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Héctor Suárez está harto y loco. Harto de ver que México no ha avanzado nada y es el mismo que retrató hace 26 años con su programa “¿Qué nos pasa?”. Y loco por la obra que actualmente presenta y por los múltiples papeles que interpreta.
Ese hartazgo y “la imperiosa necesidad de creer en algo” fue lo que lo llevó a aceptar ser la imagen del Partido Encuentro Social (PES), cuyo líder, Hugo Eric Flores, aseguró a este diario que, gracias a él, conservaron el registro.
En entrevista con EL UNIVERSAL TV, Suárez advirtió que tiene a prueba al partido y en espera de que cumpla lo que le prometió al electorado. Ante esa disyuntiva, dijo que si se equivocó al recomendar al PES, no dudará en ofrecer disculpas, pero en caso de que no falle, podría postularse a un cargo de elección popular bajo esas siglas.
¿Por qué razón decidió participar y ser imagen y vocero de un partido emergente como PES?
—Por mi hartazgo, mi anhelo y mi necesidad imperiosa de creer ya en algo, de buscar la solución. Entonces, cuando me invitaron a una serie de siete conferencias, me entusiasmaron. Encontré muchos amigos profesionistas serios y sigo con la esperanza de que todo lo que se habló se lleve a cabo.
¿Diría que Héctor Suárez tiene a prueba al PES? ¿Está a prueba para usted?
—Sí, digamos que así está.
¿Le ofrecieron cargos?
—Sí y dije ‘no, de ninguna manera’. Soy actor, pero déjenme ver, déjenme palpar, ver cómo me siento, y tal vez me comprometa mucho más, estoy...
Tanteando el terreno...
—Sí, abiertamente lo digo, estoy tanteando el terreno. Deseando enormemente, anhelando que todo lo que se ha hablado se lleve a cabo. Si esto no es así, pues tendría que salirme del partido, ofrecer una disculpa a quien por mi culpa votó por él, pero ya somos adultos y todo aquel que vota rebasa los 18 años y tiene la capacidad de saber qué quiere y qué no.
Desenfadado, como es, llegó puntual a la cita. Vestía chamarra de cuero negro, camisa y pantalón de mezclilla. Costó trabajo traerlo del estado de Morelos, donde radica.
No le gusta el DF, mejor dicho, su “terrible tráfico”. Está dispuesto a usar el Metro, claro, si su fama se lo permitiera pues mucha gente lo reconocería y él sería quien ocasionaría tráfico en ese transporte.
Asegura que no recibió un centavo por ser la imagen del partido. Dijo que es una de las prácticas que deben erradicarse de la política, al convertir la administración pública en una “excelente y extraordinaria bolsa de trabajo”.
El PES es considerado una organización de corte evangélica; se preguntó al actor si coincide con esa religión. “No me interesa qué piensen de Dios, me vale gorro, no quiero meterme en eso”. Dice que cree en un Dios universal, en la Shakti, y que si decidió participar en los spots es porque quiere impulsar el cambio, “no vine aquí a rezar”.
Si el PES pasa la prueba ¿le gustaría ocupar un cargo público?
—Absolutamente sí.
¿Por ejemplo?
—No sé, cualquier puesto que sirva para ayudar, no para ayudarme, ni para servirme yo, para nada.
Una diputación, por ejemplo...
—Pues a lo mejor, no sé. Yo no nací para esto, nací para ser un buen mexicano, y lo he demostrado a través de mi trabajo. Amo mi país, por eso soy un actor marginado, no puedo trabajar libremente por decir la verdad, lo que pienso. Por haber hecho el programa ‘¿Qué nos pasa?’, he sufrido las consecuencias. Y no me doblo, no me quebraré, voy a seguir siendo el mismo; a seguir hablando lo que se me dé la gana.
Marginado, ¿qué quiere decir?
—Que tiene prohibido trabajar en México y vigilado, amenazado por teléfono. Me río, cuelgo, cambio mi número, lo vuelven a conseguir y así... yo creo que el que te va hacer daño no te avisa.