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politica@eluniversal.com.mx
El gobernador electo de Guerrero, el priístas Héctor Astudillo Flores, solicitó al actual mandatario, Rogelio Ortega, encontrar una solución al “boquete” financiero en la entidad, con el objetivo de evitar que este problema se convierta en una nueva crisis.
En entrevista con EL UNIVERSAL, explicó que ya conversó con Ortega Martínez del problema y reconoció que “esto coloca a Guerrero en el inicio de otra crisis, de la cual tengo confianza de que se va a salir. Yo creo que este asunto financiero puede salir con la ayuda y con el respaldo del gobierno federal, independientemente de lo que se puede hacer internamente en la administración actual”.
“Espero que esta crisis financiera pueda tener una salida. Espero que el gobernador pueda sentirse atendido y ayudado para que este problema no se sume a los que ya tienen el estado de Guerrero”, expuso.
Sin embargo, consideró que únicamente conversó de un déficit por 600 millones de pesos que corresponden al primer trimestre de este año, y no de las deudas acumuladas de administraciones, que suman 5 mil millones.
“Yo lo que conozco son estos 600 millones que se pagaron por plazas de maestros no reconocidas y que se espera se regrese el dinero. Así como por otra serie de compromisos por el fin de año, por aguinaldos y una serie de adeudos que tiene el gobierno del estado que concluye el 26 de octubre”, indicó.
El pasado jueves, Ortega Martínez dijo ante integrantes de la Segunda Comisión de la Permanente que el “boquete financiero” de la entidad es de 5 mil millones de pesos y urgió que la Secretaría de Hacienda libere 600 millones de pesos, correspondientes a las ministraciones del primer trimestre del año.
En el encuentro, aseguró que la situación financiera de la entidad es grave al punto de que se declararía en quiebra o se tendría que adelantar la toma de posesión de Astudillo.
Sin embargo, Eliseo Moyao Morales, secretario de Finanzas de Ortega, señaló el sábado que terminarán la gestión con un “déficit de 125 millones de pesos, que pensamos que es entendible, es manejable”. No obstante, su preocupación radica en el cierre del ejercicio fiscal 2014-2015. “El nuevo gobierno iniciará con un problema verdaderamente significativo” y estimó en 13 mil 50 millones de pesos los “pasivos históricos” que heredará.
Hasta el 27 de octubre
Astudillo Flores se negó a afirmar que este “agujero” sea producto de desvíos o de malos manejos de administraciones anteriores. “Entro en funciones el 27 de octubre y a partir de esa fecha será mi responsabilidad tomar una determinación. En este momento no podría dar una opinión porque no soy el gobernador, ya siéndolo haré lo que corresponda”.
Aclaró que no es posible adelantar la recepción del gobierno como lo propuso Ortega Martínez. “No, no es posible, porque no podemos hacer algo que no esté establecido en la Constitución que dice —en un artículo transitorio—, que es a partir del mes de octubre. Entonces, eso no se puede hacer antes, eso es por lo legal. Y por lo político, tampoco hay condiciones”.
¿Le preocupa recibir el estado en situación de quiebra?
—Hay muchos problemas en Guerrero, éste es uno más, pero yo creo que tiene salida.
Sobre los trabajos de transición, ha sostenido dos reuniones con Ortega y le entregó una propuesta para transparentar el proceso con duración aproximada de 80 días.
Dijo que independientemente del asunto financiero, lo que le parece importante, “urgente, es que el estado entre a un proceso de pacificación”, y para ello propuso “hacer una gran alianza con todos, líderes sociales, representantes de sectores productivos y organizaciones para que todos pongamos de nuestra parte”.
¿Cómo recibirá al estado?
—Es un estado con problemas, con gran cantidad de conflictos y seguramente dedicaremos un buen tiempo al inicio del gobierno para tratar de que todo vuelva a la normalidad”, finalizó.