Más Información
Conagua: Acuerdo por el Agua contempla cambio de visión en la gestión; “deja de verse como mercancía y se reconoce como derecho", dice
Con reforma a la SSPC, la Presidenta puso a la seguridad como una prioridad: Claudia Rivera; destaca creación de Plataforma México
Sheinbaum firma con gobernadores de oposición Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua; urgente gestionarla eficazmente, destacan
Sheinbaum ante violencia en Tabasco: Estamos trabajando en estrategias; destaca coordinación de autoridades
Senado celebra registro de casi 12 mil aspirantes para elección judicial; “marca un hito en la historia jurídica", dice
Inaceptables, niveles de violencia alcanzados con la 4T: Alito Moreno; “paz y tranquilidad han sido arrebatadas”, dice
El Papa Francisco urgió hoy a todos a establecer un compromiso global para combatir de manera adecuada la “plaga aberrante” de la trata de personas , a la que calificó de “esclavitud moderna”.
Esto durante los saludos finales tras su bendición dominical con el Angelus , que encabezó asomado a la ventana de su estudio personal en el Palacio Apostólico del Vaticano y ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro.
Hablando en italiano, recordó que este día se recuerda la Jornada Mundial contra la Trata de Personas, promovida por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Constató que cada año miles de hombres, mujeres y niños son víctimas inocentes de la explotación laboral y sexual y del tráfico de órganos, y lamentó que parece haber surgido la costumbre de considerar a ese flagelo como “una cosa normal”.
“¡Esto es feo, es cruel, es criminal! Deseo llamar al compromiso de todos para que esta plaga aberrante, forma de esclavitud moderna, sea adecuadamente combatida”, insistió.
“Recemos junto a la Virgen María para que sostenga a las víctimas de trata y convierta los corazones de los traficantes”, agregó y rezó un Ave María en voz alta al cual se sumaron los fieles presentes.
Antes de rezar el Angelus, el líder católico reflexionó sobre algunos pasajes bíblicos y advirtió que el cristiano “no es uno que se priva de cuestiones esenciales” sino que ha encontrado en su fe “algo más”, una alegría que es propia del enfermo curado, del pecador perdonado y del ladrón a quien le han abierto las puertas del paraíso.
Esa alegría, siguió, “llena el corazón y la vida entera” y quienes se dejan guiar por ella “son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior y del aislamiento”.
lsm