Unos 200 presuntos simpatizantes del gobierno venezolano tomaron ayer por la fuerza la Asamblea Nacional y atacaron con tubos y objetos contundentes a congresistas y empleados, lo que dejó un saldo de al menos 12 heridos, en un hecho que fue condenado por la comunidad internacional.

La gente irrumpió en los jardines de la cámara, en el centro de Caracas, donde temprano hubo una sesión solemne por el Día de la Independencia, e impidieron la salida de legisladores, todos de la oposición, y de periodistas. Bombas de estruendo fueron detonadas durante la tarde frente al Palacio Legislativo. Desde las dos entradas al recinto también se lanzaban consignas contra la oposición: “¡Asesinos!”, “¡Terroristas!”, “¡No van a salir, van a tener que comerse las alfombras!”, se escuchaba entre los invasores del lugar.

Algunos manifestantes con los rostros cubiertos con telas negras sacaron pistolas e hicieron disparos al aire mientras otros lanzaban gases lacrimógenos y fuegos artificiales. En un intento por defenderse, algunos empleados del Congreso utilizaron extintores. Tras una intensa golpiza, los guardias nacionales que custodian la instalación sacaron a los manifestantes.

Luego, los manifestantes rodearon el edificio impidiendo salir, de acuerdo con el presidente del congreso Julio Borges, a unos 350 legisladores, periodistas e invitados. Tras varias horas de asedio, la gente pudo salir del recinto.

Borges dijo que cinco diputados opositores resultaron heridos, entre ellos Américo de Grazia, quien convulsionó tras sufrir una herida en la cabeza, al igual que siete trabajadores, en lo que llamó en un “episodio de vergüenza e infamia”. Williams Dávila, miembro de la Comisión de Política Exterior del Parlamento, aseguró que “cualquier pérdida de vida, cualquier agresión física es responsabilidad del presidente [Nicolás Maduro]”.

Maduro condenó el incidente y al final del desfile militar por la independencia sostuvo que “no acepto violencia de nadie” y pidió que se investiguen los hechos, que calificó de “extraños”.

Oswaldo Rivero, conductor de un programa nocturno de la televisora estatal e integrante de un grupo pro oficialista, asumió la responsabilidad de la toma de los alrededores de la Asamblea Nacional y dijo en un video difundido en Twitter que la acción forma parte de una protesta en contra de “los que nos han escondido la comida, los que están haciendo actos terroristas, los que vienen haciendo actitudes en contra del pueblo, que están saqueando, que están quemando”.

Antes, el vicepresidente Tareck El Aissami había llamado a las “fuerzas de la patria” y al “pueblo de a pie” a ir al Congreso adonde se encuentra el acta de la independencia para “tomar juramento y asumir esta proclama”.

Hasta el año pasado, los mandatarios venezolanos acudían al palacio legislativo para participar en los actos de celebración por la independencia, pero Maduro rompió esa tradición al pasar el Congreso a manos de la oposición.

Los gobiernos de Estados Unidos, de España y de Colombia, así como el embajador del Reino Unido, John Saville, condenaron los eventos violentos ocurridos en el Congreso.

El canciller mexicano Luis Videgaray dijo que la agresión al Legislativo es inaceptable. “En una democracia, la división de poderes es un principio esencial, insustituible... el que se desconozca la autoridad del Poder Legis-
lativo venezolano... es algo absolutamente inaceptable”.

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