcleo de responsabilidad para los casos de desastre, Renato Sales Heredia (Comisión Nacional de Seguridad), Luis Felipe Puente Espinosa (Coordinación Nacional de Protección Civil), Francisco Guzmán Ortiz (Oficina de la Presidencia de la República). Fernando Suinaga Cárdenas (Cruz Roja Mexicana) es el único civil en el grupo.
Miran sus relojes y confirman que Peña Nieto es exacto al tocar el botón de ascenso de la Bandera, el cual se sincroniza con la interpretación militar del canto a la Bandera.
Presencian el momento un centenar de personas, la mayoría funcionarios. Recorre el Presidente la exposición de vehículos, equipos, grupos del Ejército, Armada, Policía Federal, coordinados para responder a una emergencia. De todo eso, de lo cual nada había hace 30 años.