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México y Francia tenemos un amigo en común. Es un amigo de infancia con quien hemos forjado lazos que maduran y se fortalecen con el paso del tiempo, que se nutren de los principios y valores que nos distinguen en el concierto de las naciones, siendo el primero de ellos el respeto del derecho internacional. Ese amigo entrañable es la Organización de las Naciones Unidas.
México y Francia somos estados fundadores de esta organización ecuménica por definición, y creemos firmemente en su capacidad para articular la acción global en pos de un mundo mejor. ¿Cómo olvidar el papel audaz de Francia y México cuando el Consejo de Seguridad debatía, en 2003, sobre la forma de resolver la cuestión de Irak y muchos parecían resignarse frente al uso de la fuerza sin la sanción del sistema de seguridad colectiva? Entonces como ahora, México y Francia hacemos valer que la solución pacífica de las controversias será siempre la mejor respuesta para hacer frente a las crisis internacionales, que cada situación ha de tener en cuenta, invariablemente, el contexto cultural y social de los pueblos y el respeto de los derechos humanos. Como socios en la ONU, promovemos juntos iniciativas en cada uno de estos tres pilares.
En materia de paz y seguridad, impulsamos, en septiembre pasado, una iniciativa para establecer un acuerdo voluntario entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad que restrinja el uso del veto para actuar frente a situaciones en las que se están cometiendo crímenes de lesa humanidad. El objetivo es conseguir que la acción del consejo no se paralice por falta de unanimidad entre los cinco miembros permanentes. El veto no es un privilegio, es una responsabilidad, y estamos trabajando juntos para que, en toda circunstancia, prevalezcan consideraciones elementales de humanidad y se atiendan los dictados de la conciencia pública.
Francia y México también trabajamos de la mano para evitar el reclutamiento de niños en los conflictos armados. En 2009 y 2010, como parte de la participación de México en el Consejo de Seguridad, impulsamos la adopción de un mecanismo que ha permitido que miles de niños, reclutados de manera forzosa y en violación de las normas esenciales de protección del interés superior del niño, hayan sido desmovilizados y reintegrados a sus comunidades.
En materia de desarrollo, un tema prioritario para México y Francia es el combate contra el calentamiento global, cuyas terribles consecuencias económicas y sociales nos obligan a actuar con sentido de urgencia y unidad de propósito. México respalda sin ambages el liderazgo de Francia en la preparación de la Conferencia sobre Cambio Climático que se celebrará en París a finales de este año. La experiencia de México en la Conferencia de Cancún en 2010, en la que conseguimos restaurar un proceso roto, será determinante para adoptar un nuevo acuerdo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar a los países más vulnerables a ser parte plena de este esfuerzo global.
Por último, en el ámbito de los derechos humanos, Francia y México hemos promovido activamente, entre muchos otros temas como el establecimiento de nuevos estándares para prevenir y sancionar la desaparición forzada de personas o los derechos de las personas con discapacidad, la abolición de la pena de muerte, convencidos de que su imposición constituye una auténtica aberración.
Estamos decididos a establecer una moratoria en la aplicación de esta pena cruel e inhumana en tanto logramos abolirla. Pocas causas ilustran mejor nuestra profunda comunión de valores.
Francia y México creemos en el multilateralismo como la vía idónea para resolver los grandes desafíos del mundo. No existe aspecto de la vida del ser humano que no encuentre respuesta, de alguna u otra manera, en el vasto entramado de reglas que juntos hemos impulsado en las Naciones Unidas, nuestro amigo y nuestra “casa común”.
El diálogo fructífero que sostienen Francia y México está anclado en la convicción de ser, juntos, la gran reserva cultural de occidente.
*Subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos