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juan.arvizu@eluniversal.com.mx
Michelle Bachelet, la mujer de Estado, es sorprendida con palabras de amor que dice el presidente de la Comisión Permanente del Congreso, Miguel Barbosa Huerta, en sesión solemne en honor a ella, la presidenta de Chile, el país que le lleva delantera a México en el combate a la pobreza.
En un instante las emociones parece que dominan a la lideresa de su país, que oye al mexicano leer el poema número 15 de Pablo Neruda como remate a su mensaje de libertad, bienestar, fraternidad y amor, y felicidad, subraya Barbosa para los pueblos de América Latina.
“Me gustas cuando callas porque estás como ausente”, lee el perredista como en conversación, sentado al centro de la Mesa Directiva, frente al pleno del Senado, y Bachelet a su derecha, en una intervención sin ningún gesto de los que son usuales en los tribunos. Nada. Habla como coloquial a la presidenta que ha venido a México en visita de Estado.
Prosigue el mexicano: “… y me oyes desde lejos…”.
La presidenta de Chile ha reaccionado y de sus labios emana, como en una oración, las palabras de Pablo Neruda en exhalación tenue, estrujante de su persona: “… y mi voz no te toca…”.
Bachelet y Barbosa juntos siguen: “… Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca”.
Así, juntos, finalizan el mensaje del político de izquierda en honor de la mujer militante de la Unidad Popular, después perseguida política y exiliada y ahora en segundo mandato como presidenta de su país, que está en México en visita de Estado.
Isabel Allende aplaude. También está allí Marcia Tamburri, nieta de Salvador Allende. La comitiva de Bachelet es nutrida y con raíz en la década de los años 70, cuando hubo el exilio de chilenos, muchos a México. Desde luego, está presente el embajador Otto Granados Roldán.
Afuera del salón de sesiones, escoltas de la Escuela Naval Militar portan las banderas de México y Chile, y una banda de guerra y de música han interpretado los himnos nacionales. La comitiva de recepción a la presidenta chilena estuvo encabezada por Barbosa, acompañado por Emilio Gamboa, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, y por el presidente de la Cámara de Diputados, Julio César Moreno, y el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade.
Lo líderes de todas las fuerzas políticas están de plácemes por la vista de Bachelet, y luego del mensaje de bienvenida de Barbosa, escuchan a la dignataria sudamericana, conmovida por las palabras del senador perredista: “¡Qué hermoso!”, fue el comentario de Bachelet por el discurso del mexicano y por la oportunidad de dirigir un mensaje a la representación nacional de México.
Señala que en su himno nacional, el final dice: “O el asilo contra la opresión” y da cuenta a los mexicanos y a los chilenos que miles de mujeres, hombres y niños de su país, en México recibieron cariño, protección, apoyo”. Es la hora, dice, de agradecer “algo que jamás olvidaremos”.
Al final, Barbosa le pide firme el libro de Honor y allí, de su puño y letra escribe el deseo de “agradecer una vez más la solidaridad y amistad de Méjico (sic) con Chile”.
Luego, en el presídium se toman la foto oficial de la visita. Bachelet sale emocionada del Senado.