Los comicios del domingo serán un “clamor de paz” del pueblo mexicano en contra de la violencia de la delincuencia organizada, aseguró la ex presidenta costarricense, Laura Chinchilla Miranda, jefa de la misión de observadores electorales de la Organización de Estados Americanos (OEA) para México.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Chinchilla Miranda, quien gobernó Costa Rica de 2010 a 2014 e integra el ahora opositor Partido Liberación Nacional, dijo que las elecciones permitirán al pueblo mexicano enviar un mensaje “claro y contundente” para derrotar a la opción de la violencia frente a la vía pacífica y ordenada del refuerzo de las instituciones para la solución de las controversias.

¿Cree usted que existe escenario adecuado para las elecciones?

—Resulta innegable que México libra una lucha especialmente dura y compleja contra bandas criminales en algunos puntos del país, en una fase que provoca algunos niveles de violencia. Es comprensible que, ante estas circunstancias, exista un nivel importante de angustia y de crispación ciudadana. Pero la violencia no necesariamente está generalizada; una gran porción del territorio y del electorado enfrentará estas elecciones en una situación de relativa normalidad. En aquellas regiones donde el fenómeno de la violencia y de enfrentamiento a los cárteles se padece con especial intensidad y crudeza, en este momento, de cara a la derrota de estos grupos mafiosos, México se juega mucho en estas elecciones.

Los comicios permiten a la ciudadanía mandar un mensaje claro y contundente a las mafias de que no le resulta indiferente lo que está ocurriendo. Lo digo porque cuando se habla de los problemas del crimen organizado, una de las mayores victorias de las mafias es conseguir que haya una ciudadanía indiferente, apática. Las elecciones dan una gran oportunidad de que los ciudadanos se hagan presentes al llamado y que manden un mensaje fuerte de que la situación no les resulta indiferente.

¿Serán las elecciones una ruta para que los mexicanos expresen su deseo de paz?

—Serán una expresión del clamor de paz, de eso se trataría. La derrota al crimen organizado se enfrenta por diversos medios e instrumentos, aunque resulte cruenta y generen todo el trauma que está viendo México en estos momentos por la respuesta dura, fuerte, de las instituciones policiales y hasta militares, desgraciadamente necesarias e indispensables para enfrentar el problema. La única respuesta efectiva para una solución sostenida es la ligada al fortalecimiento de las instituciones y de las actitudes cívicas de la ciudadanía.

¿Qué voluntad ha percibido de los partidos de respetar resultados?

—Hay que reconocer que, en términos comparados, México tiene un sistema electoral bastante robusto y sofisticado y que ha venido incorporando normativas adicionales, después de cada proceso electoral, en procura de ir cerrando portillos a problemas, faltantes, que muchas veces se encuentran en las estructuras electorales. Pero no hemos podido percibir, al menos en la visita preliminar (del 27 al 29 de abril pasados) a México y en las conversaciones con varios de los partidos, ninguna duda por parte de ellos en cuanto a la integridad sobre los resultados electorales.

¿Confirma usted que México dispone de la estructura para realizar unas elecciones libres, honestas y de resultados confiables?

—La normativa electoral y la calidad de las instituciones que las administran son indispensables. En este momento, por lo menos de las reuniones que sostuvimos con partidos, medios de comunicación y con las autoridades electorales del INE, del Tribunal Electoral y de la Fiscalía Electoral, no pareciera haber ninguna duda de que las instituciones han llegado a un punto de mucha madurez y de mucha robustez. Si se reconoce que hay mucha nueva normativa que pone a prueba, una vez más, al sistema y que habrá que revisar si esa nueva normativa va cumplir con las expectativas o si se requerirán ajustes posteriores. Cualquier sistema electoral por mejores normas que tenga y por más robustas que sean las instituciones que fiscalizan esas normas, va a dejar un mal sabor si no logra hacer posible que sus ciudadanos cumplan con este ritual tan importante de tener fe en las instituciones electorales. Por eso, no sólo por el deber cívico de cumplir con el ejercicio del voto, que es algo imperativo en una democracia, sino porque frente a la coyuntura que vive México, el mensaje que pueda mandar la población mexicana va a resultar bastante poderoso.

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