Julián Sánchez
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Cáscara de nuez, quita multas o “patito”, son algunos de los nombres que reciben los cascos que no reúnen las características de seguridad recomendadas para disminuir lesiones en accidentes de motocicletas o bicicletas.
Lorenzo Medina, vendedor ambulante de cascos y otros artículos para motociclistas, señala que tiene disponibles de todo tipo, pues hay quien le llega a solicitar cascos de fibra de vidrio de 60, 80 o 100 pesos.
“Pero les dejo en claro que esos no sirven para andar en motocicleta o bicicleta, porque se hacen pedazos y arriesgan su vida. Yo les recomiendo de fibra de carbono, que cuestan desde mil 200 hasta siete mil pesos, o más de 10 mil. Pero les insisto en que deben pensar más en su seguridad”, comenta.
Miguel Rincón, quien tiene un año transportándose en motocicleta, reconoce que su casco no le ayudará a evitar alguna lesión en un accidente. Dice que no mejora su protección, pero no le alcanzó para comprarse uno de buena calidad y ahora por desidia no lo ha hecho.
“Con lo que gasté para la moto, la verdad ya no me alcanzó para un casco y para evitar que me estuvieran parando los de tránsito compré uno de fibra de vidrio, que me costó 350 pesos. Un amigo me vendía uno de buena marca, pero usado. Lo pensé porque tenía unos golpes y mejor quise esperar para juntar para comprarme uno nuevo”, explica.
Luis Martínez, voluntario en el área de transportes y capacitador en la Cruz Roja Mexicana, señala que no tiene datos precisos sobre cuántos accidentes de motocicleta y bicicleta atiende al mes, pero dice que en varias ocasiones los cascos se rompen, al ser de plástico o fibra de vidrio.
“Cuando le preguntamos a una persona que atendemos por algún accidente, cuando iba en su moto o bicicleta, por qué no traía equipo, nos contesta que porque es muy caro o porque no se ve bien, o algunos lo traen y no lo usan. Otros traen alguno, pero no cumple con los requerimientos y dicen que lo compran barato para librar una multa”, expresa.
Miguel Zúñiga, gerente de la sucursal Condesa de Yamaha, sostiene que un gran problema es que por ahorrarse unos pesos, muchas personas llegan a tener consecuencias terribles durante un accidente al no tener el equipo adecuado de seguridad.
“No piensan que no solamente son responsables de ellos mismos, sino también de sus familias, porque las consecuencias de un accidente afectan a los parientes, tanto económica como moralmente, por ahorrarse unos pesos compran un casco muy vulnerable y eso puede resultar en consecuencias terribles”, afirma.
Plantea la necesidad de que se conozcan algunas cosas que deben tomar como base quienes usan una motocicleta. En primer lugar que la máquina que utilizan sea acorde a sus necesidades, no la más bonita o la más costosa.
“Si van a hacer una inversión al comprar una moto, que la hagan bien gastando en su protección, con un buen casco, chamarra, rodilleras, codos y guantes”, enlista.
Detalla que una persona debe gastar, por ejemplo, en un casco mil 500 pesos, la misma cantidad en una chamarra, 250 en guantes y 300 en rodilleras.
“Eso es como lo mínimo que se pueden llegar a gastar, pues pueden haber chamarras de 20 o 30 mil pesos. Pero cualquier dinero no se compara con salvar tu vida al tener equipo de seguridad”, declara.
Seguridad, cuestión de vida
El subdirector de Seguridad Vial del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), Miguel Guzmán, así como su analista Christian Santoyo Garnica, coinciden en que los cascos deben tener las certificaciones DOT o SNELL.
Es necesario revisar que no tengan algún tallón y estar seguros de que no se han caído, si están dañados no se tiene la certeza de que vaya a servir como protección.
“La utilización de un casco que no es ‘patito’ reduce 50% la mortalidad en un percance en motocicleta, en donde a diferencia de los automóviles, el cuerpo es la carrocería del conductor”, subraya Guzmán.
Los expertos coinciden en que las lesiones no sólo se dan por no portar un casco de seguridad, sino también por la mala calidad de éste o el mal uso del mismo, o que sus dimensiones sean diferentes a las necesidades del usuario.
Guzmán y Santoyo destacan que lamentablemente sólo se tienen datos sobre el uso de cascos de protección en cinco entidades, de acuerdo con información del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Conapra).
En Guanajuato se registra que más motociclistas usan casco, con 99%. En tanto que el Distrito Federal 89%; Nuevo León 86%; Veracruz 72% y Jalisco 68%.
Información del Cesvi precisa que el parque vehicular de moticicletas ha registrado un aumento de más de 60% en los últimos cinco años, con más de un millón 160 mil unidades circulando en calles del país.
De acuerdo con información de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, en 2013 se vendieron casi 193 mil motocicletas en la república a través de ocho marcas.
Riesgo de muerte
Durante 2013, el INEGI registró en el país 41 mil 798 accidentes en los que estuvieron involucradas motocicletas, y en 915 casos los tripulantes o conductores perdieron la vida. Esto se traduce en que cada día en el país fallecen 2.5 usuarios de este transporte. La cifra total de accidentes creció en mil 114, respecto a 2012.
De acuerdo con información del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Conapra), que depende de la Secretaría de Salud, la motocicleta esta clasificada en el rubro de “usuarios vulnerables de las calles” junto con peatones y ciclistas. Se estima que 40% de las muertes en accidentes viales corresponden a este sector, además de que el riesgo de tener un accidente en motocicleta es 18 veces mayor que al conducir un automóvil.
Revela que los usuarios más vulnerables son los de motocicletas. “El aumento en este tipo de accidentes se debe a que su uso se popularizó en los últimos años, porque es un medio de transporte más barato que el automóvil”.
Fernando Suinaga, presidente nacional de la Cruz Roja Mexicana, ha señalado al respecto: “En la actualidad en México atendemos cualquier tipo de emergencias, pero sin duda los accidentes vehiculares, motocicletas, bicicletas y atropellados, se han convertido en una de las principales causas de muerte en el país”.
Mónica Itzel Bernal, quien tiene poco que inició como ciclista en las calles de la zona centro de la ciudad de México, comenta que junto con su bicicleta, se compró un casco y no dudó en adquirir uno de buena calidad, pues “no por ahorrarme un dinero y comprar uno de 100 o 200 pesos, no me vaya a servir y en un accidente me puede ir peor. Recomiendo que quien quiera andar en bicicleta, tome un curso, porque la verdad carecemos de cultura al respecto”.