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Su liderazgo nació débil y va en picada. Su carácter al que califican de manso ha permitido que su segundo de a bordo, Francisco Villalobos, secretario de organización, lo rebase y sustituya en funciones importantes.
Rubén Núñez Ginez, el profesor de la Escuela Normal Experimental Lázaro Cárdenas de Putla Villa Guerrero, donde en cinco años ha ganado por su plaza como docente poco más de 3 millones de pesos, está al frente de la Sección 22 del sindicato de maestros disidentes en Oaxaca.
El maestro de frases cortas y actitud nerviosa, lidera desde hace casi tres años el músculo que da fortaleza a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en el país, y que tan sólo en el estado puede movilizar a cerca de 70 mil maestros, parar 10 mil escuelas y dejar sin clases aproximadamente a un millón 300 mil niños.
En Núñez reconocen a un líder que le ha costado mucho aprender cómo administrar y dirigir una sección tan importante. Le achacan que problemas personales y su forma de beber no le permiten atender la alta responsabilidad que tiene.
Antes de ser líder estatal, su mayor encargo era de secretario general de la delegación II-205, esto es el representante sindical en la Escuela Normal Experimental Lázaro Cárdenas y su zona aledaña. Encabezó máximo a 700 maestros.
Él no se distingue por sus dotes de orador, ni por su formación en los torbellinos políticos del magisterio oaxaqueño. Cuando se dio cuenta, Núñez se había convertido en dirigente, en septiembre de 2012, sin un respaldo de base. Fue apoyado entonces por grupos políticos, tuvo 499 votos para ser electo secretario general de un total de más de 810 sufragios. Algunos de esos bloques, al saberlo débil, jugaron a sus espaldas. Francisco Villalobos, acusan al interior, los encabeza. “Su personalidad ingenua, tranquila, mansa, hace que muchos abusen de su persona y de la estructura sindical”, señala Rogelio Vargas Garfias, líder de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), una corriente dentro de la sección.
La dirección de Núñez acumula reclamos. Lo han tachado de pactar con el gobierno y otros maestros están hartos de los métodos de coerción que los obliga a participar en marchas y obtener supuestos beneficios.