Por: Marcos Muedano

En menos de 10 minutos, Édgar utiliza por segunda vez su teléfono celular. Oculto tras uno de los pilares del Palacio de Gobierno del Distrito Federal, realiza una llamada mientras se cerciora que nadie lo observa.

Después de colgar deja pasar algunos minutos y vuelve usarlo, pero en esta ocasión sonríe al tenerlo entre sus manos. Tras un llamado del jefe de sector, Édgar deja su dispositivo inteligente y se acerca para escuchar que algunos de sus compañeros son requeridos para atender un percance vial.

Al no encontrarse entre los solicitados, se acerca a uno de sus compañeros y le muestra su teléfono. Durante algunos instantes ambos lo observan y sonríen mientras hacen algunos comentarios.

Édgar es un elemento de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), comisionado a resguardar la seguridad en el primer cuadro del Centro Histórico.

Para él, el uso del teléfono celular es una práctica recurrente durante sus horas de servicio.

“No veo nada de malo, todos lo utilizamos durante las horas de trabajo para hacer más ameno nuestro servicio. Yo estaba viendo, junto con mi compañero, unas fotos que me mandaron los compañeros de otro sector. Son imágenes internas”, explica.

“Sé que no es correcto usarlo, porque puede distraernos durante un incidente. Lo mejor es no utilizarlo, pero es algo necesario, no sólo para distraernos, también para llamar a la familia o recibir una llamada o mensaje de emergencia”, argumenta.

Édgar asegura que no existe una ley que prohíba el uso del teléfono, sin embargo, algunos mandos les piden a los elementos que no lo utilicen durante el trabajo sino es necesario; sólo en caso de emergencias.

“Turnos largos no son efectivos”. Eduardo Vázquez Rossainz, consultor especializado en seguridad pública y mitigación de riesgos, considera que el buen funcionamiento de los cuerpos de seguridad depende de objetivos específicos, así como esquemas de supervisión continuos para evitar distracciones de los elementos.

“La operatividad policial efectiva requiere de asignación de consignas específicas y un esquema de supervisión que garantice su cumplimiento. El policía que cubre turnos largos de trabajo pierde atención al seguimiento de las mismas, por lo cual los objetivos no se cumplen”. explica.

Para el especialista y ex director del Centro de Comunicación, Control, Comando y Cómputo (C4) de Puebla, las largas jornadas laborales causan en los elementos agotamiento, por lo que los policías buscan “distractores” o un “momento de descanso”.

Gerardo Rodríguez, profesor de seguridad nacional y terrorismo e integrante del Colectivo de Análisis, considera que el uso de los celulares distrae a los policías de sus actividades. Sin embargo, comenta que este distractor se ha vuelto necesario ante las horas “muertas”, luego de turnos de 12 o más horas de trabajo seguidas.

“Es necesario que no tengan horas ‘muertas’ debido a las largas jornadas que cumplen, que tengan horarios más cortos para mejorar su rendimiento durante las horas de trabajo. El uso del celular los distrae, por supuesto. Se distraen de sus labores de protección que tienen que ofrecer a los habitantes”, menciona.

Reconoce que el uso de los dispositivos es un distractor, sin embargo, asegura que esto se puede evitar si las jornadas laborales se redujeran.

“Es un tema de auto control de las propias policías. No se les puede prohibir, como a ningún mexicano, el uso de sus celulares, sólo en caso de temas estratégicos de seguridad. Sería violatorio de garantías y de derechos humanos y esto va en concordancia con el tema de los horarios de los policías. Esta gente está 24, 36 o más horas trabajando fuera de su casa y la única manera de comunicarse que tiene con su esposa con su familia o papás, para resolver problemas que surgen, es a través del celular”, menciona.

“Hay mucho tiempo muerto” Carmen, policía auxiliar de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, considera que las jornadas son largas y cansadas, por lo que en ocasiones se turna con sus compañeros para poder tomar un descanso o llamar a su casa.

“Trabajo 12 horas seguidas y descanso 12. No me quejó mucho de mi trabajo, porque me gusta. Hay mucho, pero en ocasiones es tranquilo, y pues aprovechamos para platicar entre nosotros, comer o llamar a casa para preguntar por la familia. No es lo correcto, pero tenemos mucho tiempo muerto, y eso nos ayuda a hacer el trabajo más tranquilo”, cuenta.

Sergio, policía en la delegación Venustiano Carranza, reconoce que el celular es un instrumento necesario en su trabajo al comunicarse con sus mandos y compañeros de trabajo. “El celular lo utilizó para mensajearme con compañeros, para atender alguna situación de riesgo, aunque también, aceptó que lo utilizo para estar en contacto con mi familia”, admite.

Luis, policía federal comisionado a resguardar las instalaciones de la Secretaría de Gobernación, dice que el el celular “es necesario para mantenerse en contacto con su familia, porque en ocasiones tengo que cubrir turnos extras o salir de comisión”.

Eduardo Vázquez, consultor especializado en seguridad pública, considera que trabajar 12 horas o más, aumenta los tiempos y periodos en que los elementos buscan un descanso.

“Si las jornadas las trasladas a la cobertura de turnos superiores a 12 horas o jornadas de 24, la fatiga es mayor y en consecuencia los tiempos perdidos se incrementan”.

jram

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