El principal grupo de observación de Kenia respaldó el sábado el resultado oficial de las elecciones de esta semana, mientras la indignación de la oposición por la reelección del presidente Uhuru Kenyatta estallaba en la ciudad occidental de Kisumu y barrios periféricos de la capital, causando once muertes.
En Nairobi, una niña murió a causa de los "disparos esporádicos" realizados por la policía contra manifestantes en Mathare, dijo un testigo. El degradado barrio es leal al líder de la oposición, Raila Odinga, cuyo partido ha rechazado los resultados de la votación del martes como una "farsa".
Un responsable del Gobierno dijo a periodistas que otro hombre murió en el condado de Kisumu, centro de graves incidentes de violencia étnica postelectoral en 2007, en los que murieron 1.200 personas y 600.000 fueron desplazadas.
El hospital principal de Kisumu estaba tratando a cuatro personas trasladadas durante la noche con heridas de bala y a otras seis que fueron golpeadas por la policía, según los registros del hospital.
En Nairobi, la televisión del país mostró imágenes de unidades de la policía armada respaldadas por cañones de agua avanzando por las calles de Kibera, otro barrio pobre de Nairobi que respalda a Odinga.
La comisión electoral anunció sus resultados oficiales el viernes, dando a Kenyatta, de 55 años, otros cinco años en el poder tras obtener el 54,3 por ciento de los votos emitidos.
La coalición NASA de Odinga rechazó los resultados incluso antes de que fueran anunciados, diciendo que los sistemas de la comisión electoral habían sido hackeados, que el recuento fue irregular y que los observadores extranjeros que avalaron el escrutinio eran parciales.
Sin embargo, el principal grupo de supervisión, ELOG, que tenía a 8 mil 300 observadores sobre el terreno, dijo que su recuento de votos paralelo coincidía con el resultado oficial. El resultado proyectado de ELOG situó a Kenyatta con el 54 por ciento, frente a la cifra oficial de 54,3 por ciento.
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