Los alias de “La Bestia”, “El Monje”, “El Cura”, “Tribilín” o “El Loco” son insuficientes para describir al colombiano Luis Alfredo Garavito Cubillos . Más que apodo, el título ideal que se le confiere es otro: el mayor asesino serial de niños de todos los tiempos en Colombia y uno de los principales en la historia de la humanidad.
A pesar de que fue enviado a prisión con una de las más fuertes sentencias en la historia de Colombia, Garavito sabe que por haber sido procesado por el anterior aparato jurídico penal, la condena máxima es de 40 años de cárcel y podría obtener la libertad en 2023, al cumplir tres quintas partes y por factores como buen comportamiento, colaborar con la justicia, sentencia anticipada, confesión, estudio y trabajo.
Garavito ahora purga su sentencia en la cárcel de máxima y mediana seguridad de Valledupar, en el norteño departamento colombiano del César. La posibilidad de que obtenga su libertad tan pronto es rechazada por distintas instancias políticas y sociales de Colombia.
Condenado en noviembre de 2001 a mil 853 años y nueve días de cárcel por el asesinato de al menos 192 niños en Colombia, el hombre que alegó que en su infancia sufrió de la violencia de su padre, Manuel Antonio Garavito, y abuso sexual, atacó en 11 departamentos de Colombia y se tienen registros de que actuó también en Ecuador, en una carrera criminal que inició en octubre de 1992, con 35 años, y concluyó al ser capturado en abril de 1999, con 42.
Al momento de su arresto, que se registró en una región rural de Villavicencio, en el centro—oriental departamento de Meta, Garavito salió de un potrero en el que intentó abusar sexualmente y asesinar a un menor al que raptó pero que logró identificarle como su agresor tras ser auxiliado por un indigente.
En un inicio alegó llamarse Bonifacio Morera Lizcano, aunque las autoridades probaron luego su verdadera identidad y su historial de asesino en serie.
En 2009 intentó suicidarse en la celda en Valledupar al golpearse contra las rejas. Aislado de los demás reclusos, Garavito recibió un permiso para hablar seis horas diarias por teléfono (repartidas a lo largo del día) como terapia para que no intentara quitarse la vida.
El temible múltiple homicida confeso de 192 asesinatos de menores y de la violación de más de 200 en varias partes del país, con secuestros y torturas, y cuyas víctimas tenían edades que oscilaban entre los seis y los 16 años, es el mayor de siete hermanos e hijo de la colombiana Rosa Delia Cubillos.
Nacido el 25 de enero de 1957 en la población de Génova, en el centro-occidental departamento de Quindío, vivió gran parte de su vida en la localidad de Tuluá, en el vecino departamento de Valle del Cauca, donde estudió apenas hasta quinto de primaria para convertirse luego en uno más de los miles de vendedores ambulantes que proliferan en Colombia.
Un estudio de la Universidad Pontificia Bolivariana, de la ciudad de Medellín, en el central departamento de Antioquia, penetró en las características del sadismo de Garavito y determinó que, como asesino en serie, fue incapaz de tener relaciones sexuales normales en su juventud, entre los 17 y los 24 años.
“A los 12 años el mundo de Garavito se volvió aún más sombrío porque un vecino, el mejor amigo de su papá, comenzó a golpearlo, torturarlo y violarlo. Este abuso marcó su vida porque a los 15 años, después de frustrantes y desesperados intentos por tener relaciones sexuales con mujeres, comenzó a sentir atracción por otros hombres”, agregó.
En una de sus declaraciones ante las autoridades judiciales, Garavito exhibió su verdadera personalidad: “Practiqué ritos satánicos con los menores que asesiné, lo hice a mi manera, pero no quiero explicar cómo lo hice; yo hice pacto con el diablo”.
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