Casi dos tercios de los Estados de Naciones Unidas aprobaron ayer un acuerdo para prohibir las armas nucleares tras meses de negociaciones, boicoteadas por Estados Unidos, Reino Unido, Francia y otros países que a cambio prometieron participar en el Tratado de No Proliferación Nuclear que tiene décadas de antigüedad.

Ninguno de los nueve países que poseen armas nucleares (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, China, Francia, India, Paquistán, Corea del Norte e Israel) tomaron parte en las negociaciones ni en la votación, por lo que el texto es mayormente simbólico.

El acuerdo sobre la prohibición de armas nucleares entrará en vigor 90 días después de que sea avalado por 50 países, estará abierto a ratificación a partir del 20 de septiembre.

Fue aprobado con 122 votos a favor, uno en contra de Holanda —miembro de la OTAN—, y una abstención. Los partidarios del acuerdo ven en él una realización histórica, y la votación final fue celebrada con aplausos, poniendo fin a tres semanas de negociaciones por parte de 141 países encabezados por Austria, Brasil, México, Sudáfrica y Nueva Zelanda.

Pero los Estados nucleares lo consideran poco realista, estimando que no tendrá ningún impacto en la reducción del arsenal mundial actual, de unas 15 mil cabezas nucleares.

Los embajadores de Estados Unidos, Nikki Haley, de Reino Unido, Matthew Rycroft, y de Francia, Francois Delattre, informaron en una declaración conjunta que sus países “no pretenden firmar, ratificar ni ser parte” de este acuerdo, y “por lo tanto, no habrá cambios en las obligaciones legales en nuestras naciones respecto a las armas nucleares”.

Sin embargo, la embajadora de Costa Rica, Elayne Whyte Gómez, quien presidió la reunión, afirmó: “Tuvimos éxito al sembrar las primeras semillas de un mundo sin armas nucleares”.

El acuerdo, que prevé la prohibición total del desarrollo, el almacenamiento y la amenaza del uso de armas nucleares, se aplicará sólo a los Estados firmantes. El objetivo es ejercer presión sobre las potencias nucleares para lograr el desarme.

Activistas del desarme nuclear aseguran que el texto hará más fuerte el estigma asociado a las armas nucleares y tendrá un efecto en la opinión pública.

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