En medio de una brutal desigualdad social, México vive una regresión autoritaria y una profunda corrupción política.

Mucha gente ha dejado de creer en los partidos porque éstos sólo ven para sus intereses. El régimen político está en crisis y los partidos ya no son un cauce confiable para la participación ciudadana. En esa desafección ciudadana, el PAN ha dejado de ser útil a millones de ciudadanos que antes lo concibieron como instrumento, y no fin de sí mismo. En las pasadas elecciones el partido obtuvo su peor resultado electoral en los últimos 25 años.

Los partidos han dejado de ser bienes públicos porque “cárteles” políticos se han apoderado de ellos. Quienes ahora pretenden retomar el discurso de la renovación, han sido parte —en un pragmatismo de la peor escuela— de esta evolución hacia lo peor.

Desde esta postura he convocado a los militantes del PAN ha emprender una rebelión contra esos “cárteles” a los que he denominado el “consorcio”. No se trata de una disputa por el poder interno, sino de recuperar al PAN para los ciudadanos, como un cauce democrático y un impulso democratizador.

Que recupere su calidad moral y su misión ética, civilizatoria, para enfrentar el grave deterioro institucional que vive México. Estoy convencido que si cambiamos en el PAN, muchas cosas cambiarán en el país.

Cuando propongo ese cambio lo planteo en una doble vertiente, de rescate y renovación a la vez. Un PAN en el que los panistas volvemos a ser considerados personas, con inteligencia y voluntad libres, y no mercancía de grupos o corrientes, en donde la dignidad de cada uno es respetada y la afiliación individual implica derechos pero también una responsabilidad hacia la acción política del partido.

Un PAN en el que la búsqueda del bien común orienta todas nuestras decisiones, tanto internas como externas, con la capacidad de reconocer y enmendar errores propios y la autoridad moral para denunciar la corrupción, cáncer que corroe la esperanza nacional.

Un PAN solidario con los que menos tienen, que lleva a las políticas públicas el combate a la desigualdad que limita oportunidades y disminuye capacidades, que entiende la política como la actividad más elevada a la que puede dedicarse una persona y encuentra en el desarrollo sustentable el eje articulador de su actividad política.

Un PAN subsidiario con sus Comités Municipales, la entidad más cercana al ciudadano y a sus problemas y por tanto con recursos suficientes para acompañarle con efectividad en la búsqueda de las soluciones que le permitan desarrollarse en plenitud.

Un PAN cercano a los ciudadanos, fiel a su origen precisamente ciudadano y no corporativo, que entiende las demandas de la sociedad mexicana en estos momentos y las hace suyas, que fomenta condiciones para el crecimiento de la economía y el combate a la inseguridad pública y que hace de la rendición de cuentas una expresión de su responsabilidad como ente público.

Un PAN que ha recuperado el orden interno, que no implica sumisión a la voluntad del otro, sino debate franco, respeto a las reglas y actuar intachable de sus dirigentes y servidores públicos.

La propuesta también es un reencuentro ciudadano, con la fuerza de una renovación que libere al Partido Acción Nacional de conductas indebidas y componendas con el gobierno.

Capaz sí de concurrir y cooperar en la formulación de políticas públicas y aprobación de reformas legales que beneficien al país, pero con autonomía y fuerza moral para denunciar la corrupción, contrapesar al poder abusivo. Un PAN que vuelva ser referente ético de la política, y orgullo de pertenencia para sus militantes.

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